La historia de la civilización egipcia se divide en tres periodos el imperio antiguo (2755-2255 a.C.) el imperio medio (2134-1784 a.C.) el impero nuevo (1570-1070 a.C.) y por supuesto su decadencia ala conquista de Alejandro Magno, Rey de macedonia-
Según datos disponibles en la actualidad, la administración en el antiguo Egipto llegó a ser un sistema casi totalmente estatal, cuya característica principal fue su alto grado de centralización.
Para entender mejor su sistema administrativo es conveniente analizar su geografía, donde el río nilo desempeño un papel importante dentro de la consolidación de su sistema económico, político y administrativo; además se de la fertilidad de que fue regulada más que todo por las inundaciones que provocaban los deshielos de las altas mesetas de abisinia y las lluvias periódicas que desbordaban los grandes lagos. Esta periodicidad provocaba el abono en las siembras lo cual permitió a los egipcios el desarrollo de la agricultura.
El río nilo fue también básico como medio de navegación y en sus orillas florecieron aldeas y ciudades que alcanzaron gran importancia.
Al principio el cultivo de la tierra lo hacían campesinos libres; con la estratificación social fue creciendo el poder de los terratenientes, se fueron organizando señoríos feudales, poderosos, que absorbían las tierras de los pequeños agricultores, convirtiéndolos en pequeños vasallos.
Fue en el mandato de Menes a quien se le atribuye la unificación y fundación de la I Dinastía alrededor del año 3100 a.C. la cual convirtió a egipto en un estado con una organización civil bastante evolucionada. A partir de esta época, las regiones que habían sido más independientes fueron tributarias del faraón.
Durante las siguientes dinastías y descendencias faraónicas la tierra fue trabajada en diversas formas:
§ Primero: Estados agrícolas y propiedades directas del faraón.
§ Segundo: Estados pertenecientes a los señores feudales que tenían que ceder parte de sus ganancias al faraón.
§ Tercero: Tierras que eran propiedades destinadas a los templos las cuales estaban a cargo de los sacerdotes.
En los tiempos de Ramses III Hacia el año 1200 A.C. los templos llegan a ser tan ricos que la séptima parte del territorio cultivable le pertenecía al gobierno del faraón, por esto Egipto llega a concentrar su poder en el espacio agrícola y ganadero, lo cual representó su mayor fuente de riqueza y a partir de estas actividades, favorecidas por las condiciones geográficas y especialmente por las características del río nilo, la sociedad egipcia desarrolló formas industriales sociales y artísticas.
Hacia el año 3000 A.C., existía ya una población industrial considerable, dedicada a actividades tales como la explotación de canteras, la minería, la albañilería, la alfarería, la carpintería, etc., lo cual a su vez permitió el desarrollo del intercambio comercial, por medio de la navegación y el transporte por tierra logrando así llegar al oriente, Fenicia e islas del mediterráneo.
Simultáneamente con el auge económico y social se desarrolló un sistema administrativo cuyas características pueden sintetizarse así:
Egipto en la época de los faraones se dividía en provincias o distritos deferentes unos de otros en población y tamaño. En estos distritos existía un gobernante central. Todo el gobierno lo encabezaba el faraón quien delegaba algunas funciones en sus ministros llamados visires.
El gobierno en general, tenía un objetivo: Que el país fuera económicamente fuerte y productivo.
Para asegurar este objetivo se organizó la administración con un alto grado de planificación y control de las actividades industriales, de la navegación por el rio Nilo, sus canales y el comercio exterior.
Esta planificación y control aseguraba el recaudo de los impuestos que iban al tesoro real. Todas las tierras estaban registradas en lo que podría llamarse “oficinas de catastro”, donde las contribuciones eran pagadas en ganado, cereal, vino, miel, aceite y textiles, lo cual requería grandes corrales para los animales, graneros para los granos y almacenes para los demás productos.
El recaudo de los impuestos se hacía a través de empleados locales, dependientes de los gobernadores, mientras que en las oficinas de los visires se registraban las cuentas y se elaboraban balances de ingresos y gastos. La cantidad impuesta cada año dependía de las crecientes del Nilo ya que estas regulaban la cantidad de la cosecha y la producción en general. El visir informaba mensualmente al faraón el estado de las cuentas.
La administración también se encargaba de que todos los súbditos tuvieran trabajo y medios de vida, para ello hacían censos de personas, ganados, tierras y se llevaba a cabo presupuestos para obras públicas y de interés general
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