Antecedentes paleolíticos.
Sobre el Paleolítico en el valle del Nilo no se puede decir gran cosa, pero no parece probable que su evolución fuera distinta a la de tantas otras regiones del Viejo Mundo. Se utilizaría ampliamente el instrumento más universal desarrollado en ese período, el hacha de mano. De todas formas, las condiciones de habitabilidad del oasis egipcio no invitarían al establecimiento de grupos humanos hasta el Paleolítico superior. El Delta permanecería inhabitable hasta bien avanzado el Neolítico. Es probable que las migraciones procedieran de África central y de la costa mediterránea. En el Alto Egipto, en Luxor, se han encontrado puntas de lanzas bifaciales y puntos con espiga, propias de la cultura ateriense (de la actual Argelia). Los portadores de esta cultura eran cazadores, que además de los útiles citados emplearon puntas de flecha.
A los representantes de la cultura ateriense siguieron otros pobladores que introdujeron los microlitos, y que al término del Paleolítico habían establecido núcleos a lo largo del valle.
Introducción del Neolítico. Cultura de El Fayum.
Se ignora en qué momento y cómo se produjo la transición del Paleolítico al Neolítico. De este período, la cultura más antigua conocida es la de El Fayum, cuyo núcleo de irradiación se sitúa en la orilla norte del lago Moeris, en aquella época más extenso que en la actualidad. Las comunidades allí establecidas explotaron las franjas fértiles en torno al lago, cultivando cebada, trigo y lino, introducidos sin duda desde Asia, y criaron ovejas, cabras, bovinos y cerdos, completando la dieta con la pesca y la caza de hipopótamos, elefantes, antílopes, gacelas e incluso cocodrilos. El cereal se almacenaba en silos subterráneos revestidos de esteras. A los muertos se les enterraba fuera del perímetro habitado.
Para desarrollar sus actividades, las gentes de El Fayum se servían de hoces, consistentes en cuchillas de sílex montadas en un mango de madera. También usaban aros y flechas. Las puntas de estas últimas, de base cóncava, presentan una factura que las emparenta con industrias de la región sahariana. Otros útiles característicos de esta cultura son una especie de azuela, que algún autor relaciona con culturas del interior de África, y un cincel tallado y luego pulimentado. Se empleaba el hueso para fabricar arpones y puntas biseladas.
El lino se hilaba con huso y se tejía. También se confeccionaban esteras y cestos. La cerámica, hecha a mano, era tosca y la misma variedad de formas de los recipientes parece abonar la idea de improvisación y ausencia de una técnica cuidada. Algunos ejemplares están recubiertos de arcilla rojiza, pero no se ha encontrado ninguno decorado. Se han recogido algunas cuentas de collar hechas de amazonita, una piedra ornamental de color verde que procedería del macizo del Tibesti, y conchas marinas, también para adorno, provenientes de las costas de los mares Rojo y Mediterráneo, lo que prueba la existencia de alguna forma de intercambio.
La cultura cuyas características generales se acaban de apuntar corresponde a lo que cabe considerar la fase principal de El Fayum. Algunos autores han establecido una variante a la que han llamado Fayum B (dando por supuesto que A es la principal). La B sería posterior cronológicamente, pero hay quines discrepan y la consideran anterior. Las pruebas con carbono 14 no parecen concluyentes. El Fayum A se remontaría a 4400-4100 a.C., aproximadamente, aunque hay quien lo hace retroceder hasta 5.000 a.C. El Fayum B corresponde a un Neolítico no cerámico y en él abundan los microlitos. Sigue en pie la cuestión de si es un antecedente de la fase A o su degeneración.
Con El Fayum se emparenta el yacimiento de Merimde, en el borde occidental del Delta, y cuyos hallazgos más antiguos se remontarían al milenio V a.C., aunque el lugar se habitó hasta entrado el milenio II a.C. Sus moradores ocuparon viviendas de adobe, de planta ovalada, bien alineadas y con silos y aljibes subterráneos.
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