Egiptólogos de la Universidad de El Cairo, liderados por el profesor Salima Ikram, aseguran que al momento de su muerte, en 1323 a.C., el faraón se encontraba librando una lucha religiosa contra las huestes de su primo, Akhenatón, que reivindicaba un retorno al antiguo culto solar del dios Aton.
Tutankamón se oponía a ese revisionismo en la doctrina y en la práctica. Fue atropellado por una carroza, se quebró una pierna y murió a causa de la infección. Según los científicos egipcios, los sacerdotes de su culto habrían decidido la momificación (con el pene a 90 grados) al solo objeto de provocar terror si su tumba era descubierta.
¿Por qué? Porque en esa posición, el único dios del panteón que era enterrado era Osiris, el dueño del inframundo. Por supuesto, no se descarta que ésta también sea la razón por la cual durante siglos circuló la leyenda de que quieran descubriera el sarcófago quedaba condenado a muerte.
Casualidad o no, quienes llegaron hasta la recámara de Tutankamón, fueron muriendo, uno a uno, a lo largo del siglo pasado. Aparentemente, durante la momificación se tomó la decisión de no sólo embalsamar el pene en erección, sino también cubrir el cuerpo del rey en un líquido negro -de color similar a la piel de Osiris- y retirarle el corazón.
Los textos religiosos afirman que el corazón de Osiris fue retirado por su hermano Seth y enterrado por separado.
Según Ikram, la teoría cobra consistencia por el hecho de que las decoraciones de su tumba eran únicas y mostraban al rey como si fuera el propio dios, mientras que en otros túmulos, los reyes aparecen abrazados por Osiris.
El pene erecto evoca a Osiris en su momento más poderoso y regenerador, y es una característica de los símbolos por excelencia del renacimiento y la resurrección creada en honor de Osiris, explicó el científico, aún conmovido.
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