Hace dos mil quinientos años, la tierra de Egipto era dominada por los
faraones negros. Vinieron del reino de Kush, de la parte norte de Sudán actual.
Kush era el antiguo nombre de Nubia. Durante décadas, estos reyes negros
reinaron sobre territorios amplios, extendidos desde los manantiales del Nilo
hasta las orillas del Mar Mediterráneo. La historia los recuerda como la XXVa
dinastia de faraones.
Estos faraones de Kush eran profundamente religiosos, y tenían un gran
respeto por la tradición. La vida cultural y religiosa de Egipto, luego de un
período floreciente, decaía al momento de su llegada. Pero, con ellos, se
produjo un renacimiento. Restauraron los antiguos templos, construyeron nuevos.
Dieron nueva vida a las ceremonias religiosas que habían caido en desuso.
Cuando, en el siglo VII AC, los faraones negros fueron eliminados de Egipto,
regresaron a sus tierras donde reinaron aún más de mil años. Y construyeron para
sus dirigentes, muchas más pirámides de las que había en Egipto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario