Papiros jeroglíficos de los egipcios y
tablillas con escritura cuneiforme de los caldeos son los
primeros en transmitirnos el recuerdo de un
fondo primario de conocimientos científicos,
adquiridos sin duda con muy largas y
pacientes observaciones. Los egipcios de la época de los
faraones de la IV dinastía conocían los
cuatro puntos cardinales, sabían determinar los
momentos de los equinoccios, que llegaban
cuando el Sol se levantaba y se ponía en las
direcciones de las caras norte y sur de sus
pirámides. Entre todos los pueblos de la antigüedad,
fueron los primeros en conocer, con notable
exactitud, la duración del año solar, que
calcularon —30 siglos a. de C.— en 365 1/4
días. Los desbordamientos anuales del Nilo
implicaban, después de cada inundación, la
necesidad de una nueva mensura de las tierras
arables y los trabajos de sus agrimensores
exigieron algunos conocimientos geométricos
(geometría
= medición de la tierra). Los egipcios
podían calcular el área del rectángulo, del
triángulo, del trapezoide, y hasta el
volumen de algunos sólidos. Al clásico problema de
"cuadrar el círculo" —que equivale a llevar
el cálculo del perímetro y de la superficie de un
círculo al del perímetro y superficie de un
cuadrado—dieron una solución bastante exacta,
atribuyendo al famoso número PI —motivo de
tantos dolores de cabeza para los griegos— el
valor de 3,16 (en lugar de 3,14) . Resultado
admirable para un matemático de veinte siglos
antes de Cristo, época del Papiro Rhind,
principal fuente de nuestras informaciones sobre los
conocimientos matemáticos y geométricos del
antiguo Egipto. Sin duda, la geometría de los
agrimensores del Valle del Nilo no revela
ningún esfuerzo de generalización o demostración,
y sólo es una colección de reglas empíricas,
apenas la sombra del soberbio sistema de los
teoremas que crearán más tarde geómetras
griegos. Alejados de toda preocupación teórica —
característica del espíritu heleno—, los
egipcios consideraron las ciencias como un medio para
realizaciones prácticas; su química sólo era
el arte de obtener o elaborar algunas materias;
particularmente la fabricación de esencias y
la farmacopea llegaron a un alto grado de
esplendor. Empero, especulaciones sobre el
cómo y porqué de las transformaciones químicas
les eran extrañas. Su biología —dentro de lo
que permiten juzgar los textos descifrados— se
confunde con su medicina y concierne ante
todo a la búsqueda de propiedades curativas en
las plantas. Agreguemos que eran hábiles
cirujanos, como prueba el Edwin Smith Papirus,
cuyo contenido esencial —examen, diagnosis y
tratamiento de una cincuentena de
enfermedades— se remonta a un tratado
quirúrgico compuesto unos 2.500 años antes de
Cristo, el cual representa uno de los más
viejos documentos de la historia de las ciencias.
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