martes, 4 de diciembre de 2012

La lengua de los faraones

LA LENGUA DE LOS FARAONES.

LA ESCRITURA JEROGLÍFICA.
 
 
Incomprensibles y fascinantes, los jeroglíficos son tan estéticamente bellos como prolijos en historia. Sus artífices, los escribas, formaban parte de las clases sociales más elevadas, algunos, incluso, fueron inmortalizados en esculturas o textos que alaban su oficio.
MIL PREGUNTAS
La administración del Estado en Egipto fue algo esencial. Su correcto funcionamiento sólo era posible gracias a una amplia red de funcionarios cualificados, capaces de llevar a cabo eficazmente todas las tareas burocráticas que requería. Pero, ¿qué estudios eran necesarios para pertenecer a esa clase privilegiada que no tenía que arar los campos de sol a sol? Esencialmente, bastaba con saber leer y escribir, además de poseer unos simples conocimientos matemáticos –sumar, restar, multiplicar y dividir– y álgebra. Los personajes que reunían todas estas características eran los famosos escribas.
Escriba. Caliza, alabastro y cristal de roca. Imperio Antiguo. Museo del Louvre. Saqqara E3023Pero los escribas no sólo trabajaban para el Estado: escribir una carta para un vecino o leer su correspondencia era una función lucrativa que podía desempeñar `armado´ de papiros, tintas roja y negra, una paleta y pinceles. La educación de estos funcionarios consistía, esencialmente, en dedicar varios años de su infancia en la escuela a copiar textos y aprender a manejar con soltura los más de 800 signos básicos de los que consta la escritura jeroglífica egipcia, principalmente en su versión
cursiva, llamada hierática. Los hijos de los nobles y ricos lógicamente podían optar a una educación superior pero hasta a los vástagos de un campesino o un siervo se les estaba permitido llegar a ser un destacado miembro de la administración o incluso regentar el preciado puesto de visir. Difícil –cierto– y poco común –también– pero posible.
¿Qué era lo primero que aprendían los futuros escribas egipcios? Algunas normas básicas como que un mismo signo puede representar una idea o concepto (ideograma) o un sonido (fonograma), dependiendo de cada situación. Que el sentido de la escritura no es fijo e indistintamente puede ser de izquierda a derecha o
viceversa –se sabe porque los signos `miran´ hacia el origen del texto–. También era muy importante saber que se podía escribir en columnas y, que en este caso, siempre se hacía desde arriba hacia abajo. No se usaban espacios entre palabras ni tampoco signos de puntuación como los nuestros. En la mayoría de los casos, los signos se disponían agrupados en cuadrantes imaginarios, evitando superficies vacías.
A día de doy, en el siglo XXI, este tipo de escritura sigue siendo algo oculto para la mayoría de los mortales, sin embargo, los egiptólogos expertos en jeroglíficos son también capaces de descifrar el significado. Y, ¿qué es lo primero que ha de aprender un escriba español?. Ahora ya no es necesario tener dotes artísticas, memorizar cientos de signos y valores fonéticos e ideográficos, ni pasar la infancia practicando gracias a programas informáticos editores de escritura jeroglífica –como el Amanuense 4.0– y conocimientos adecuados impartidos por especialistas

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