lunes, 4 de marzo de 2013

FARAONES EN MARTE


En 1971 la Mariner 9 había captado unas fotografías en la región Elyseum donde los ufólogos y afines veían claramente pirámides de tres caras de origen no natural y de un tamaño 13 veces mayor que la gran pirámide de Giza en Egipto que es de unos 150 metros. En la época de efervescencia piramidal, esto supuso el nacimiento de los monumentos marcianos. Los conspiranoicos habían descubierto faraones marcianos.



En 1976 la Viking 1 mandó una curiosa imagen obtenida sobre la región de Cydonia. En un comunicado a la prensa del JPL fechado el 31 de Julio, se decía: “Esta imagen es una de las muchas tomada por el orbitador Viking 1 sobre terrenos de latitud norte de Marte en busca de un lugar de aterrizaje para la Viking 2. La imagen muestra una forma de meseta erosionada. La gran formación rocosa del centro, que parece una cara humana, está formada por sombras que producen la ilusión de ser ojos, nariz y boca. El rostro mide 1.5 Km. de largo y está iluminado por el Sol con un ángulo aproximado de 20 grados”.

La imagen había sido tomada el 25 de Julio desde unos 1873 Km., era de baja resolución y estaba salpicada de motas negras que correspondían a errores de transmisión. De hecho uno de los píxeles negros hacía de agujero nasal. Los autores del comunicado pensaron que la gracia de la cara levantaría el interés de la prensa y el público por la misión. No fue muy acertado a la vista de lo que ocurrió después. La declaración desestimando el interés de la figura por considerarla un efecto de luces y sombras desató la paranoia del mundillo de los ufólogos: “NASA estaba encubriendo el descubrimiento del milenio”.
Ahora, cerca de la ciudad de las pirámides, los conspiranoicos veían además una cara esculpida por una civilización marciana: “La Cara de Marte”. La revista Ancient Astronauts no perdió el tiempo. En el número de Enero de 1977 la revista comparaba la Cara de Marte con la Esfinge que acompaña a la pirámide de Giza en Egipto.
En 1979 Vincent DiPietro, ingeniero eléctrico y Gegori Molenaar, informático, hicieron una reconstrucción estereográfica de mayor detalle de la Cara. Descubrieron además otra pirámide a unos 25 Km. al sur-suroeste del monumento, esta vez de cinco caras (que bautizaron como Pirámide D & M). En 1981, cansados de la indiferencia de NASA, publicaron de sus propios bolsillos “Unusual Mars Surface Features (Elementos insólitos de la superficie de Marte)”.
Probablemente la cosa se hubiera olvidado como otros miles de noticias sensacionalistas si no hubiera sido porque Richard C. Hoagland, un divulgador que justamente en aquella época cubría la misión Viking para la revista American Way, topó con el libro de D & M. Hoagland, intuyendo filón, escribió “The Monuments of Mars: A City on the Edge of Forever” (1987), donde popularizaba las ideas de D & M y rellenaba el resto con especulaciones y nuevos misterios sobre la Cara y la civilización de faraones marcianos que la construyó. Más un plus de relaciones matemáticas chuscas entre la distribución de los monumentos marcianos y sus equivalentes terrestres en Egipto.
Los conspiranoicos pensaban que las imágenes de mayor calidad de la Mars Observer proporcionarían las pruebas definitivas a sus teorías. Por eso cuando en 1993 se perdió contacto con la nave, se organizó una manifestación de martemaníacos frente al JPL. La Mars Observer no había fracasado, se trataba de “un subterfugio del gobierno para poder estudiar la cara sin tener que hacer públicas las imágenes. Se estaba encubriendo a la opinión pública la existencia de vida inteligente en Marte”.
En el Weekly World News, otra revista del nivel de Ancient Astronauts, el 14 de septiembre de 1993 se podía leer: “¡Nueva fotografía de la NASA demuestra que los humanos vivieron en Marte!” (en este tipo de revistas es norma editorial que todo vaya con admiraciones o dobles admiraciones). La supuesta fotografía según los redactores había sido tomada por la Mars Observer. Lamentablemente la nave no llegó a orbitar Marte. Según la revista, “la información se ocultaba para evitar el pánico mundial.” Pero parece ser que a los editores el pánico frente a las ventas les traía al pairo.




Secuencia de fotografías de la Cara de Marte: Fotografía de la Viking 1 de 1976, una imagen de la Mars Global Survayor (MGS) de 1998 y la última imagen del MGS tomada en el 2001.





NASA consideró que era necesario acallar las especulaciones con una prueba contundente. Así que el 5 de abril de 1998 la Mars Global Survayor obtuvo una imagen de la Cara desde 450 Km. de altura. Fue transmitida, procesada y expuesta públicamente en Internet el día 6 de abril. Esta vez la imagen era en alta resolución (10 veces mayor que la tomada por la Viking) y la luz provenía de otra dirección. El resultado fue muy distinto.
La imagen mostraba, sin lugar a dudas, que se trataba de una meseta erosionada y descartaba definitivamente la hipótesis de construcción artificial. ¿Definitivamente? No para todos. La Cara de Marte está localizada a 41 grados de latitud norte marciana, donde era invierno en abril de 1998. Como se observa en la fotografía, estaba nublado. Tal vez esas nubes ocultaban los detalles de la Cara. “No vale”, sentenciaron los conspiranoicos.
El equipo de Michael Malin encargado de la Mars Orbiter Camera (MOC) volvió a tomar otra fotografía el día 8 de abril del 2001. Era un día de verano y despejado de nubes en Cidonia. “Debimos girar la nave 25 grados para centrar el área en el campo de visión de la cámara” explicó Jim Garvin, científico jefe del Programa de Exploración de Marte de la NASA en aquel momento. “El grupo de Malin tomó una fotografía extraordinaria utilizando la máxima resolución de la cámara.”
Cada píxel en esta imagen equivalía a 1,56 metros, una resolución extraordinaria comparada con 43 los metros por píxel de la mejor de las fotos tomadas por la Viking. “Por regla general, los objetos se pueden distinguir cuando la imagen digital es 3 veces el tamaño del píxel. Por consiguiente, si hubiera objetos en la fotografía tales como aviones sobre el terreno o pirámides semejante a las egipcias, o aun casas pequeñas, ¡podríamos reconocerlas fácilmente!”, comentó Garvin.
La imagen volvió a demostrar claramente una forma geológica natural. Ahora el entuerto estaba deshecho. ¿Se rindieron ante la evidencia los conspiranoicos? En un golpe de astucia genial algunos encajaron los hechos: “La Cara no es una escultura. No lo es ahora, pero lo fue hace 20 años cuando la fotografió la Viking 2. La única explicación posible es que durante ese lapso ha habido una conflagración entre ejércitos marcianos y La Cara ha sido destruida en la batalla. ¿Qué más prueba de ello que la nueva imagen?” Sencillamente genial.




Las sucesivas misiones seguirán descubriendo más y más monumentos marciano-faraónicos. ¿Qué es aquel extraño montículo captado por las cámaras de la Pathfinder? ¡Dios mío! Es una Esfinge!.


 Jim Garvin, no ve una cara en la imagen, y se toma el asunto con deportividad. Propone a los conspiranoicos amantes del montañismo marciano un recorrido, marcado en la imagen, de aproximadamente de 5.5 Km. superando un desnivel de 350 metros. Dificultad: fácil al inicio y a medio camino, con algunas secciones muy inclinadas. “Lleve bastante agua y oxígeno”, recomienda.

Caras by the face
Como demuestran los casos de la misión Pathfinder o el monolito de Fobos (ver imágenes), no debemos esperar cordura por parte de los conspiranoicos a medida que la exploración espacial avance. A la “pareidolia” hay que añadir nuestra disposición evolutiva a sustraer orden del desorden. De hecho existe un marco matemático que intenta explicarlo. Se denomina teoría combinatoria de Ramsey. La idea de fondo es que el desorden completo es imposible.
En el programa de televisión Cosmos, Carl Sagan apelaba a la teoría de Ramsey sin saberlo. Sagan nos decía que levantáramos la cabeza al cielo y buscáramos, digamos, ocho estrellas en línea. Dado que las encontramos, existe la tentación de pensar que fueron puestas allí artificialmente, como señales de una ruta comercial interestelar, por ejemplo. “Bueno”, decía Sagan, “si uno mira un grupo suficientemente grande de estrellas, puede encontrar casi cualquier cosa que quiera”. Eso es la teoría de Ramsey en acción.
En 1998 la Mars Global Surveyor tomó fotografías a alta resolución de la superficie de Fobos. En la imagen SP255103 se observa una formación inusual. Sin embargo, Mr. Efrain Palermo, amante de “2001: una Odisea en el Espacio” , tiene clara la interpretación: visto desde la superficie de Fobos observaríamos un monolito.

Por supuesto disponemos de más ejemplos de caras. La misión Apollo 15 fotografió una cara fumando en pipa sobre la superficie lunar. Desde luego eso no tiene el glamour de los faraones marcianos y ni siquiera los conspiranoicos le han sacado punta. De las propias fotografías enviadas por las Viking tenemos otro par de ejemplos: un smiley y el perfil de la rana Gustavo. Como comentan David Galadí y Jordi Guitiérrez: “Por ahora, nadie las ha empleado para argumentar el origen marciano del movimiento acid-huse o del show de los teleñecos”.
Sea como fuere, lamentablemente la Cara de Marte se ha convertido en un símbolo de la cultura pop. Hoagland fue premio IgNobel en 1997 por “identificar rasgos artificiales en la Luna y Marte, incluyendo una cara en Marte y 10.000 grandes edificios en la cara oculta de la Luna, a pesar de ello ha seguido con su negocio particular y la quinta edición de su libro vio la luz en 2001. La Cara aparece cada dos por tres en periódicos, programas de radio e incluso protagoniza una reciente película de Hollywood. Hasta en los sellos podemos encontrarla. ¿Qué podemos hacer? Ya lo dijo Groucho Marx: “Nunca olvido una cara, pero con la suya haré una excepción.”

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