La antigua sociedad egipcia estaba muy jerarquizada, con grandes desigualdades sociales. En el extremo de la pirámide social estaba el faraón , garante del orden sobre el caos e intermediario directo de los dioses. El faraón era el amo y señor de Egipto, pues le fue confiado por los dioses. Por ello, es dueño absoluto y único de la tierra y sus productos. Tiene privilegios reales (transporte, comercio), una posición de monopolio económico, y dispone sobre el botín procedente de las empresas guerreras y también de las riquezas minerales de las posesiones en el exterior. Nombra todos los cargos importantes de la administración y está investido del supremo poder jurídico.
El estado egipcio era una monarquía absoluta. Todo lo que se hacía en el país se atribuía al soberano. Las leyes y los decretos eran promulgados por él. Además, el faraón era el comandante supremo del ejército.
La vigilancia sobre el ejecutivo en el país estaba en manos del visir. Durante el Imperio Antiguo y Medio sólo hubo un visir para todo Egipto. Sin embargo, en el Imperio Nuevo el visirato se dividió. Además del visir del Bajo Egipto, con sede en Menfis, actuaba el visir del Alto Egipto, con sede en Tebas. A finales de la época ramésida una parte de las tareas del visir pasó a la administración del templo de Karnak, con lo que el visirato perdió importancia. El visir, como representante del rey, era el segundo hombre más poderoso de Egipto en la jerarquía social. De él dependía la administración del país, del registro, censo, el mantenimiento de los canales, y la administración de los ingresos del estado. En la tumba del visir Rekhmira (TT 100), de la época de Tutmosis III, queda una pintura que muestra la oficina del visir . EN el interior de la sala, están ordenados en filas de a diez los empleados públicos de la oficina. Entre ellos dos personas son conducidas ante la presencia del visir (que no aparece en esta imagen). Posiblemente son los “Diez del Alto Egipto”, que en el Imperio Medio estaban inmediatamente bajo las órdenes del visir.
El control de la productividad del trabajo y la distribución de los materiales constituían una de las tareas más importantes de la administración egipcia. En la tumba de Ipuki (TT 181), de la dinastía XVIII, puede verse una escena que se desarrolla en la casa del tesoro del faraón. Un escriba supervisa la pesada de anillos de oro y de plata. En los platillos de la báscula están colocados unos anillos de oro y las pesas.
Los escribas estaban bien posicionados socialmente. Al fin y al cabo, en una sociedad mayortariamente analfabeta y muy burocratizada al tiempo, sus servicios eran imprescindibles. Además, un buen escriba no sólo era aquel capaz de leer o escribir en jeroglífico o cualquiera de las escrituras egipcias (hierático, demótico), sino también aquel que tenía conocimientos de geometría, geografía, etc., es decir, alguien preparado para solucionar los problemas de logística, etc. que se pudieran presentar.
El ejército se nutría de civiles durante el Imperio Antiguo. Posteriormente fueron sumándose mercenarios y soldados profesionales. Cada diez hombres formaban una escuadra a cargo de un jefe. Cinco escuadras hacían una compañía, y dos compañías una unidad. Toda la unidad dependía del jefe de la primera escuadra de la primera compañía. Los nubios servían casi siempre como arqueros La vida del soldado debía ser muy dura, según narran algunos textos. Sólo los generales estaban bien posicionados socialmente, y el faraón les entregaba tierras por sus servicios.
La vida de los egipcios se ha podido estudiar bien para el Imperio Nuevo a partir de la información hallada en Deir el-Medine. La vida de estos hombres transcurría casi exclusivamente en su aldea apartada del valle del Nilo o en su lugar de trabajo. Es un ejemplo casi excepcional y tal vez no sea representativo del resto de Egipto, pero es del que más información tenemos. Las personas recibían del estado todo lo necesario para su sustento y un salario preestablecido que servía para la manutención de la familia. Una elección libre del oficio apenas era posible, pues generalmente el hijo seguía el oficio del padre.
Los hijos de los funcionarios se enviaban a las escasas escuelas estatales, donde aprendían a leer y escribir. Tampoco existía la libre empresa. Egipto no tenía una economía de libre mercado sino una economía centralizada. Los salarios de los obreros de Deir el-Medine permanecieron sin apenas cambios a lo largo de la historia. Recibían el salario en especie. Las monedas, que se introdujeron en Grecia en los siglos VIII y VII a.C., no aparecerán en Egipto hasta mediados del siglo IV a.C. , para el pago del salario de los mercenarios griegos. Posiblemente, estas primeras monedas, de las que se han conservado muy pocas, fueron acuñadas en Menfis. La acuñación de moneda a gran escala se impuso en Egipto sólo a partir de la conquista de Alejandro Magno en 332 a.C.
Para que nos hagamos idea de los salarios de los trabajadores de Deir el-Medine, baste decir que los dos capataces y el escriba recibían mensualmente 2 sacos de cebada y 5,5 sacos de trigo. Los obreros comunes recibían 4 sacos de cebada y 1,5 sacos de trigo, y los aprendices sólo 1,5 sacos. Otros que trabajaban como peones aún recibían menos. Un saco contenía 77 litros de grano. El deben era la unidad para la medida del peso, siendo equivalente a 91 gramos. Se puede decir que un obrero recibía en promedio cereales por valor de 7 deben de cobre, mientras que un capataz recibía 9,5 deben.
¿Qué costaban las cosas en relación al salario medio? Ya hemos indicado que un capataz de Deir el-Medine, persona muy bien posicionada en la jerarquía del trabajador de ese poblado, cobreba 9,5 deben de cobre al mes. Un pollo costaba 1/4 deben, un trozo de pastel 1/40, las cestas o amuletos sencillos costaban 1 deben, los cofres para la ropa 5 deben, una silla hasta 8 deben y una cama 20 (más de dos sueldos de un capataz!) . Un cerdo podía costar 7 deben, un asno 30, una vaca 140. Las camisas de paño corriente costaban a 5 deben, pero un vestido lujosos podía salir por 60 deben. Como vemos, para el egipcio de a pie, muchas cosas eran simplemente inalcanzables.
También la muerte salía cara. Un ataúd normal podía salir por 200 deben, y una máscara funeraria por 40 deben. Un sarcófago, naturalmente, era muchísimo más caro. Los obreros modestos tenían que gastar como mínimo 200 deben de cobre en un sepelio, es decir, unos 30 sueldos. ¿Qué pagaría el rey? En relación al salario de un obrero, muchísimo. Sólo el ataúd interno de Tutankhamón, de 110 kg de oro, tendría un valor equivalente a 35,000 sueldos de un obrero.
Las riquezas de Egipto se almacenaban en su mayor parte en las cámaras del tesoro real, que eran los centros neurálgicos de la economía. Los salarios de los obreros de Deir el-Medine, por ejemplo, procedían de aquí. En la tumba de Neferrenpet, un funcionario de la casa del tesoro del reinado de Ramsés II, podemos ver una representación de la misma . En estas casas no sólo se almacenaban piezas valiosas de metales nobles y piedras preciosas, sino también ropa, aceites, cosméticos y otros productos.
La agricultura era una de las bases de la economía egipcia. La fertilidad del valle del Nilo permitía obtener varias cosechas al año. El trabajo de los agricultores estaba muy reglamentado, debiendo hacerse entrega de todos los excedentes a los almacenes centrales, de los que a su vez obtenía el agricultor la semilla para la siembra. La agricultura era una labor de hombres.
Cuando el grano estaba maduro, acudían los agrimensores para calcular la extensión exacta de los sembrados. Los escribas anotaban las medidas, a partir de las cuales se determinarían el importe de las cantidades a pagar. El agrimensor llevaba como distintivo de su cargo un rollo de cuerda utilizada para medir, provista de nudos a distancias regulares. La cosecha y el transporte de grano se reproducen en el registro inferior. En el registro medio se mide el grano suelto con medidas de áridos, tománose nota del resultado.
El monarca cedía a los funcionarios de mérito y a sus parientes tierras para que las pusieran en explotación. Como a la tierra pertenecían también los que vivían en ella, el rey era al mismo tiempo propietario del medio de producción llamado fuerza de trabajo. Sólo a finales del Imperio Antiguo un número importante de familias de funcionarios accedió a la posesión de las tierras. Este desarrollo continuó hasta el Imperio Nuevo, de modo que el rey fue perdiendo el control de muchas tierras.
En una tumba de Elkab, del reinado de Tutmosis III, encontramos representadas diversas actividades económicas supervisadas por un nomarca, es decir, por un gobernador de provincia Paheri, el dueño de la tumba, ostentaba un alto cargo en la administración regional. Sus competencias estaban en el sur de Tebas y abarcaban los nomos de Esna y Elkab. En su tumba, Paheri ordenó que se representaran algunas de las actividades relacionadas con su función. Entre ellas estaba la supervisión de los trabajos agrícolas y muy en especial las tareas relacionadas con la recaudación de impuestos, como el recuento de ganado, y el almacenamiento de las entregas de grano en el granero de la provincia a su cargo.
El Nilo y sus regulares crecidas a partir del mes de julio, fue muy bien utilizado por los antiguos egipcios. Egipto era el don del Nilo, según el autor griego Herodoto. Pero este don sólo fue posible gracias al laborioso trabajo de los egipcios, que por medio de canales y presas pudieron hacer aprovechable aquella fuente de riqueza. Para extraer agua de los canales y subirla a un nivel más alto, los egipcios inventaron el shaduf . Desde el Imperio Nuevo el shaduf aparece en las decoraciones murales de las tumbas. Especialmente se utilizaba para la irrigación de jardines y huertos. A un extremo de una larga viga apoyada en un travesaño se fija una contrapesa de piedra. En el otro extremo cuelga un recipiente que se introduce en un canal. A partir de la época ptolemaica se introdujo el tornillo de Arquímedes, que se accionaba girando un manubrio a mano. Cuando había que regar fuera de los canales, no quedaba otra opción que cargar con tinajas de agua , para regar una a una todas las plantas.
Cuando las aguas de la inundación se habían retirado tenía lugar la siembra. Esto ocurría de mediados de octubre a noviembre. Se cultivaba trigo de dos granos y cebada de seis, con la que se hacía la cerveza. En los meses de abril y mayo se recogía la cosecha y se guardaba en silos. También la horticultura era importante en Egipto. Los huertos egipcios estaban rodeados por muros y eran cruzados por canales a modo de tablero de ajedrez. Junto a los estanques había arbustos, palmeras datileras, palmitos, acacias espinosas, algarrobos, tamariscos, sauces, laureles y, sobre todo, árboles frutales con higos, granadas o mandrágora. Se cultivaban cebollas, puerros, ajos, lechugas, alubias, lentejas, calabazas, melones, y también plantas medicinales, especias como comino, enebro, coriandro) y plantas oleaginosas como ricino, sésamo y cártamo. La uva garnacha se daba bien en el delta y en los oasis, así que se cultivaba en viñas. Una vez recogida la uva se pisaba para extraer el jugo
En cuanto a la ganadería, también de gran importancia en Egipto, lo principal era la producción de leche y carne. Son muchas las escenas de ganadería que aparecen representadas en las tumbas egipcias. También las aves tenían un papel importante en la alimentación egipcia, sobre todo los patos.
La mujer egipcia tiene el título de “señora de la casa” . Esto nos muestra donde centraba su trabajo y su tiempo. El cuidado de los niños era una de sus tareas principales , como madre. El hombre era responsable del mantenimiento de la familia. Estaba obligado a sostener a su mujer y a los hijos. Generalmente los matrimonios eran monógamos, pero en caso de no tener hijos podía admitirse otra mujer en la casa. En ese caso, la myor parte de las veces era un esclava, aunque sus hijos tendrían el mismo estatus legal que su madre.
En muchos casos la mujer estaba equiparada legalmente al hombre. Así, le era posible realizar contratos, actuar ante los tribunales como parte de la acusación o testigo, asumir la tutela de un niño y legar sus propios bienes. Sin embargo, sólo podía transmitir las posesiones de su marido a sus hijos como usufructuaria, ya que el derecho de herencia estaba limitado a los parientes cosanguíneos. Tener de cinco o diez hijos no era inusual, pero la mortalidad infantil era elevada
En la producción de tejidos trabajaban predominantemente las mujeres , lo mismo que en otras tareas de elaboración. El grano lo molían generalmente las mujeres y exclusivamente a mano.
En muchas ocasiones las mujeres son representadas en escenas de banquete . En ellas podemos ver no sólo cómo comen, sino también realizando otras cosas, como cantar, bailar o maquillarse. Habían mujeres dedicadas a la música y a los ejercicios acrobáticos
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