La cronología de la Historia del Antiguo Egipto, fundamentalmente en
los primeros periodos, ha sufrido profundas modificaciones a lo largo
del tiempo, como consecuencia de los continuos descubrimientos
arqueológicos realizados en numerosos lugares de Egipto.
Las fechas de los reinados de los faraones son aproximadas y sólo tienen
suficiente rigor a partir del siglo séptimo antes de Cristo.
Esta página es sólo de apoyo y referencia a otras, para dar una visión
general de lo que opinan algunos historiadores, egiptólogos, o
universidades, respecto las fechas estimadas de las dinastías del
antiguo Egipto. Por eso se denomina "cronología comparada".
Su fin principal es reflejar que las fechas dependen de la escuela, o
tendencia de quien escribe un libro, pudiendo variar de un texto a
otro.
Esta variación comienza con solamente algunos años en el último período,
puede llegar a una década al principio del Imperio Nuevo y casi a un
siglo para el comienzo del Imperio Antiguo.
CRONOLOGIA FARAONICA
El primer problema que se presenta al estudiar la cronología es que
los antiguos egipcios no utilizaron un único sistema para fechar. No
tenían ningún concepto de una era similar al Ab urbe condita romano, el
Anno Domini cristiano o la Hégira musulmana, ni siquiera algo parecido
al concepto limmu usado en Mesopotamia. Por lo tanto fuerzan al
cronólogo a compilar una lista de faraones, determinar la duración de
sus reinados, y ajustar los posibles interregnums o corregencias. Esto
conduce a otros problemas:
Todas las listas Reales de Egipto son totales pero faltan partes del
texto (por ejemplo, el canon Real de Turín), o bien el texto está
completo pero no proporciona una lista completa de reyes, aunque solo
falte un período corto de la historia egipcia.
Hay información sobre el mismo reinado que está en conflicto en diversas
versiones del mismo texto; el historiador Manetón es conocido solamente
por referencias que a él hicieron escritores posteriores, tales como
Eusebio de Cesarea y Sexto Julio Africano. Desafortunadamente las fechas
para un mismo faraón varían a menudo substancialmente dependiendo de la
fuente intermedia.
Para casi todos los reyes de Egipto carecemos una cuenta exacta sobre la duración de sus reinados.
SINCRONISMOS
Una manera útil de trabajar sobre estas lagunas de conocimiento es
encontrar sincronismos cronológicos. En las últimas décadas se han
encontrado muchos, con distintos grados de confiabilidad.
Sincronismos con otras cronologías. El más importante es con las
cronologías asirias y babilónicas, aunque también se utilizan los que
hay con los hititas, Palestina antigua, y en el período final con Grecia
antigua. El más antiguo de tales sincronismos aparecen en el siglo XV
a. C. durante el período de Amarna, época de la que se conserva una
cantidad considerable de correspondencia diplomática entre los reyes
egipcios Amenhotep III y Ajenatón con varios monarcas del Oriente Medio.
(véase la Cronología del Antiguo Oriente Medio.).
Sincronismos con las inscripciones referentes al entierro de los toros
Apis, que comienzan en el reinado de Amenhotep III y continúan en los
tiempos de los Ptolomeos, aunque falta información entre Ramsés XI y el
año vigésimo tercero de Osorkon II. La poca documentación encontrada en
el Serapeum también aumenta las dificultades al usar estos expedientes.
Sincronismos astronómicos. El mejor conocido de éstos es el ciclo de
Sotis y el estudio cuidadoso de éste condujo al egiptólogo Richard A.
Parker a afirmar que las fechas de la dinastía XII se podrían fijar con
precisión. Investigaciones más recientes han debilitado esta teoría,
cuestionando muchas de las suposiciones habituales del ciclo de Sotis, y
haciendo escépticos a algunos expertos.Por ejemplo, Donald B. Redford,
para fijar las fechas del final de la décimo octava dinastía ignora el
ciclo de Sotis, confiando en los sincronismos entre Egipto y Asiria y
con ayuda de observaciones astronómicas.
Hay que destacar vários períodos fundamentales dentro de la cronología egipcia:
PERIODO PROTODINASTICO (3200 - 3065 a.C. aprox.)
Egipto se encontraba dividido en varias provincias o nomos que acabaron agrupándose formando dos reinos:
El Alto Egipto situado al sur, con capital en la ciudad de
Hieracómpolis. Adoraba a la diosa buitre Nejeb. Al rey se le
representaba con una corona blanca.
El Bajo Egipto, al norte, tenía la capital en Buto y adoraba a la diosa cobra Uto. Su corona era roja.
Con el paso de los años el Alto Egipto sometió al Bajo Egipto,
unificando todo el territorio. El rey unificador fue Narmer, que la
tradición identifica con Menes ciñó en su frente la corona unificada,
iniciándose la época de los faraones.
El arte del relieve, muy antiguo en Egipto, se plamó en una gran
diversidad de objetos, especialmente en las paletas cosméticas, que en
este período aumentan de tamaño y presentan sus dos caras esculpidas, y
las mazas ceremoniales que adquirieron forma piriforme.
El rey Narmer, para conmemorar la victoria mandó realizar una paleta. En
una de sus caras (imagén de la izquierda) el rey, representado con la
corona del Alto Egipto somete a uno de sus enemigos agarrándole la
cabeza. Así mismo se simboliza la victoria del Alto Egipto sobre el Bajo
Egipto a través de un halcón que agarra una cabeza enemiga que surge
como un tallo más del jeroglífico de la tierra con seis tallos de
papiro.
En esta cara de la paleta (imagen de la derecha), el faraón aparece con
la corona roja del Bajo Egipto, desfilando ante él cuatro
portaestandartes que se dirijen hacia la escena de los prisioneros
decapitados. Con esta escena se completa la narración de la victoria del
Alto sobre el Bajo Egipto.En la parte central pueden verse dos hombres
barbudos sujetando con una cuerda los cuellos entrelazados de los
caballos. La intrepretación que da el egiptólogo inglés Gardiner es la
simbología de la unión del doble país, del norte y del sur.
PERIODO TINITA (3065 - 2686 a.C. aprox.)
Una vez producida la unificación de Egipto por Narmer, se inicia la
1ª dinastía tinita por su sucesor Aha. Los soberanos tinitas, llamados
así por ser originarios de Tinis, establecieron de una manera sólida y
duradera las bases de la administración central y provinical,
esforzándose por mantener la unidad política y administrativa del Alto y
el Bajo Egipto.
Menfis fue establecida como capital del Estado. Este período comprenda las dinastías I y II.
Los reyes de la dinastía I se hicieron construir dos series de tumbas,
una mastaba en Saqqara, necrópolis de Menfis, y otra en Abido,
necrópolis cercana a Tinis. Se ha supuesto que la razón pudiera ser que
la complejidad teológica hiciera preciso que los reyes tubieran dos
tumbas. Sin embargo los faraones de la dinastía I fueron enterrados en
Abido.
Las bases ideológicas de la nueva realeza estaban intimamente ligadas a las divinidades, entre otras al halcón Horus.
IMPERIO ANTIGUO (2686 - 2173 a.C. aprox.)
Comprende las dinastías III, IV, V y VI. La capital se fija
definitivamente en Menfis, cerca de la que se encontraban las necrópolis
de Saqqara y Gizeh.
Durante este período la monarquía alcanzó su máximo apogeo, apareciendo el faraón como centralizador del poder.
Los faraones, reconocidos como hijos de Ra, eran también eminentes jefes
espirituales. Egipto estaba muy abierto al mundo exterior, manteniendo
fructíferas relaciones comerciales. Este período supuso la eclosión de
la civilización egipcia.
Bajo la VI dinastía se inició el declive de esta etapa brillante, debido
en parte al poder cada vez mayor de los sacerdotes heliopolitanos y de
los altos funcionarios.
La escritura se convierte en herramienta básica de los funcionarios.
Se construye la pirámide escalonada del rey Dyoser (Zoser), primer
monumento de piedra tallada conocido. Esta pirámide, junto con las de
Gizeh y Abusir dan testimonio de un dominio técnico y de un
afianzamiento del poder político.
Las primeras tumbas de los egipcios, llamadas mastabas, eran de forma
rectangular; Imhotep, visir y arquitecto del faraón Zoser, superpuso
seis mastabas de tamaño decreciente para construir la pirámide
escalonada.
Las primeras pirámides fueron escalonadas (dinastía III). Esnofru
intentó convertir en pirámide perfecta una escalonada, pero acabó
derrumbándose parcialmente; se la conoce como la "falsa pirámide". Fué
Keops el primero en constriuir una pirámide perfecta, de grandes
dimensiones. La pirámide de Sahure (dinastía V) en Abusir es la primera
que solo emplea piedra tallada para el revestimiento exterior y se
rellena de piedra y cascote con la finalidad de reducir costes, puesto
que ya se iniciaba una época de decadencia debido al creciente poder del
clero sobre la monarquía.
Durante la V dinastía, con Keops, Kefren y Micerino, las pirámides alcanzaron su máxima magnitud y perfección.
Proliferan los textos esculpidos en las paredes de las cámaras funerarias y en los muros de las mastabas.
Se realizaron estatuas de faraones de tamaño natural y tríadas, en las que el soberano aparece junto con dos divinidades.
La escultura privada se caracteriza por un mayor realismo que la
estatuaria real. Esta expresaba la grandeza de los faraones y su austera
dignidad. La primera obra maestra fué la estatua de Zoser. La de Keops
sentado en su trono y protegido por el halcón señala un apogeo.
Los faraones se pusieron bajo la protección del dios Re (Ra), llamándose
"Hijos de Re" en uno de sus títulos. el faraón se identificó con el
dios Horus y empieza a surgir con fuerza Osiris.
En este período se pasó de enterrar en una mastaba a hacerlo en una
pirámide. Este dificio se vincularía con el culto solar; simbolizaba una
escalera porla que el faraón subía al cielo y por donde los rayos
solares se extendían sobre la tierra.
A partir de la dinastía V se esculpen en las tumbas de los faraones los
Textos de las Pirámides, conjunto de fórmulas destinadas a facilitar al
difunto la ascensión al cielo. El derecho a la vida en el más allá,
privilegio de los faraones, se extendió también a los funcionarios.
PRIMER PERIODO INTERMEDIO (2173 - 2040 a.C. aprox.)
Dinastías VII a XI. En este período el país sufrió una revolución
social, dejándole en la anarquía y la recesión económica. Los nomos se
separaron del Gobierno Central y el país comenzó a desmembrarse.
Penetran pueblos extranjeros en el Delta. La capital se traslada a
Heracleópolis. El poder político y administrativo se fragmenta en dos
centros: Heracleópolis y Tebas. Las dinastías IX, X y XI gobernaron
paralelamente desde estos dos Centros. Las dos primeras desde
Heracleópolis y la última desde Tebas.
Esta decadencia se vió reflejada también en el arte, excaso de
representaciones y de estilo tosco y ausencia de grandes monumentos.
Osiris se convirtió en este período en el más popular de los dioses.
Destacaron también los dioses tebanos Montu y Amon. La dinastía XI dió
la supremacia relegiosa al dios Amón.
Los Textos de las Pirámides, reservados a los faraones, se transformaron
en Textos de los Sarcófagos, asequibles a cualquier persona con poder
adquisitivo alto.
IMPERIO MEDIO (2040 - 1786 a.C. aprox.)
La unificación de Egipto se produjo por el faraón Nebhepetre
Mentuhotep II después de la toma de Heracleópolis y de la expulsión de
los libios del Delta, iniciándose el Imperio Medio.
Comprende las dinastías XI y XII.
Los reyes de la dinastía XI trasladaron la capital a Tebas, y esta a su
vez fue trasladada por los monarcas de la dinastía XII primero a Ittauy y
posteriormente a Illahum (El-Lahún).
Los nuevos soberanos se esforzaron por restablecer el prestigio de la
monarquía y la autoridad del Estado. Eran vistos como el mediador entre
los hombres y los dioses. Destacaron en esta época los faraones Amenemes
III y Sesostris III.
Las relaciones con el pueblo fenicio prosperaron, los países del
mediterráneo se sometieron a la hegemonía egipcia. La penetración
africana llegó hasta la tercera catarata. Se desarrolla una política de
defensa de las fronteras, levantándose en el NE una cadena de murallas
denominada "Muro del príncipe".
Una crisis dinástica, así como las grandes invasiones indoeuropeas que
modificaron el mapa de Oriente Medio, socavó la estabilidad del poder
egipcio.
Se construyen las pirámides con materiales perecederos. En los templos se extendió el bajorrelieve polícromo.
Las tumbas de hipogeo van sustituyendo a las mastabas.
Resalta el realismo en la escultura privada, mientras que se mantienen
dos tendencias en la escultura oficial: una tendencia idealista
descendiente del Imperio Antiguo, y otra más realista heredera del arte
provincial del Alto Egipto.
Aparecen en este período las denominadas estatuas cubo y, aunque
iniciadas en el Imperio Antiguo, abunda más en este período las
esfinges.
El Imperio Medio supone el cénit de la literatura egipcia,
consolidándose los Textos de los Sarcófagos y escribiéndose la Historia
de Sinuhé.
El dios Amón se erigió como protector de la monarquía y en torno al él
se organizó un verdadero sincretismo de estado. Su alianza con el
poderoso dios del sol Ra relegó a las demás divinidades a hipóstasis del
dios Amón-Ra.
Tan solo el dios Osiris permaneció al margen de este sistema y se
transformó en el dios funerario de todos, mientras su lugar santo de
Abydos adquirió un enorme prestigio político y religioso.
SEGUNDO PERIODO INTERMEDIO (1786 - 1552 a.C. aprox.)
El Segundo Período Intermedio incluye desde la dinastía XIII hasta la
XVII. Este período ha sido considerado como una época de desorden.
Durante el reinado de Amenemes III, en el Imperio Medio, se fueron
estableciendo pacíficamente en la zona del delta grupos semitas. Primero
trabajaron como mano de obra barata, y más tarde llegaron a ostentar
cargos de responsabilidad.
Estos semitas son los antecesores de los gobernantes hicsos (dinastías XV y XVI).
Los faraones de las dinastías XIII y XIV fueron perdiendo poder,
llegando la frontera por el sur hasta Elefantina y en el delta eran los
hicsos los verdaderos dominadores.
Los faraones de las dinastías XIII y XIV gobernaron desde la zona del
El-Fayum (Ittauy) o del Delta (Xois). Los hicsos establecieron su
capital en Avaris y los faraones de la dinastía XVII la establecieron en
Tebas.
Los faraones hicsos respetaron las costumbres egipcias, llegando a adoptar nombres egipcios para su titulación real.
Hacia 1630 a. J.C. se constituyó frente a los hicsos la XVII dinastía
tebana, cuyo fundador fué Inyotef V. Pero fué Amosis, rey tebano
perteneciente a esta dinastia, el que expulsaría a los hicsos de Egipto,
inaugurándose así el Imperio Nuevo.
En este período el arte sufre un retroceso y decadencia. Los hicsos se
limitaron a imitar los modelos egipcios, e incluso a usurpar estatuas de
sus predecesores.
En el campo de la música los hicsos aportaron nuevos instrumentos.
Los hicsos adoptaron a Set como dios protector y lo asimilaron a Baal, su dios principal, dedicándole un tempo en Avaris.
La dinastía XVII conservó las costumbres egipcias, haciéndose enterrar
en tumbas excavadas en la roca con sarcófagos antropomorfos. Dichos
sarcófagos se decoraban principalmente con plumas y se denominaron
sarcófacos rishi.
IMPERIO NUEVO (1052 - 1069 a.C. aprox.)
Comprende las dinastías XVIII, XIX y XX, significando el período de mayor esplendor de Egipto.
La dinastía XVIII vive la reunificación de Egipto y la expulsión de los
hicsos. Egipto, libre del invasor hicso conoció un período de
realización política, cultural y religiosa.
Los sucesores de Ahmosis, fundador de la dinastía XVIII, primero
devolvieron a Egipto su poderío exterior, después de los primeros
soberanos, Tutmés III (Tutmosis III) y Amenofis II (Amenhotep II)
conquistaron un imperio que se extendió desde la cuarta catarata del
Nilo en sudán, hasta el Eufrátes, y que incluía el Próximo Oriente bajo
una hegemonía egipcia protectora.
Tutmés III sentó las bases de una administración de las provincias del
imperio. Tutmés IV desarrolló a continuación una verdadera diplomacia
internacional que estableció poco a poco un derecho consuetudinario que
regía las relaciones con los diversos países del gran imperio.
Amenofis I (Amonhotep I) estableció la capital en Tebas y ensanchó las
fronteras del país. Pero en este período, la capital pasó de Tebas a
Ajetatón, luego a Menfis y volvió a Tebas.
El excesivo poder que había cobrado el clero de Amón fué una de las causas que provocó la revolución amarniense.
La revolución más decisiva se produjo cuando Amenhotep IV, en su cuarto
año de reinado paso a llamarse Ajetatón (Akenatón) y trasladó la
capital de Tebas, morada del dios Amón, a Ajetatón (actual Tell
el-Amarna), ciudad consagrada al dios Atón.
El general Horemheb ocupó el poder a finales de la dinastía XVIII y lo
legó a Ramsés I, fundador de la dinastía XIX en la que destacan las
figuras de Seti I y Ramsés II, padre e hijo.
Seti I atacó a los hititas inaugurando una política de tomar como
prisioneros a los hijos de los jefes. Luchó contra los libios y explotó
las minas de oro en Nubia. Edificó el templo de Osiris en Abydos, donde
hizo esculpir una lista con los Reyes desde Narmer hasta su reinado.
Ramsés II es posiblemente el faraón más importante de toda la historia
de Egipto. Luchó contra los hititas con quienes firmó un período de paz.
Colonizó Nubia y fue un gran constructor además de un gran militar.
Fundó una nueva capital en Pi-Ramsés en el Delta.
En la dinastía XX destaca Ramsés III que tuvo que hacer frente a la
invasión por tierra y por mar de los denominados pueblos del mar.
El Imperio Nuevo acaba con la muerte de Ramsés XI, con la división del
poder entre el visir Esmendes en el Delta y Herihor como sumo sacerdote
de Amón en Tebas, iniciándose el Tercer Período Intermedio.
Se produce el apogeo de la arquitectura real, levantándose los grandes templos de Karnak, Luxor, Abido y Abu Simbel.
Amenofis II inició la construcción de la necrópolis del Valle de los Reyes, con las tumbas como máxima expresión artística.
En este período sigue estando presente la fuerza en la escultura, a la que se suma la gracia y la dulzura de las faciones.
Es de destacar el carácter colosal de las esculturas en esta época,
fundamentalmente de los faraones, representados generalmente de pie con
una pierna avanzada o sentados, posiblemente para resaltar el poder y la
gloria del rey, así como su carácter divino.
Amón fué el dios de la monarquía. Los faraones se declaraban hijos de Amón.
El Imperio Nuevo vivió una época de cambios muy profundos. Donde más se
notó la revolución amarniense fué en la religión. Bajo el reinado de
Ajetatón el único dios era Atón, el disco solar. Se prohibió el culto a
los demás dioses, y el rey era el único profeta con lo que se
suprimieron todas las castas sacedotales.
Tras esta revolución de Ajetatón, los sacerdotes de Amón y los militares
pusieron en el trono al joven Tutankhamón que restauró el culto al dios
Amón.
Durante el Imperio Nuevo el clero de Amón-Ra aumentó considerablemente sus riquezas y su prestigio.
TERCER PERIODO INTERMEDIO (1069 - 664 a.C. aprox.)
El final del Imperio Nuevo se produce por la ruptura de la unidad
política del Estado; los grandes sacerdotes gobernaron el Alto Egipto,
conservándose las estructuras faraónicas en el Bajo Egipto.
Este período comprende las dinastías XXI a la XXV.
La capital se trasladó a Tanis desde donde se gobernó la zona del Delta.
Herior, gran sacerdote de Amón en Tebas, impuso su poder sobre la
monarquía en el Alto Egipto y fué el primero de la dinastía tebana
formada por los Grandes Sacerdotes de Amón, quienes basaban su poder en
los oráculos del dios.
En el 945 antes de J.C. los libios llegaron al trono. Mantuvieron la
capital en Tanis, que fué también lugar de enterramiento de los reyes.
Reunificaron el país y recuperaron el poder sobre los sacerdotes
tebanos, poniendo fin a la coexistencia de las dos dinastías (faraones y
grandes sacerdotes).
Sesonquis I, que inauguró la época libia, llevó a cabo campañas en
Israel, tomando Jerusalén y mantuvo contactos comerciales y diplomáticos
con Fenicia, continuándose por sus sucesores.
Durante el reinado de Sesonquis II se dividió el reino egipcio.
Petubastis I se proclamó rey, con capital en Leontópolis, fundando la
dinastía XXIII, mientras que Sesonquis III continuó en Tanis.
La inestabilidad política fué una constante durante este período,
afectando negativamente a la sociedad. Uno de los hechos expresivos era
el robo de tumbas. Para evitarlo los faraones dejaron de enterrarse
lejos de la capital y fueron inhumaados en el templo de Amón en el
centro de Tanis.
La aristocracia libia no fué capaz de mantener la unidad, se crearon
dinastías paralelas, y al final Egipto cayó en manos de reyes etíopes,
siendo Sobacón, monarca nubio, el que unificó el país, proclamandose
faraón de todo Egipto. Estos reyes establecieron la capital en Napata.
El más famoso de estos faraones fue Tarco. Destaca su labor constructora
y por sus continuas luchas contra los asirios.
Mientras otros aspectos de la cultura decaían, la joyería aumentó su
producción y calidad, comparables a las joyas del Imperio Medio.
En la estatuaria los funcionarios adoptan la forma de la estatua-cubo
(iniciada en el Imperio Medio), con algunas variaciones (como p.e.
doblar una pierna).
En este período se intensificó el culto a los animales. Los grandes
sacerdotes de Amón en Tebas fundamentaban su poder en los oráculos del
dios. El cargo de gran sacerdote de Amón pasó a ser hereditario a partir
de Pinedyem I.
Se produce un cambio en el ritual funerario al inaugurar la necrópolis
real de Tanis, puesto que los reyes pasan, de ser enterrados en un lugar
desierto (El Valle de los Reyes), a hacerlo en cámaras subterráneas
cerca del templo de Amón, en Tanis.
Los faraones nubios adoraban a Amón.
PERIODO SAITA (664 - 525 a.C. aprox.)
Durante el período Saita la capital del Estado se situó en Sais. El
rey Psamético I, segundo faraón de la dinastía XXVI, con ayuda de
mercenarios griegos, consiguió derrotar a los dinastas libios, vasallos
de los asirios, que gobernaban en el Delta y expulsó del país a los
asirios, que llegaron a saquear Tebas, y a los etíopes del Alto Egipto,
proclamándose faraón del Alto y el Bajo Egipto.
Se desarrolló el comercio exterior, especialmente con los fenicios.
Imitación de modelos del Imperio Antiguo.
Generalización de las estatuas de bronce.
Perfección de las formas.
En lo referente a la escritura, se desarrolló rapidamente el demótico
que tenía como base la lengua hablada durante el Imperio Nuevo.
Tanto en este período como en el Persa se produjo una división entre la
religión oficial y la popular. Los amuletos y la magia tuvieron una gran
aceptación. Se produce un aumento del culto a los animales sagrados (el
Toro Apis, los gatos en Bubastis).
PERIODO PERSA (525 - 332 a.C. aprox.)
Aprovechando la debilidad de los faraones de la dinastía XXVI, el rey
persa Cambises II invadió Egipto, que acabaría convirtiéndose en una
Satrapía persa.
Este período se divide en tres fases:
La Primera Dominación Persa (524-404 a. J.C.).
Ultimas Dinastías Indígenas (404-343 a. J.C.).
La Segunda Dominación Persa (343-332 a. J.C.).
Durante la Primera Dominación Persa, los reyes persas se mostraron más o
menos respetuosos con la religión y la tradición egipcia. Las continuas
sublevaciones existentes provocaron la independencia de Egipto y el
establecimiento de las llamadas Ultimas Dinastías Indígenas. Fué
efectivamente Amirteo, rey de Sais, ayudado por los griegos el que
expulsó a los persas y fundó la dinastía XXVIII. Finalmente Artajerjes
III Oco, en el año 341 a. J.C., consiguió reconquistar Egipto al vencer a
Nectánebo II, último soberano egipcio, comenzando la Segunda Dominación
Persa.
Al contrario que sus antecesores, estos soberanos persas son recordados
por las transgresiones religiosas y políticas, así como por las
destrucciones que se produjeron bajo su reinado.
Finalmente el imperio acabó sucumbiendo ante el macedonio Alejandro
Magno, que ocuparía Egipto en el año 332 a. J.C. al derrotar a Darío III
en Isos.
Darío I impulsó la restauración de algunos templos egipcios, e incluso
hizo construir un templo en el oasis de Jarga, denominado el templo de
Hibis. Los jeroglíficos se reservaron a la arquitectura, puesto que las
lenguas utilizadas fueron el demótico y el arameo.
Los reyes persas de la primera dominación respetaron las costumbres
egipcias, prueba de ello fué la continuidad del culto a los animales
sagrados. No hicieron lo mismo los soberanos de la segunda dominación
persa que modificaron los cultos.
PERIODO PTOLEMAICO (332 - 30 a.C. aprox.)
Este período se denomina así porque todos los reyes varones llevaron el nombre de Ptolomeo.
Se inicia con la conquista de Egipto por Alejandro Magno que acabó con
el imperio persa, comportándose como un libertador, respetó las leyes e
hizo reconocer su filiación divina.
La capital se estableció en Alejandría. El poder político se concentraba en manos de los reyes.
A la muerte de Alejandro Magno el gobierno de la Satrapía de Egipto pasó
a manos de Ptolomeo, hijo de Lagos, que fundó la dinastía Lágida. Estos
soberanos se casaron con sus hermanas (al igual que los faraones
egipcios). Durante su reinado se produjeron numerosas intrigas
familiares, lo que debilitó la dinastía.
Llegaron a poseer Cirene y Chipre. Se disputaron Siria con los
Seléucidas, pues era la salida de las rutas del comercio oriental hacia
el Mediterráneo y una región productora de madera, material necesario
para sus construcciones navales. En el año 168 a. J.C. el rey seléucida
Antíoco IV estuvo a punto de apoderarse de Alejandría y destronar a los
lágidas, pero Roma envió a Popilio Lenas para apoyar a Ptolomeo IV y
mantener así el equilibrio del mundo helenístico. Egipto se convirtió de
este modo en una especie de protectorado romano. Durante el reinado de
Cleopatra VII, Egipto pasó a manos de Roma, poniéndose fin a más de
3.000 años de Imperio faraónico.
Se produjo un gran desarrollo del arte durante el gobierno de los
Ptolomeos. Se construyó en Alejandría el museo y la biblioteca con lo
que se consiguió reunir a los sabios más importantes de todos los
campos. Fué en esta época cuando Manetón escribió el libro sobre la
historia de Egipto.
Merece recordarse que en este período se construyó el Faro de
Alejandría, una de las Siete Maravillas de la Antigüedad, sobre la isla
de Faros. Lo mandó construir el faraón lágida Ptolomeo I Soter.
Igualmente destacar que se construyeron los templos mejor conservados como son los de Kom Ombo, Edfú, Isna o Dandara.
En la escultura las formas se helenizan.
Los faraones Ptolemaicos respetaron el panteón egipcio y propiciaron un
sincretismo con las divinidades griegas. El dios Amón pasó a asimilarse
con Zeus. Incluso crearon una divinidad nueva, Serapis, con
características de Osiris y de Apis. También se incrementó durante el
mandato de estos faraones el culto a la diosa Isis.
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