No cabe duda de que las estrellas desempeñaron un importante papel en la antigua religión funeraria egipcia. En muchos de los Textos de las Pirámides se encuentran referencias al firmamento nocturno y las estrellas, las cuales se hallan inscritas en las pirámides reales del tardío Imperio Antiguo, mientras que los nombres de ciertos dominios reales del primer período dinástico, como el de Jasejemuy, “denominado Horus, la Estrella de las Almas”, sugieren que las estrellas debieron de haber sido relevantes en la religión funeraria incluso en tiempos anteriores. También pueden encontrarse referencias a las estrellas en un piramidión de Amenemes III originario de Dahshur, que muestra que las asociaciones estelares de las pirámides continuaron al menos hasta finales del Imperio Medio, y por lo tanto son aplicables a todas las fases de la construcción de pirámides reales.
La existencia de elementos estelares en la religión funeraria está ampliamente aceptada en la egiptología, pero es discutible hasta qué punto ello se refleja en el diseño de las pirámides. Recientemente, esto se ha convertido en materia de mucha controversia, y se han publicado varios populares libros que explotaran el vínculo entre pirámides y estrella.
Las teorías que asocian el diseño de las pirámides con las estrellas
Tienden a centrarse en las construcciones de la dinastía IV, ya que son las que mejor se conservan y, por tanto, las más conocidas, y también suelen ser las mejor estudiadas y documentadas. Sin embargo, hay muchas pirámides reales en Egipto, y las teorías más convincentes son las que pueden aplicarse como mínimo a un grupo significativo de pirámides pertenecientes al mismo período. Dada la ausencia de pruebas textuales que expliquen con detalle las practicas astronómicas de la época, resulta extremadamente difícil corroborar cualquier teoría: la probabilidad depende de lo bien que encaje la teoría con las pruebas y el contexto. Las tres principales áreas de discusión, en orden de probabilidad, son: la alineación de las bases de las pirámides con los puntos cardinales mediantes las estrellas; la alineación de los huecos de la Gran Pirámide como el punto culminante de ciertas estrellas, y la llamada “teoría de la correlación de Orión”, que interpreta la distribución de las tres pirámides de Guiza como la representación en un plano de las tres estrellas del cinturón de Orión.
La alineación de las bases de las pirámides según las estrellas
La mayoría de las pirámides están alineadas con los puntos cardinales con total precisión. Las que están alineadas con mayor exactitud son las de la dinastía IV, cuyos lados divergen de los puntos cardinales sólo por fracciones de un grado, pero las pirámides posteriores no están orientadas de forma tan precisa. Parece probable, pues, que el método de orientación estelar se usara como mínimo en la dinastía IV, porque éste habría logrado mayor precisión que un método solar y, por lo tanto, encajaría mejor con las pruebas acerca de esta gran exactitud.
Se han propuesto varios métodos estelares distintos y la opinión se halla dividida acerca de dichos métodos. Muchos de ellos emplean una o más de las estrellas circumpolares o septentrionales. En la época en que se construyeron las pirámides, ninguna estrella señalaba con exactitud la posición del polo norte celeste, de modo que la observación de una sola estrella no podría haber dado resultados precisos. Otros métodos implican bisecar el ángulo entre dos puntos situados a la misma altura o bien las posiciones más al este y al oeste en la trayectoria de una única estrella, ambos capaces de producir gran precisión. Otra posibilidad es que para la orientación se pudieron haber elegido dos estrellas situadas en lados opuestos del polo y alineadas en un plano vertical. Al desviarse lentamente la posición del polo celeste con el paso del tiempo a causa de la precesión de los equinoccios, este método resultaría en una correspondiente desviación lenta de la precisión de la orientación de las pirámides. Y de hecho, éste parece ser uno de los rasgos de las alineaciones de las pirámides de la dinastía IV, lo cual respalda a este método.
Los huecos estelares de la gran pirámide
En la gran pirámide de Quéope, en Guiza, cuatro pequeños huecos, aproximadamente 20cm, llevan hacia arriba en un ángulo que empieza en los muros norte y sur de la Cámara del Rey y de la llamada “cámara de la reina”. Estos se han interpretado tradicionalmente como huecos de ventilación, pero el descubrimiento de una puerta que bloquea uno de los huecos y el hecho de que otras pirámides no contengan aberturas similares hacen que esa función sea poco probable. La especulación sobre si los pasadizos de esta pirámide se orientaban hacia las culminaciones de ciertas estrellas se remonta, al menos, al siglo XIX. Las investigaciones llevadas a cabo por Alexander Badawy y Virginia Trimble en la década de 1960, actualizadas por Robert Bauval, sugieren que estas pequeñas aberturas están alineadas con las culminaciones de Sirio, orionis , Dracois la estrella más cercana al polo celeste en esa época y la osa menor. Dracois y Sirio fueron de incuestionable importancia para los antiguos egipcios, al igual que lo fueron las constelaciones de Orión y de la Osa Menor.
Aunque el debate sobre la naturaleza de estos huecos sigue siendo virulento, y un reciente intento de descubrir lo que yace tras la “puerta” resultó inconcluyente, cada vez más egiptólogos aceptan que tal vez estuvieran alineados con las culminaciones estelares.
La teoría de la correlación de Orión
En su libro El misterio de Orión: el histórico descubrimiento de la claves que explican el enigma de las pirámides, publicado en 1994, y en una serie de artículos relacionados, Robert Bauval propuso que la distribución de las tres pirámides de Guiza, Quéope, Quefrén y Micerino representaban las tres estrellas del cinturón de la constelación de Orión. Pero esta idea, a pesar de haber cautivado la imaginación del público y avivado un debate muy acalorado, no está aceptada por los egiptólogos.
Hay muchas razones por las que esta teoría es poco probable que sea correcta, de las cuales sólo pueden mencionarse aquí unas pocas. Con toda seguridad, la más fundamental es que la aparentemente importante distribución diagonal de las tres pirámides puede explicarse fácilmente mediante consideraciones pragmáticas. Una combinación de la topografía de la zona con la necesidad de que cada una de las pirámides se orientara al norte para tener una vista clara de las estrellas septentrionales explica la posición de las pirámides,
¿Por qué estaban las pirámides alineadas con las estrellas?La alineación de la base de las pirámides mediante las estrellas septentrionales aseguraba que estuvieran orientadas hacia el polo celeste el punto invisible en el cielo que parecía gobernar el movimiento de las estrellas y otros cuerpos celestes. Los pasadizos de entrada y salida de todas las pirámides hasta el Imperio Medio también se dirigían hacia la región circumpolar norte. Los huecos de la gran pirámide parecen estar hechos para proveer de una simbólica ruta de salida al espíritu del rey difunto, dirigiéndole hacia ciertas estrellas o constelaciones con las que esperaba ser relacionados tras su muerte. La alineación de las pirámides con las estrellas proporcionaba, por tanto, un vínculo entre el lugar de entierro terrenal del rey y el reino celestial en el cual éste pretendía pasar la eternidad en compañía del sol, las estrellas y los dioses.
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