jueves, 14 de marzo de 2013

ARTE DE EGIPTO

La historia de Egipto, su mitología, economía, política y cultura no habrían sido posibles tal y como hoy las conocemos sin la presencia del río Nilo. Este marca profundamente la vida egpicia en todos los órdenes. Las crecidas del río eran relativamente fáciles de predecir y controlar, gracias a lo cual pudo producirse una agricultura intensiva y un rápido desarrollo de la civilización. El Nilo divide al país en dos grandes zonas muy diferenciadas: al norte, el delta o Bajo Egipto, compuesto por una serie de llanuras fluviales donde pronto crecieron los núcleos urbanos. Y, al sur, el Alto Egipto, un estrecho valle situado entre montañas poco elevadas. La historia antigua de Egipto termina con la llegada del Islam en el 641 d.c. Antes de que ocurra este hecho el pasado egipcio abarca varios grandes períodos: el predinástico, en el que se incluyen las dinastías I y II (4.500 a.c. y 2.365 a.c.) ; el imperio antiguo (2.365 a.c.- 2.154 a.c.); el imperio medio (2.061 a.c.- 1.552 a.c.); y el imperio nuevo (1.552 a.c.- 1.069 a.c.). Con posterioridad al imperio nuevo se produce una serie de sucesivas invasiones que culmina con la conquista por el Islam. A este período se le conoce como la Baja Época (1.069 a.c.- 641 d.c.).
PERIODO PREDINASTICO
El yacimiento más antiguo del Bajo Egipto que se ha hallado en el delta del Nilo pertenece a la cultura del Fayum A (4.300 a.c.- 3.800 a.c.). Al sur del país, en el Alto Egipto, florece la cultura Guerzeense (3.500 a.c.- 3.000 a.c.), que mantiene contactos con Oriente Próximo y Mesopotamia. El Alto y Bajo Egipto son en realidad agrupaciones de multitud de pequeños pueblos independientes con dos unidades políticas superiores o dos reinos. Aunque se habla de un mítico patriarca unificador llamado el rey Escorpión, la realidad es que los dos reinos fueron reunidos por Menes o Narmer, quien funda la importante ciudad de Menfis. Menes inicia la I Dinastía (3.000 a.c.- 2.890 a.c.), que, junto con la II (2.890 a.c.-2.686 a.c.), son conocidas como dinastías tinitas, por tener como capital la ciudad de This o Thinis, en el Alto Egipto. Desde el principio, los faraones reclaman su condición de dioses o, por lo menos, de enviados de los dioses para mantener la unidad territorial. También muy tempranamente se establecen una compleja burocracia y una rígida jerarquía social en la que destacan el visir o máximo gobernante, y la casta de sacerdotes encargados de los numerosos cultos politeístas. En lo que respecta a las artes, sobresalen las mastabas, tumbas de notables que prefiguran, aunque muy de lejos, las pirámides. En toda obra arquitectónica egipcia se emplean como materiales básicos el ladrillo, el adobe o la madera, y muy poco la piedra. Son muy interesantes también las artes de la escultura y el relieve. Durante la II Dinastía encontramos ya las primeras representaciones características de los faraones, como la de Khasekhem los relieves no se desarrollan de preferencia sobre muros, sino en objetos más pequeños, como la paleta de Narmer, o en estelas funerarias, donde se registran datos del muerto, como la de Uadyi.

Paleta de Narmer, I Dinastía
Decorada por ambas caras, en una de ellas aparece este faraón con la corona del Alto Egipto y en la otra con la del Bajo Egipto. Destaca ya el tamaño sobrenatural del faraón, que derrota a sus enemigos. A la derecha encontramos a Horus, dios del cielo encarnado en halcón, que agarra a otro prisionero con seis tallos floridos que representan los 6.000 prisioneros hechos por Narmer. Contrasta con esta evidente exaltación política la figura del siervo que lleva las sandalias del faraón.
IMPERIO ANTIGUO
Comprende las dinastías III (2.635 a.C.- 2.570 a.c.), IV (2.570 a.c.- 2.450 a.c.), V (2.450 a.c.-2.290 a.c.) y VI (2.290 a.c.- 2.154 a.c.). Después una profunda crisis social y política empieza el Primer Período Intermedio (2.154 a.c.- 2.040 a.c.), en el que se suceden las dinastías VII a X, con gobernadores civiles más poderosos e independientes respecto al faraón. En la dinastía III sobresale el faraón Zoser (2.635 a.c.-2.615 a.c.), cuyo visir Imhotep es un genial arquitecto que inventa la columna de piedra, aunque adosada al muro. Imhotep llegará a ser adorado como un semidios, patrono de la ciencia y de la medicina. Con él avanzan todas las artes, pero especialmente la arquitectura, que sienta desde entonces el precedente de las famosas pirámides con la llamada pirámide escalonada de Zoser. La evolución de las pirámides continúa bajo el faraón Snefru, que inicia la dinastía IV, continúa en Meidum -donde destaca también un conjunto de pinturas de aves y Dashur. Este arte arquitectónico alcanza su máxima expresión con el mítico Keops (2.553 a.c.-2.530 a.c.), hijo de Snefru, y con sus sucesores directos Kefrén y Micerinos. Las tres pirámides egipcias, que han pasado a formar parte de los más famosos monumentos de la historia de la humanidad, fueron realizadas en la necrópolis de Gizeh, acompañadas por la Esfinge. A este período de esplendor siguen las dinastías V y VI, se asienta una herejía que adora al dios solar Re, y crea obras como el templo de Nauserre en Abu Gurab. En escultura, con la dinastía IV se llega a una época importante. Si bien apenas quedan imágenes de Keops, abundan las de Kefrén y las de Micerinos, por lo general muy solemnes e impersonales. Por el contrario, durante las dinastías V y VI la escultura está definida por un gran naturalismo, con obras como el retrato de Ka-aper, el escriba sentado y la familia de Seneb.
 
Fresco de las ocas, Meidum (IV Dinastía)
El color se emplea en Egipto más como medio descriptivo que expresivo; por ello, no hay gradaciones de color y no se intenta crear sombras. La línea es elegante y el dibujo está consagrado a la descripción naturalista de las especies de aves.
IMPERIO MEDIOEn este apartado se incluyen el Imperio Medio propiamente dicho, que abarca las Dinastías XI y XII (2.061 a.c.- 1.785 a.c.), y el Segundo Período Intermedio, al que pertenecen las Dinastías XIII a XVII (1.785 a.c.- 1.551 a.c.). Es Mentuhotep II (2.060 a.c.-2.010 a.c.), rey de Tebas, quien logra reunificar Egipto y devolver la paz al territorio, lo que inaugura el Imperio Medio. Sin embargo, algunos síntomas de debilidad al final de la Dinastía XII son aprovechados por los hicsos, pueblo procedente del Próximo Oriente, que inician el Segundo Período Intermedio. El Imperio Medio aspira a recobrar el esplendor del Imperio Antiguo, para lo cual se intensifica la centralización de los recursos y se fomenta el culto a las artes. En arquitectura abundan las realizaciones de speos e hipogeos; entre estos últimos sobresale el mausoleo de Mentuhotep II en Deir el-Bahari. Durante la dinastía XII se crea el interesante conjunto urbanístico de Kahun. La escultura observó durante las primeras décadas una superior calidad entre los artistas del norte, que contaban con los modelos presentes en Gizeh, Abusir o Saqqarah. Empero, a partir de la Dinastía XII parece unificarse la calidad, con un estilo naturalista y obras mucho más humanas y amables. Los faraones más destacados de esta dinastía, Sesostris III y Amenemhet III cuentan con numerosos retratos en bulto redondo. Como ejemplos notables de escultura en relieve podemos mencionar los situados en el conjunto de templos de Assuán.
 
Sesostris III, Museo de Luxor
(Dinastía XII)

En sus numerosos retratos los artistas egipcios culminan una tendencia a rechazar la idealización y a mostrar, en cambio, rasgos fisonómicos concretos, como la fealdad o la vejez. A diferencia del Imperio Antiguo, en donde el faraón siempre aparece representado con facciones jóvenes y perfectas, por ser considerado un dios, en este retrato aparece un faraón anciano y con signos de cansancio. Estos retratos anuncian ya lo que será el arte naturalista de la corte de Akhenatón.
IMPERIO NUEVOComprende las Dinastías XVIII, XIX y XX, que se desarrollan entre 1.551 a.c. y 1.064 a.c. Tras el caos que define el Segundo Período Intermedio, Ahmosis I reunifica de nuevo el país y refuerza el centralismo, hasta tal punto que sienta las bases para la posterior expansión exterior, militar y comercial. En esa misma dinastía XVIII hay que destacar a la reina Hatshepsut (1.490 a.c.-1.468 a.c.) y Amenofis III (1.402 a.c.- 1.364 a.c.), cuyo hijo da paso a la crisis religiosa encarnada en Amenofis IV (1.364 a.c.-1.347 a.c.). Ante el creciente poder de la casta sacerdotal, que proyecta su influencia incluso sobre los mismos faraones, Amenofis IV rechaza el politeísmo y opta por adorar a un solo dios, Atón. Él mismo cambia de nombre y se convierte en Akhenatón, que quiere decir "útil a Atón". Su yerno y sucesor más famoso es Tutankhamón, que restablece el politeísmo y el culto a Amón, como refleja su propio nombre. La gran época de expansión exterior comienza con la dinastía XIX, con Seti I pero, sobre todo, con Ramsés II. En cambio, la siguiente dinastía -los Ramésidas- se enfrentan a las agresiones exteriores de los libios y de los Pueblos del Mar.

LA DINASTIA XVIII
La gran época de la arquitectura religiosa egipcia, es la Dinatía XVIII situada preferentemente en Tebas, cerca de Deir el-Bahari. En este lugar se encuentran el Valle de los Reyes, donde están enterrados todos los faraones desde la dinastía XVIII a la XX, excepto Amenofis IV o Akhenatón, y el Valle de las Reinas, en el que yacen las esposas e hijos de los faraones. Por lo general, las tumbas -más pequeñas en el Valle de las Reinas- siguen el mismo esquema de pasillo descendente, habitación, antecámara y cámara funeraria. Entre los templos se destacan el de Amón en Karnak, el de Luxor y el de la reina Hatshepsut. De esta misma época son los Colosos de Memnón. En tamaño algo más reducido, aparecen los retratos de Tutmosis III y el de la reina Teye, que preludian el sorprendente arte naturalista de la corte de Akhenatón.
 
Retrato de la reina Teye
Museo de Berlín

Fue realizado en ébano, que resalta los rasgos físicos de esta mujer procedente del África negra. Teye había pertenecido al harén de Amenofis III y acabó siendo su esposa. En su rostro se aprecia la combinación de belleza en las facciones y de inteligencia en la mirada.
AKHENATÓN Y EL PERÍODO AMARNIANO
Amenofis IV reina entre 1.364 a.c. y 1.347 a.c. sustituye el politeísmo y el culto a Amón por el de Atón, el dios que aparecerá representado por el disco solar. El soberano crea una nueva capital, Tell el-Amarna, a más de 200 kms. de Tebas, y cambia su propio nombre por el de Akhenatón, "Útil a Atón". Se casa con Nefertiti y forma con ella una corte llena de lujos y alegría de vivir. Este período, el amarniano, concluye con su reinado: al ser una religión vitalista no ofrecía soluciones para la otra vida, a la que estaban muy ligados los egipcios. Su yerno, Tutankhamón, restablece el politeísmo y el tradicional culto a Amón. Akhenatón promueve un arte que refleja la vida cotidiana a través de relieves y pinturas murales, y que, ajeno a toda idealización, describe con fidelidad el mundo exterior.
 
Relieve de Semenkhare
Museo de Berlín

Representa una escena íntima de Semenkhare, el primer sucesor de Akhenatón, y su esposa Meritatón. En ella se ve reflejado el ambiente elegante y refinado de la corte amarniana, donde predominaba la naturalidad. Hay una complejidad al tratar los velos de los vestidos, tan sinuosos como los mismos cuerpos.
LOS RAMÉSIDAS
Dinastías XIX (1.305 a.c.-1.196 a.c.) y XX (1.196 a.c.-1.119 a.c.)
Es la época de Ramsés II (1.289 a.c.-1.224 a.c.) , el faraón más importante de la historia de Egipto, que devolvió la grandeza a su patria con expediciones triunfantes a Siria o Nubia. Tanto él como su esposa Nefertari promovieron las artes de forma extraordinaria. Intervino en el templo de Luxor, levantó el Rameseum en Abidos y los templos en Abu Simbel. En la dinastía XX destaca el reinado de Ramsés III, última figura importante del Imperio egipcio, que logra resistir el ataque de los libios y de los Pueblos del Mar. Durante este período el arte se hace repetitivo y académico, pues se tuvo que esculpir mucho y deprisa a fin de decorar las inmensas tumbas del Valle de los Reyes y muchos templos.
 
Gran templo de Abu Simbel
Es un speos, cuyo pilono, en lugar de estar exento, está tallado en la roca. Delante del pilono vemos las cuatro figuras colosales de Ramsés II en postura sedente; entre ellas se localiza la única entrada al templo. En la sala hipóstila y en otros espacios del templo se suceden los relieves con batallas del faraón.
DE LA ÉPOCA BAJA AL ISLAM
Durante las Dinastías XXI a XXXI (1.080 a.c.- 332 a.c.), Egipto pierde todas sus posesiones en el exterior y, aún más, se ve amenazado por invasores extranjeros, conscientes de la debilidad egipcia. La dinastía XXVI, de los Psaméticos, cede en 525 a.c. ante los persas, que dominan el país hasta la conquista de Alejandro Magno en 341 a.c. Se establece en Alejandría una nueva capital que adquirirá gran prosperidad cultural y, al fallecer Alejandro, uno de sus generales macedonios, Ptolomeo Sóter (367-283 a.c.), inicia una dinastía que produce interesantes obras arquitectónicas, como el Templo de Edfú, y escultóricas, como las llamadas Cabezas verdes. El último gobernante de la dinastía fue Cleopatra (Cleopatra VII Filopator), que cede el poder ante el Imperio romano en el año 30 a.c. De esta época es la Piedra Rosetta, descubierta en época de Napoleón Bonaparte en 1799. Se trata de un bloque de basalto negro con una inscripción en tres escrituras -griego, jeroglífica y demótica o egipcio vulgar-, descifradas por el francés Jean Champollion, arqueólogo que permitió comenzar a descifrar los jeroglíficos. Egipto se convierte entonces en importante provincia del Imperio Romano hasta el año 395 de nuestra era. Con la fragmentación del Imperio queda bajo la órbita de Bizancio, con lo cual se inicia la forma específica de Cristianismo que conocemos como Copto. Esta época desarrolla un arte muy peculiar, que, a partir del año 614, tendrá que convivir con la llegada del Islam.

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