El vocablo “faraón” quiere decir: “casa grande”aludiendo a la sede del gobierno, donde ejercía su autoridad inmensa, este rey. Podían acceder al cargo los hijos de faraones, nacidos de su unión con la esposa real (el faraón podía tener otras mujeres pero una sola de esa categoría). Los demás hijos o parientes solo asumían si no había un hijo de esas condiciones. Las hijas heredaban el reinado de su madre.
La Primera Dinastía se inició con el faraón Menes o Mena, difiriendo entre los autores la fecha de su reinado, aunque prevalece la que asegura que gobernó hacia el año 3000 a.C. Antes de él la mitología relata que eran dioses los que gobernaron Egipto, dividido en el Alto y Bajo Egipto.
Menes unificó ambas zonas bajo su poder, usando una doble corona (una dentro de la otra) como símbolo de esa unidad: la del Alto Egipto que era una tiara alargada y la del Bajo Egipto, que era una especie de bonete, con forma circular. Usaban además un cetro, una cola, que representaba su inmenso poder similar a un león o un tigre, y una barba postiza que los asimilaba a Osiris.
A partir del faraón Menes, ya tenemos fuentes más precisas para indagar la historia egipcia, ya no basada solo en armas y relieves, sino también en inscripciones que acompañaban los relieves de los templos, escritos en piedras o papiros, pues ya aparece a partir de esta fecha la escritura jeroglífica, que se irá perfeccionando durante las dos primeras dinastías, y la compilación que realizó por encargo de Tolomeo I, en los inicios del siglo III a. c. un sacerdote llamado Manetón, aunque este libro está desaparecido y solo ha llegado por la versión de historiadores cristianos, que lo adecuaron a la cronología bíblica..
Estos escritos son posteriores a la primera dinastía y no se sabe a ciencia cierta si muestran la verdad o fueron los hechos distorsionados por el monarca que encargó sus inscripciones. La nómina de faraones consta en el papiro de Turín pero ha llegado a la actualidad en condiciones bastante precarias, muy roto y debió ser reconstruido, sin demasiadas garantías de veracidad.
Lo que se conoce con certeza y con fuentes válidas son los hechos sucedidos a partir de la XVIII dinastía (año 1580 a. C).
Con Menes que provenía de Tinis, en el Alto Egipto, se inicia la dinastía Tinita, que comprenderá las primera y segunda dinastía, hasta aproximadamente el año 2686 a. C. Estos monarcas provenían de una zona donde se adoraba a un Dios Halcón, y así el halcón Horus, pasó a ser el dios protector de los faraones. Estos monarcas erigieron su sede en el Bajo Egipto, en un lugar llamado Buto, siendo Menfis la ciudad sagrada. Estaban casi homologados al Dios Horus, con los cual eran seres cuasi divinos, que adquirían con su muerte, la total divinización.
El faraón era coronado en su palacio, llamado Muro Blanco. Luego de 30 años reaparecía, para comenzar otro período gubernamental, pero cambiando de nombre.
El gobierno faraónico era unipersonal, acompañando un visir, su gestión de gobierno.
De las dos primeras dinastías no quedan construcciones, ya que recién con la tercera comenzó a usarse la piedra. En la segunda dinastía el poder sufrió un debilitamiento, al ser cuestionado por los nobles.
Con la tercera dinastía, y hasta la sexta, comenzó el Imperio Antiguo, entre el 2686 y el 2173 a. C., siendo su primer faraón, Sanajt Nebka, quien estableció la capital en Menfis.
Fue una etapa muy próspera, económica y comercialmente, y los faraones centralizaron aún más su poder, siendo considerados, hijos de Ra.
La última faraón de esta época (aunque se discute su existencia) fue Nitocris (2193 a 2191 a. C) mujer muy bella que habría mandado a construir la tercera pirámide en Giza.
El Primer Período Intermedio, que se extendió a partir del año 2173 a. C. y concluyó en el año 2040 a. C, estuvo conformado por las dinastías, VII a X, donde el poder faraónico acompañó la aguda crisis interna, con la invasión en el Delta de los libios. La capital fue llevada a Heracleópolis. Con Merikare, finalizó la X dinastía.
La dinastía XI gobernó desde Tebas, con la que comenzó el Imperio Medio que se extendió desde el 2040 antes de cristo hasta alrededor del año 1786 antes de la era cristiana. Se logró expulsar a los invasores libios, logrando el faraón Nebhepetre Mentuhotep II, unificar el territorio egipcio. Sin embargo la capital con sede en Tebas, no perduró mucho tiempo. Durante la siguiente dinastía la capital se estableció en Ittauy, y luego en Illahum.
Amenemhet III que ocupó el cargo entre 1929-1895 a..C. y Sesostris III 1878-1843 a..C., ambos de la XII dinastía se destacaron por tratar de restablecer el prestigio y la autoridad faraónica.
En el Segundo Período Intermedio, ente los años 1786 y 1552 a. C. se sucedieron desde la dinastía XIII a la XVII, incluyendo la invasión de los hicsos, que ocuparían la XV y XVI dinastía, faraones, con escaso poder, mientras el imperio se sumía en el caos generalizado.
En la XVII dinastía el faraón de Tebas, Amosis, logró expulsar a los hicsos. Tebas que se había erigido como poder autónomo frente a los invasores, desde Inyotef V (1630 a. C).
El Imperio Nuevo (1552 al 1069 a. C) marcó un hito favorable en la historia de Egipto, por su progreso. Allí se sucedieron las dinastías XVIII a XX. Los faraones desplegaron su poder de un modo efectivo, conformando un gran imperio, sobre todo a partir de Amenofis I. A partir de Amenofis III (1390-1353 a. C) fue cuando comenzó a utilizarse el término faraón para designar a estos reyes. En esta dinastía también se destacó Tutankamón (1336-1327 a. C) por sus construcciones, y sobre todo, por ser el único, cuyo joven cuerpo (tenía solo 19 años) fue hallado casi sin deterioros.
La XIX dinastía tuvo su inicio con Ramsés I (1305-1303 a. C). Su sucesor, Seti I (1303-1289 a. C) luchó contra los hititas y los libios. En Abydos, erigió el templo dedicado a Osiris, lugar donde fueron grabados el nombre de los faraones desde Narmer, antecesor de menes, hasta el suyo.
Es de destacar la figura del faraón Ramsés II (1289-1224 a. C) que logró firmar la paz con los hititas y tomó la ciudad de Nubia. La capital fue establecida en el Delta, y se denominó, Pi-Ramsés.
Ramsés III (1184-1153 a. C), durante la XX Dinastía, debió soportar a los Pueblos del mar en su infiltración territorial. Sin embargo este período de esplendor concluyó con el mandato de Ramsés XI (1099-1069 a. C), comenzando el Tercer Período Intermedio, con las dinastías XXI a XXV, que perduraron negativamente entre el 1069 y el 664 a. C.
El poder se fraccionó entre el del Delta, a cargo del visir Esmendes, con capital en Tanis, y el de Tebas, bajo el dominio del sumo sacerdote de Amón, Herihor, dividiéndose el poder entonces, entre faraones, en el Bajo Egipto, y sacerdotes en el Alto Egipto.
Los Libios ocuparon el trono, con Sesonquis I, a partir del 945 a. C y unificaron el mando, manteniendo a Tanis como capital. Ocuparon Jerusalén, y realizaron gran expansión del comercio, con los fenicios.
Con Sesonquis II nuevamente asistimos a una división territorial. Su sucesorSesonquis III prosiguió gobernando desde Tanis, pero un nuevo rey, Petubastis I, asumió el poder, instaurando a Leontópolis, como capital, iniciando la dinastía XXIII, mientras que Sesonquis III continuó en Tanis.
Los etíopes lograron desplazar a los libios en el reinado de Egipto, disgregándose el poder, que fue unificado por el nubio Sobacón. La capital se fijó en Napata.
El Período saita se extendió desde el 664 al 525 a. C. El rey saita Psamético I, logró expulsar a los pueblos extranjeros, y concentrar el poder. El Período Persa (entre el 525 y el 332 a. C) con la llegada a Egipto de Cambises II, convirtió en una satrapía persa, el reino egipcio.
La etapa helenística comenzó con la conquista de Alejandro Magno, que derrotó a los persas, y fijó la capital en Alejandría (332 al 30 a. C) gobernando los faraones Ptolemaicos. Cleopatra VII, clausuró el mandato faraónico gobernando entre los años 51 al 30 a. C.
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