jueves, 3 de enero de 2013

TUTANKAMON- EL FARAON HUERFANO

Hasta tres faraones diferentes y cinco reinas egipcias se disputan la paternidad del popular Faraón Niño, Tutankamón, cuya tumba intacta fue descubierta en 1922. Cuando el arqueólogo británico Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón (MÁS ALLÁ, 165, 167, 188, 226 y 236) en el Valle de los Reyes de Luxor, no tardó en hacerse una pregunta: ¿quién fue verdaderamente este soberano, que aparece en la historia de Egipto como un fantasma?
Hasta entonces las únicas referencias al Faraón Niño eran unos vasos encontrados en el mismo valle. Pero su nombre no aparecía en ninguna lista real: ni en la de Abydos, ni en el Canon de Turín. Un denso velo de silencio cubre la figura de Tutankamón. Casi un siglo después de aquel hallazgo, los egiptólogos no han resuelto aquellas incógnitas: dónde nació, en qué año y quiénes fueron sus padres.

Baile de fechas y nombres


Tutankamón nació entre los años 1343 y 1341 a.C. En ese período gobernaba Egipto el faraón Amenofis IV, el herético Akenatón (MÁS ALLÁ, 35, 129 y 223) que acabó con la tradición milenaria politeísta para colocar a Atón, el disco solar, como única divinidad del país. Después de los 17 años que duró su reinado ascendió al trono Semenkare, posiblemente hijo del propio rey, que rigió los designios del País del Nilo durante solo dos años. Y es que, al desaparecer Nefertiti, la esposa de Akenatón y posible madre de Semenkare, puede que este tomara su lugar. De ahí que Semenkare aparezca en algunos relieves con los títulos que anteriormente había llevado la reina, circunstancia que hizo levantar las sospechas de la posible homosexualidad de ambos soberanos. En cualquier caso, lo único claro es que en los últimos años del reinado de Akenatón se dio un proceso de corregencia. Si Semenkare fue la propia Nefertiti travestida en soberano es una polémica que se sale de nuestro foco de atención. Después de un par de años, tras el reinado de Semenkare subió al trono Tutankatón, La Viva Imagen de Atón.

No sabemos ni cuándo ni cómo, pero en algún momento hacia el año 1333 a.C. apareció en escena este joven rey, cuya edad no debía de superar los ocho o nueve años y que gobernó Egipto durante casi una década. Poco después de ser coronado cambió su nombre por el de Tutankamón, liderando así la restitución religiosa que se llevó a cabo tras la muerte de Akenatón.

Un texto, una clave


Hace décadas, en las ruinas de Hermópolis, no lejos de la ciudad que construyó el faraón hereje en el actual Tell El Amarna (El horizonte de Atón), los arqueólogos descubrieron una misteriosa inscripción. En ella se podía leer: “El hijo del rey, nacido de su cuerpo, Tutankatón”. El relieve fue hallado en una de las campañas que realizó el alemán Günther Roeder entre los años 1929 y 1939, pero no se publicó hasta 1969. Como era de esperar, la sorpresa fue mayúscula entre la comunidad científica. El texto no solamente coloca al pequeño Tutankatón en el entorno del herético Akenatón, sino que, como parece evidente, muestra la relación paterno-filial existente entre los dos faraones. Aunque no se menciona directamente, el hecho de que el bloque apareciera en la metrópoli de Amarna da a entender que el rey al que se refiere es Akenatón. De eso no parece haber duda alguna. El bloque con la inscripción ha sido redescubierto en los almacenes del Consejo Superior de Antigüedades de Egipto en la ciudad de Minia, al norte de Tell El Amarna, reavivando la polémica sobre el misterioso origen de uno de los faraones más misteriosos del Antiguo Egipto. Entonces, ¿Tutankamón nació en Amarna y era hijo de Akenatón? Es una posibilidad, pero existen otras basadas en textos igualmente ambiguos en los que se da a entender otras filiaciones.

Todos los padres del rey


El problema no queda resuelto en su totalidad con el texto hallado en Hermópolis, ya que, si aceptamos el nombre del padre, aún queda por conocer el de la madre, un dato que en la cultura faraónica era mucho más importante. Vayamos un poco más atrás en el tiempo y revisemos de manera breve las diferentes opciones que existen respecto la filiación del Faraón Niño. En primer lugar están Amenofis III y Tiyi, los
padres de Akenatón. De esta forma, este sería el hermano de Tutankamón y no su progenitor. Y es que es posible que naciera durante la corregencia entre Amenofis III y Amenofis IV en el palacio de Malkata (Tebas). Prueba de ello es la escultura de un león descubierta en el templo nubio de Soleb, hoy en el Museo Británico. En él se dice que Tutankamón era hijo del cuerpo de Amenofis III. Pero, como esta figura fue realizada durante la época de restauración religiosa y abandono de la herejía propuesta por Akenatón, no sería de extrañar que convirtieran a Tutankamón en hijo de su abuelo al borrar a su verdadero padre de la historia. Pero esta hipótesis cuenta con un gran inconveniente. La reina Tiyi debía de tener 50 años cuando nació Tutankamón, lo que hace que sea bastante improbable que fuera su madre. Por ello, lo más factible es que lo fuera una esposa secundaria del faraón, posiblemente Sitamón, una joven de unos 27 años.

La tercera hipótesis señala como padres a Akenatón y a su esposa Nefertiti. Sin embargo, en contra de esta idea está el hecho de que en las representaciones familiares nunca aparezca la figura de Tutankamón junto a las otras seis hijas del matrimonio. La cuarta teoría se centra en el mismo Akenatón y su esposa secundaria
Kiya, la idea más aceptada por todos los investigadores. Esta posibilidad nace con el bloque de Hermópolis. Además, existen otros argumentos en la Tumba Real de Amarna. En ella hay una escena que representa la muerte de una reina (¿Kiya?) mientras alguien lleva un niño en brazos. Seguramente la mujer murió durante el parto del heredero. ¿Era este Tutankamón? Esto no encajaría con otro relieve en el que se ve a Akenatón con Kiya, tomando esta un papel preponderante quizá porque es la madre del heredero. Si es así, no se ajustaría a la escena de la Tumba Real de Amarna. La última posibilidad es que los padres de Tutankamón sean Semenkare y Meritatón, otra hija de Akenatón. No olvidemos que los dos faraones gobernaron en corregencia durante un par de años. Sin embargo, tenemos que pensar en que Semenkare solamente contaba con 11 años cuando nació Tutankamón, por lo que difícilmente podría ser su padre.

Un faraón sin história


La presencia de Tutankamón en la historia de Egipto fue tan efímera como lo puede ser el paso de cualquier cometa visto desde la Tierra. Acorde con su brevedad, la importancia real de este monarca fue también muy exigua, haciendo buenas las palabras de Howard Carter al preguntarse qué tesoros debían de contener las tumbas de los grandes faraones de Egipto, como Tutmosis III, Amenofis III, Seti I o Ramsés II, si un rey niño tan modesto dejó una tumba de tal calibre. Sin embargo, por la belleza de sus tesoros hoy vemos a Tutankamón como uno de los exóticos emblemas de la civilización más enigmática que ha dado el hombre. Por esos anacronismos de la historia, si de Tutankamón conservamos prácticamente completos su mobiliario, sus ropas (incluso las más íntimas), sus joyas, sus juegos, etc., casi nada es lo que podemos decir de su reinado. En palabras de Carter, “solamente sabemos que nació, murió y fue enterrado”.

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