Los egipcios creían que su faraón era
un dios viviente. Sólo él podía unificar el país y mantener el orden
cósmico o Maat. También creían que cuando moría, alcanzaba la vida
eterna, no solamente para él, sino también para su pueblo. El poder del
faraón era absoluto. Mandaba al ejército, fijaba los impuestos, juzgaba a
los criminales y controlaba los templos. Se asociaba al faraón con los
dioses sol y cielo, especialmente con Horus, el dios cielo con cabeza de
halcón. El nombre del faraón se escribía en el interior de un cartucho:
un disco ovalado, símbolo del poder del rey sobre "todo lo que envuelve
el sol".
Hapy era el dios de
las inundaciones del Nilo. Era representado con un rey, ataviado con el
tocado real nemes y una barba postiza. Sus pechos femeninos eran símbolo de sus aguas, que daban vida a Egipto.
El
faraón era todopoderoso. Los visitantes besaban el suelo que pisaba.
Pero aquel que lo tocara sin su permiso podía ser condenado a muerte.
Tutankhamón
sujeta un cetro y un látigo con las manos lleva el tocado rallado o
nemes y una barba para las ceremonias. El buitre y la cobra que luce en
la frente representan el Alto y el Bajo Egipto, respectivamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario