Antiguo Egipto es el nombre dado a la civilización que floreció en el valle inferior del Nilo desde el 3100 al 30 a.C. Los diferentes cambios en los campos
político y económico a lo largo de todo este tiempo también debieron cambiar las
posturas filosóficas y religiosas; sin embargo tenemos motivos suficientes para
hablar de la religión egipcia como un todo en sí misma.
La religión
ocupa un lugar importante en la civilización faraónica. Se la puede considerar
bajo dos aspectos: el culto divino propiamente dicho y la religión funeraria.
Los dioses del Antiguo Egipto –como se representan en
templos y tumbas- presentan formas muy complejas y
extrañas, mitad animales, mitad humanas. En realidad conocemos muy poco sobre
las creencias religiosas egipcias, ya que no hay estudios de la teología egipcia
hechos por los antiguos pobladores.
Muchos de los dioses egipcios representaban las fuerzas poderosas del mundo
natural. La prosperidad de Egipto dependía de la diaria reaparición del sol y de la inundación anual del río, y estas fuerzas
naturales (junto con otras) eran consideradas como dioses que era necesario
aplacar y estimular por el culto y el sacrificio.
Los dioses iban con frecuencia asociados a ciudades particulares.
Probablemente esto se remonta al periodo
prehistórico, cuando Egipto era una serie de comunidades individuales.
Cuando éstas se unieron para formar más vastas unidades políticas, sus
divinidades locales fueron adquiriendo también gradual importancia a escala
nacional. El dios Amón, por ejemplo, originario de la ciudad de Tebas, vino a
ser una especie de dios nacional que protegió y guió a la nación durante el
Nuevo Imperio, cuando Tebas era la sede central de la familia reinante.
También el faraón era a veces considerado como un dios y a él dirigían sus
miradas. La monarquía divina constituía el centro dinámico unificador del Egipto
antiguo. Se atribuía al dios solar el haber sido el primer monarca en los
tiempos primitivos, y el faraón era su hijo, su imagen y su encarnación física.
Por sus títulos formales el faraón era el compendio vivo de cuanto de divino
había en el Valle del Nilo, y en su personalidad compleja abarcaba los atributos
de todos los dioses en él encarnados. En teoría, era él el sacerdote de cada
templo y cada dios, aunque en la práctica se viese obligado a delegar sus
funciones sacerdotales en los miembros del clero local, que en calidad de
vicarios suyos oficiaban en su nombre y personificaban a los dioses en las
diversas ceremonias.
También los animales constituyen un
aspecto interesante de la religión egipcia, aspecto que variaba según el lugar y
el tiempo. En algunos casos, todos los animales de una determinada especie
fueron considerados sagrados y fueron momificados y sepultados en grandes
monumentos: babuinos, cocodrilos, ibis e incluso gatos y perros. En otros casos
un animal particular era elegido como encarnación de un dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario