El cuerpo de Tutankamón fue sepultado en el Valle de los Reyes, cerca de la actual Lúxor. Este lugar estaba protegido por una montaña sagrada que parecía tragarse al Sol cuando este se ponía. En la antigüedad, este extraño suelo funerario estaba envuelto de mucho misterio y misticismo. Los artesanos que trabajaban ahí eran separados de la sociedad y llevados a una aldea remota en el desierto.
Mantener en secreto la ubicación de las tumbas era esencial, ya que muchas personas arriesgaban su integridad física e incluso la vida con tal de robar los tesoros sepultados en los recintos de descanso eterno de sus ancestros reales. Las tumbas contenían riquezas inimaginables, así que muchas de ellas fueron saqueadas. Afortunadamente, la tumba de Tutankamón pasó desapercibida por muchos siglos y con el tiempo fue olvidada.
Gracias a que quedaron escondidos en cámaras funerarias, muchos objetos suntuosos -como grandes altares de oro y magnpificos sarcófagos- perduraron intactos. En la escondida tumba del rey niño, Carter pudo encontrar, incluso, objetos frágiles como baúles con ropa -entre otras cosas, túnicas con bandas bordadas- y reliquias familiares entre las cuales estaba un mechón de pelo de su abuela. Todos los hallazgos, desde la máscara funeraria hasta las guirnaldas florales encontradas sobre la momia de Tutankamón, son invaluables para comprender la vida de este enigmático faraón.
En la actualidad, Egipto sigue utilizando recursos de amparos en el litigio contra los museos más importante del mundo, para que todos los hallazgos sean regresado a Egipto. Pero Inglaterra , Francia y Alemania, siguen negándose, ya que consideran que es un tesoro de la humanidad que debe estar repartida por el mundo y no de exclusividad de Egipto.
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