jueves, 28 de abril de 2016

Amenhotep III, faraón de la XVIII dinastía descendía directamente del dios Amón. La reina Hatsepsut también provenía de descendencia divina. Userkaf, Sahuré y Neferirkare habían sido creados por Ra. Alejandro Magno igualmente era hijo de la divinidad. Y así, otros personajes importantes de la Historia Antigua descendían de un linaje celestial...
Pero, ¿era cierto que estos reyes descendían de unos dioses? ¿qué tipo de dioses, acaso extraterrestres? ¿O era todo una simple invención mitológica?
En un bajorrelieve del templo de Luxor, en Egipto, se describe cómo el dios Amón se presenta ante la Reina Mitemiua, mientras ésta descansaba, poseyéndola a continuación. Fruto de esta relación nació Amenhotep III, Faraón de la XVIII dinastía y padre de Akhenatón.
Estos episodios en los que se refleja orgullosamente estas relaciones de dioses con humanos son denominados "Teogonías".
Estos hijos de padre divino y madre humana, son los llamados "nefilim", "héroes", o "semidioses", seres híbridos, procedentes mitad del cielo y mitad de la Tierra, llamados a importantes misiones en sus vidas y en sus reinados.
No parece lógico que la civilización egipcia expusiera inexactitudes, por no decir mentiras religiosas, en el arte que vestía sus muros, y que con tanto orgullo lucían.
Y por otro lado, los poderes fácticos egipcios, como la poderosa casta sacerdotal, no se iban a conformar sin conocer de forma satisfactoria y probada todo lo que sucedía exactamente con la casa real.
La reina Hatsepsut, perteneciente a la XVIII dinastía (1503-1482), Imperio Nuevo, hija de Tutmosis II y de la reina Ahmose también se tituló "hija y esposa de dios" y lo dejó claramente escrito para la posteridad: "Soy en realidad su hija, la hija del dios Amón, a quien sirve y conoce lo que él ordena"...

En el siglo IV a.C., en Macedonia, un estado situado al norte de Grecia, reinaba el rey Filipo, casado con la sacerdotisa Olimpia.
Permaneciendo el matrimonio real en estado de separación, un día Olimpia recibió la visita de un sacerdote egipcio, quien reveló que venía dispuesto a cumplir una "misión sagrada" de parte del dios Amón.

El enviado de la divinidad realizó todos los preparativos religiosos oportunos, incluyendo su vestimenta sagrada provista de elementos característicos que hacían referencia al dios Amón.
Una vez hubo concluído sus rituales, pasó a cumplir su misión sagrada, poseyendo a Olimpia...


El fruto de esta relación resultó ser Alejandro Magno.
Alejandro Magno reunió durante toda su vida todos los rasgos de un nefilim o semidios, como por ejemplo, la infinidad de presagios sobrenaturales que se le presentaban, así como sus excepcionales capacidades paranormales.

En una primera interpretación hay que plantearse la posibilidad de que los egipcios pudieran identificar al Faraón con el dios Amón, por extensión genealógica, como descendiente de sangre del dios chivo, ya que se pensaba y se sabía que las dinastías de los reyes descendían de los dioses.
Pero podemos descartar esta posibilidad de pensar que el Faraón representaba simbólicamente a Amón, ya que las alusiones y descripciones hacia la propia persona de Amón son muy directas y muy precisas cuando los textos recogen los actos sagrados de procreación teogónica, quedando claro que las identidades del Faraón y del dios Amón eran diferentes, aún cuando ambas personas pudieran ser miembros de una misma línea genealógica de descendencia de sangre.
Y por otro lado, en algunas ocasiones tuvieron lugar estas uniones teogónicas cuando no había físicamente un Faraón durante ese período histórico y sin embargo sí existía físicamente y reinaba una Reina. O bien no era posible la participación del Faraón o del Rey cuando por ejemplo ambos cónyuges reales se encontraban en estado de "separación", como en el caso de Olimpia en Macedonia.
Por todo ello...,
¿Y si estas reinas mantuvieron realmente estas relaciones con el dios Amón, y todo el arte egipcio que se obstina en certificarlo no fuera una simple poesía mitológica tal y como creen la mayoría de los investigadores y estudiosos?
Entonces, si esto sucedió así...
¿Quién era realmente ese supuesto dios? ¿de dónde provenía?
Y por extensión, ¿quiénes eran todos los demás supuestos dioses que en todas las culturas antiguas engendraron a personajes tan legendarios?...

Desde mi punto de vista, sí es correcto afirmar que los dioses eran extraterrestres, pero no en el sentido de que fueran seres que vinieran de otros planetas a bordo de naves espaciales, sino que eran seres o entes invisibles que habitaban más allá del abismo, y que pertenecían al mundo de las tinieblas...:¡los demonios.!...
La explicación demonológica es la respuesta que mejor satisface los enigmas de la civilización egipcia y de las demás culturas ancestrales.
Así, esta visión nos lleva a considerar que los fenómenos teogónicos como los anteriormente mencionados se pudieron llevar a efecto mediante el procedimiento de la "posesión demoníaca".
Recordemos, que según La Biblia, hasta antes del Diluvio Universal, los dioses o ángeles rebeldes habitaban en la Tierra, (por lo que no necesitan poseer a nadie). Pero tras el Diluvio, Dios no les permitió regresar a la Tierra, de modo que a partir de entonces su forma de participar en la vida física, como actos de procreación, etc.., sólo podría ser mediante el fenómeno de la "posesión", es decir, utilizando el cuerpo fisico de un ser humano por ejemplo.
Esta hipótesis de la explicación demonológica no pretende dar a entender que el fenómeno de la teogonía sólo pueda explicarse exclusivamente mediante el acto de la posesión, en absoluto, sino que simplemente ofrece una posible explicación más de entre las existentes que intentan resolver el misterio. Una posibilidad que merece la pena tenerse en cuenta, máxime si reconocemos que otras posibles explicaciones ofrecidas son incluso más atrevidas.
POSESIONES DEMONIACAS EN EGIPTO
Hay 4 formas de posesión demoníaca en el Antiguo Egipto que podrían explicar estos contactos carnales:
1.- Que el Faraón fuera poseído por el dios-demonio. Una vez que Amón, en este caso, ha poseído al Rey, utilizando su cuerpo, a su vez, en un sublime acto de unión sagrada, toma y fecunda físicamente a la Reina, cumpliéndose así literal y exactamente el fenómeno de la Teogonía.
Estas Posesiones formarían parte de los rituales ocultistas de la Religión Egipcia, asistida fervorosamente por los sacerdotes.

2.- Que el poseído fuera un sacerdote escogido y específicamente instruído para esta misión sagrada.
En este supuesto, serían los sacerdotes los elegidos y depositarios del honor de ritualizar el acto sagrado de procreación divina.

3.- Posesión demoníaca mediante las estatuas.
En el santa sanctorum de los templos había estatuas sagradas. Nadie podía entrar en ese recinto sagrado, custodiado por los sacerdotes.


Un célebre demonólogo del siglo XVI, Sinistrari, afirma que ciertas estatuas construídas con determinados elementos materiales y químicos, sirven para albergar espíritus de demonios que entran dentro de la estatua, cobrando ésta vida.

Por lo visto, de nuevo descubrimos que las estatuas sagradas egipcias tenían un fín mucho más útil y menos ingenuo que el puramente decorativo y mitológico que le otorga la arqueología o egiptología oficial y muchos investigadores.
4.- Una última explicación de posesión en Egipto sería utilizando el cuerpo de un muerto.
En la Edad Media son famosas las relaciones íntimas que experimentaban las brujas con los demonios que se presentaban ante ellas: son los famosos "íncubos y súcubos". Un detalle curioso es que las hechiceras aludidas solían acusar que el cuerpo de esos curiosos amantes insaciables, estaban "muy fríos".

En cuanto a la utilización de muertos en Egipto, cabe investigar si la técnica de momificación con ciertas sustancias químicas tenía relación con la materialización de dioses.
Y si la inmortalidad tenía que ver con una inmortalidad física propia de seres como los vampiros.
Esta última conclusión es ya más especulativa, pero no indigna de considerar.

Estas podrían ser las 4 posibles explicaciones. Luego podría haber derivados; por ejemplo relaciones físicas mediante la utilización de ciertos animales, considerados sagrados, etc...
En el caso de Alejandro Magno hemos visto claramente que es la segunda explicación, la de la utilización de un sacerdote, mediante "posesión", la que nos puede aclarar el enigma de la Teogonía.
¿Sorprendido? Pues esto no es todo porque aún hay más...:
Según esta misma línea de interpretación, personajes como Alejandro Magno, la Reina Hatsepsut o la Reina Mitemiua, pertenecientes a generaciones y épocas distintas, serían hermanos!.., o mejor dicho hermanastros, ya que tuvieron diferentes madres humanas pero un mismo padre divino, Amón.

Ciertamente, estas conclusiones resultan desconcertantes y extrañas, pero no tanto cuando se profundiza en todo el misterio teogónico.
Incluso el hecho de que a estas alturas de la Historia, este punto de vista demonológico pueda verse ahora como algo nuevo y revolucionario, indica el retraso de conocimientos acerca de la verdadera esencia de la Historia y Religión de Egipto.

Curiosamente, y hablando de posesiones demoniacas en Egipto, llama la atención el aspecto y la identidad del dios Amón:
Sobre su cabeza sobresalen dos cuernos alados. El rostro se corresponde con la forma de un carnero, por eso se le ha llamado "el dios carnero", que en realidad se trata de un chivo, ya que además puede apreciarse la forma de la perilla en las representaciones artísticas y religiosas de este dios. Un último detalle físico es que el dios Amón tiene "rabo".
Por si todo ello fuera poco, todo lo anterior tenemos que unirlo al hecho de que el término "Amón" significa "El Oculto".
Como prueba resultaría significativa y esclarecedora que si la descripción de este ser se la facilitáramos a cualquier persona que conozcamos, esperando que nos dijera a continuación si puede adivinar o saber de quién se trata, nos respondería con toda seguridad: 
En diciembre de 2005, en los cables de noticias internacionales salió una información extraña: Semir Osmanagic, un arqueólogo bosnio residente en Houston, sostenía la existencia de una pirámide bajo el monte Visocica (de 646 m de altura) en su Bosnia natal, a unos 32 km al noroeste de Sarajevo.
El arqueólogo describió cuatro pendientes orientadas hacia los puntos cardinales y una plataforma escalonada para acceder a una parte superior plana situada a unos 100 metros de altura. Poco tiempo después, comenzaron las primeras excavaciones independientes. Mediante notas de prensa se ha notificado el hallazgo de grandes bloques de roca de entre 5 y 30 toneladas, y que la colina posee cuatro lados idénticos. No sería la primera vez que investigaciones con resultados inciertos son dadas a conocer generando falsas expectativas.
Hasta el momento se desconoce en Europa la existencia de este tipo de edificaciones, que despiertan una fascinación enorme debido a su talla colosal. Resulta difícil entender cómo el hombre pudo lograr erigirlas con sólo su ingenio, trabajo y perseverancia. Construyeron grandes pirámides los egipcios, y también las civilizaciones americanas de los incas, los aztecas y los mayas. En Irán, Irak, Italia, Grecia, China, Francia y la Polinesia existen asimismo construcciones piramidales, pero a menor escala.
El planteamiento de que nuestros antepasados, distintos a nosotros sólo en la tecnología de la que disponían, no hubieran podido hacer construcciones a esa escala, facilita que surjan hipótesis descabelladas. Por ejemplo, respecto a la "pirámide europea", que según Osmanagic fue construida hace 12.000 años, cuando el hemisferio norte atravesaba una edad de hielo, ya se ha afirmado que los habitantes del Neolítico no habrían tenido la capacidad de realizarla. ¿Entonces quién?
Estas grandes edificaciones que todavía maravillan al mundo contemporáneo figuran en productos de entretenimiento que popularizan hipótesis erróneas sobre sus constructores. En los años setenta, libros como Carrozas de los dioses(convertido después en un documental) hablaban de visitantes extraterrestres que habrían aterrizado en la Tierra en la Antigüedad.
En la película Stargate: La puerta de las estrellas, uno de sus protagonistas es un arqueólogo que piensa que la Gran Pirámide podría haber sido realizada por extraterrestres. Al interpretar unos extraños símbolos en un círculo de metal, descubre una puerta que permite viajar a través del Universo. Al cruzarla, un grupo de exploradores llega a un planeta donde existe una civilización primitiva descendiente de los egipcios. Sus miembros viven dominados por el extraterrestre Ra, al que consideran su dios y que habría inspirado la realización de las pirámides.
Por tanto, Stargate reafirma la falacia de que los egipcios solos no pudieron llevar a cabo las pirámides, sino que necesitaron ayuda "de fuera". Como bien saben los egiptólogos, todo esto es pura invención. Utilizando animales (por ejemplo burros), la simple fuerza humana, agua, y troncos sobre los que mover la carga, es relativamente simple desplazar las grandes piedras que las componen. Sobre todo si hay tiempo de sobra y mano de obra en abundancia.
Un grupo de ocho personas, con los medios adecuados, es capaz de mover un bloque de dos toneladas y media. Si se consideran unos dos millones trescientos mil bloques de media, y se desea concluir el trabajo en veinte años, es necesario mover trescientos quince bloques por día o veintiséis bloques por hora. Para lograrlo, se necesitan menos de trescientas personas.
Por otro lado, en Egipto, algunos obeliscos quedaron sin finalizar porque su peso era tal que resultaba imposible manejarlos. De haber contado con la ayuda de seres del espacio exterior, seguramente éstos hubieran solucionado cualquier limitación de este tipo, lo que prueba el aburrido origen humano de los grandes monumentos egipcios. De hecho, la pirámide fue inventada por Im-ho-tep en la Tercera Dinastía (año 2650 AC), y fue durante la Cuarta Dinastía cuando se realizó la Gran Pirámide de Kufu en Giza.
Es curioso que haya quien no acepte la construcción humana de las pirámides y, sin embargo, no se sorprenda de que los europeos de la Edad Media pudieran erigir catedrales con medios también primitivos. ¿Será porque se sienten descendientes de estos últimos?
Fragmento de una inscripción funeraria perteneciente a la tumba de Seti I (1312-1298 antes de Cristo), padre de Ramsés II.
LOS MILAGROS, PARA SERLO DE VERAS, deben tener dos características esenciales: ser infrecuentes y oportunos. Si ocurren a diario y son contraproducentes, merecerán cualquier nombre, menos el de milagros.
Por eso, los etruscólogos llevan mucho tiempo pidiendo al dios de la arqueología que les conceda para el hermético idioma etrusco una nueva piedra de Rosetta, y, mientras esto ocurre, se reúnen cada año en distintas capitales del mundo para debatir con irritada impotencia el verdadero significado de las dos o tres palabras etruscas nuevas que han descubierto desde su reunión anterior.
Acaba de aparecer en Toscana una gran losa con el texto etrusco más largo conocido hasta la fecha: veintitantas líneas, pero, ¡ay!, sin la providencial traducción latina que abriría de una vez por todas el conocimiento profundo del idioma de los etruscos, esos extraterrestres de la Italia antigua, sobre los que hasta ahora no hay más que hipótesis, teorías y fragmentos de certidumbres.
El descubrimiento de la piedra de Rosetta puso por primera vez a disposición de los estudiosos un texto en egipcio jeroglífico (idioma desconocido hasta entonces) y en griego, otro idioma antiguo, pero conocido. El hallazgo fue en 1799, justo cuando Europa empezaba a interesarse en serio por la paleografía y la arqueología. Sus descubridores fueron los franceses de la expedición militar de Napoleón a Egipto, y sus captores, los ingleses. O sea, entre los dos países más cultos de Europa andaba el juego.
Esa piedra, la más famosa del mundo, junto con la de la Kaaba (en la Meca) y la de Scone (en Escocia) salió a la luz al demoler unos soldados franceses una tapia del pueblo egipcio de Rashid, que ellos llamaban Rosetta. Enseguida fue enviada a El Cairo, donde se hicieron copias para los especialistas de toda Europa. Desde la semana pasada, el Museo Británico de Londres ofrece una macroexposición para celebrar el bicentenario de su descubrimiento.
Esta piedra pesa unos tres cuartos de tonelada y mide 114 centímetros de altura por 72 de ancho y 28 de grosor. Tiene inscrito un decreto sacerdotal del 27 de marzo de 196 a. de C. en tres idiomas: egipcio jeroglífico, egipcio demótico (idioma que entonces tampoco se conocía) y griego, la lengua oficial del Egipto tolemaico, gobernado por los descendientes de un general de Alejandro Magno y sus compañeros.
El filólogo inglés Thomas Young (1773-1829) descubrió la índole de la escritura jeroglífica: localizó nombres no egipcios, como Ptolomeo (nombre griego), que estaban escritos en la piedra de Rosetta fonéticamente con signos jeroglíficos, Young dedujo el valor fonético de algunos de esos signos, pero le fue imposible averiguar su significado jeroglífico, que era lo fundamental.
Quien resolvió el enigma fue Jean-François Champollion (1790-1832). Para el final de su vida ya había compilado una larga lista de signos egipcios con sus equivalencias griegas tanto fonéticas como jeroglíficos. Fue ésta una proeza intelectual como hay pocas comparables, y abrió la lectura del egipcio jeroglífico, un idioma en el que está toda la hasta entonces desconocida Historia del Egipto antiguo.
Pero el reto seguía siendo tremendo: por todo el cercano Oriente había importantes lenguas cultas cuya escritura seguía siendo ilegible: el sumerio, el hitita, el protoelamita, el persa antiguo, el lenguaje antiguo del Indo.

TEXTOS DESCIFRADOS

La principal de estas escrituras, el cuneiforme -o escritura de cuñas-, abarcaba toda la zona mesopotámica, e incluía el persa antiguo. Aunque sus signos comenzaron a despertar interés desde el siglo XVII, su desciframiento no comenzó hasta 1800, y fue gracias al alemán Georg Grotefend (1775-1853) y, finalmente, al inglés Henry Rawlinson (1810-1895), que -a diferencia de otros eruditos- no reveló su método de trabajo, y de quien se sospechan plagios de trabajos ajenos publicados como propios.
Tras el cuneiforme se descifró la hermética escritura cretense llamada Lineal B, y lo hizo otro inglés, Michael Ventris, en 1952; hazaña comparable a la de Champollion, que fue, como ésta, obra de un solo hombre de talento, cuyo sistema de trabajo ha sido admirado e imitado.
Los métodos de Grotefend y Ventris se derivan directamente del trabajo de Champollion con la piedra de Rosetta, y su eficacia ha quedado probada. Así y todo, hubo escrituras que se les resistieron, como los glifos mayas, los jeroglíficos hititas, el Lineal A cretense y las escrituras protoelamita y del Indo.
Alguien ha aventurado que en el futuro se inventarán máquinas capaces de captar en el aire los efluvios residuales de inteligencias que llevan milenios muertas y enterradas, y entonces será fácil dar con la clave de los idiomas que escribían.
Lo malo es que hay idiomas muertos de los que sólo se sabe el nombre, y no sé yo si se inventarán jamás máquinas capaces de concretar sus jeroglíficos dormidos en cráneos pulverizados por el tiempo y los gusanos; y después habrá que recuperar sus textos, porque de poco valdría reconstruir un alfabeto si no se tienen documentos escritos en su idioma. Para esos no hay piedra de Rosetta que valga.
Es interesante recordar que hay idiomas que estaban muertos en tiempos en que se hablaban otras lenguas que ahora están muertas. El sumerio, por ejemplo, fue lengua muerta durante por lo menos un milenio en Asiria y Babilonia, y el hebreo bíblico era ya lengua muerta en la Palestina de tiempos de Jesucristo, donde se hablaba el arameo.
Queda demostrado que el descubrimiento de la piedra de Rosetta fue un auténtico milagro laico, imputable, quizás, al mismísimo demonio, pues la lectura de textos egipcios, sumerios y babilonios, amén de persas antiguos, posible gracias a esa piedra, ha puesto al descubierto más de una posible contradicción bíblica.
El hombre es el único mamífero que está obsesionado por enfrentarse con su propio pasado, desenterrándolo, desempolvándolo, reconstruyéndolo. En el caso de las escrituras jeroglíficas -de la que el chino es actualmente la principal que está en uso cotidiano- esto es, empero, imposible.
Los jeroglíficos, al no ser signos fonéticos, sino, en mayor o menor medida, ideogramáticos, es decir, esencialmente pictóricos, no dan al lector ninguna pista sobre la evolución de la estructura o la pronunciación de las palabras que expresan. En consecuencia, los gramáticos chinos no tienen, en general, la menor idea de cómo se pronunciaban o cómo evolucionaron las palabras de su idioma antes de, pongo por caso, el siglo pasado. En China la etimología, como la entendemos nosotros, es imposible.

LOS AZTECAS
Podemos terminar esta disquisición con un réquiem a la nonata escritura azteca, cuya evolución habría sido muy interesante si la conquista española no la hubiese cortado de raíz. A nuestra llegada a México, los aztecas tenían un sistema de escritura a base de pictogramas/ideogramas que entonces empezaban a adquirir valor fonético de base silábica: cada signo, además de la palabra que expresaba, representaba el sonido de una sílaba, que era la primera de esa misma palabra.



Un escribidor azteca que tuviese que escribir el nombre de su conquistador, Hernán Cortés, buscaría palabras de su idioma que se pareciesen a ese nombre. Por ejemplo, algo así como: Ara, Non, Corte, y las escribiría juntas. Si hubiésemos llegado a México un siglo después, habríamos hallado un sistema de escritura azteca perfectamente alfabético.
Supongo que cada uno tendrá una respuesta para definirse así mismo. En esa respuesta habrá un fuerte componente psicológico, cultural y de sistema de creencias. Pero si mañana llegase una nave cargada de extraterrestres inteligentes que no saben nada de nuestras psicología, de nuestras costumbres culturales, ni conozcan ninguno de los mitos de los miles de dioses que hemos generado, y nos preguntaran que quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos, podríamos empezar por contestar la primera de la preguntas,que es la más sencilla: ¿quiénes somos?. Aquí daré un enfoque biológico a la cuestión, si alguien se anima a dar otro enfoque tiene abierto los comentarios, pero no olvidéis que el enfoque que elijáis debe definir a todos los humanos del planeta.
Para empezar con un enfoque biológico, tal y como Linneo hizo a finales del siglo XVI, debemos ser clasificados entre los diferentes organismos que pueblan la Tierra. Hoy conocemos muchas cosas que no conocía Linneo, con lo que podemos matizar y detallar más dicha clasificación. Hagamos un viaje que nos sitúe entre los seres vivientes, caminando desde lo general a lo particular.
Dominio: Eucariota. Todos los seres vivos del planeta se pueden englobar, según la clasificación de Carl Woese (1990) en tres dominios: eucariotas, procariotas y arqueas. Los procariotas y arqueas son organismos unicelulares, cuyas células no poseen un núcleo separado físicamente (mediante una membrana) del resto del contenido celular (citoplasma). Sin embargo las células eucariotas poseen núcleo perfectamente diferenciado. Este es el caso de las células humanas, que poseen un núcleo donde reside el material genético, rodeado por una membrana nuclear. Por ello los humanos somos eucariotas.

Reino: Animal. Los organismos eucariotas se pueden clasificar a su vez en Reinos: los animales, las plantas, los hongos y los protistas. Creo que es fácil explicarle a un persona que no haya visto ninguno de estos grupos biológicos, como por ejemplo el extraterrestre que nos visita, que los humanos somos animales. No somos plantas ni hongos ni protistas
Filo: Cordado. El filo (phylum) es otra categoría taxonómica, que se localiza entre los Reinos (superior) y la Clase (inferior). Se emplea en animales, ya que en plantas se emplea el término división, que es su equivalente. Existen casi 40 filos diferentes, aunque la inmensa mayoría de los animales se pueden englobar en alguno de los siguientes: artrópodos, moluscos, poríferos, cnidarios, platelmintos, nemátodos, anélidos, equinodermos o cordados. Los humanos pertenecemos a este último grupo, el de los cordados, por presentar una cuerda dorsal, que en nuestro caso da lugar al tubo neuronal que corre por el interior de la columna vertebral.
Subfilo: Vertebrado. Los organismos de un mismo filo pueden dividirse a su vez en subfilos. Los cordados se dividen en 3 subfilos: los urocordados (ejemplo, las ascidias), cefalocordados (ejemplo, el anfioxo) y los vertebrados. Los humanos somos vertebrados. Los vertebrados somos un grupo muy diverso, cuya principal característica común es poseer una espina dorsal compuesta por vértebras.
Clase: Mamífero. Dentro de los vertebrados hay muchos grupos diferentes: aves, reptiles, anfibios, peces, y por supuesto mamíferos. Los mamíferos poseemos pelo, “sangre caliente” (homeotermos) y glándulas mamarias capaces de producir leche para alimenta a las crías. Dentro de los mamíferos los humanos estaríamos en la infraclase de los placentarios (o más correctamente euterios), aquellos cuyas hembras poseen útero y alimentan a la cría durante la gestación por medio de una placenta.
Orden: Primate. De entre todos los mamíferos, los humanos pertenecemos al orden de los primates (Linneo, 1758). Los miembros de este grupo poseen 5 dedos y un diseño corporal y dental común.
Superfamilia: Homínoideos En este gran grupo se incluyen a primates que no poseen cola, con orificios nasales separados por un tabique nasal.
Familia: Homínidos. Ya nos vamos acercando al final. En esta familia se incluyen otros primates actuales tales como orangutanes, gorilas, chimpancés o bononos.
Subfamilia: Homínino. No hay que confundir este grupo con el anterior. Los homíninos poseen posición erguida y locomoción bípeda. Los pies no son prensiles y las manos poseen un pulgar muy desarrollado.
Tribu: Homininis. Sólo sobreviven en la actualidad dos géneros de este grupo: el Homo y el Pan(chimpancés), teniendo que acudir al registro fósil para encontrar el resto.
Género: Homo. Incluye al género humano y sus parientes más cercanos ya extintos. Se estima que este género tiene una antigüedad aproximada de 2 millones y medio de años. Presentan un gran desarrollo craneal, así como verticalización completa del cráneo. La mayoría fueron capaces de desarrollar herramientas. Los ancestros ya desaparecidos son. H. habilis, H. gautengensis. H. rudolfensis, H. ergaster, H. georgicus, H. erectus, H. antecessor, H. cepranensis, H. floresciensis, H. heidelbergensis, H. neanderthalensis, H. rhosesiensis y H. helmei.
Especie: Sapiens. Y aquí acaba el viaje a través de la biosfera, para alcanzar a nuestra especie, el Homo sapiens. Muchos han quedado por el camino, a diferentes niveles, muchos nos han precedido, de muchos de ellos no sabemos nada, de otros nos queda grabado en la piedra el testimonio de su paso por el planeta.
Todo esto nos dice lo que sabemos a día de hoy acerca de quiénes somos a nivel biológico. Los expertos en antropología, historia y otras ciencias sociales podrían explicarles nuestro pasado y las relaciones culturales entre los diferentes grupos étnicos. Pero eso ya es otro tema.

Debe ser por ello por lo que uno de los canales en español más destacados de YouTube, Doc Tops (con más de un millón y medio de usuarios), ha decidido recoger en un corto todas las señales que -en palabras de los amantes de lo oculto- demostrarían la existencia de los alienígenas y, en último término, su asentamiento en nuestro planeta. Además de curioso, este vídeo ha sido sumamente efectivo, pues ha logrado cosechar más de un millón y medio de visitas desde que fue publicado el pasado 4 de febrero.

domingo, 24 de abril de 2016

Diseminados en los cinco continentes, se han descubierto restos arqueológicos de esqueletos humanos que demuestran que en la Tierra habitaron seres gigantescos. Además de desorientar a la comunidad científica, estos restos avalan las leyendas y tradiciones que el folclore popular ha recogido sobre “Los gigantes” con el paso del tiempo.

¿Son los gigantes únicamente protagonistas de historias fantásticas o, por el contrario, sus hazañas pertenecen a la memoria colectiva de la Humanidad y están basadas en relatos de lo que realmente ocurrió en el planeta? ¿Quiénes construyeron las colosales estructuras megalíticas y desplazaron grandes monolitos como si de un juego se tratara?

La Arqueología , hasta el momento, no ha ofrecido ninguna respuesta convincente. Resulta incómodo para los arqueólogos reconocer que hoy día no existen grúas ni aparatos elevadores capaces de mover y levantar titánicos bloques de piedra de ¡1.500 toneladas!, como es el caso de las terrazas de Baaalbek (actual Líbano).
“Parece que bloques de estas dimensiones tuvieron que ser puestos allí por gigantes o miembros de una civilización que conocía los secretos de la levitación y la antigravedad”, escribe David Barclay en su libro Extraterrestres, la respuesta definitiva de los Ovnis.
Las construcciones de la isla de PascuaTiahuanaco, el yacimiento megalítico de Ollantaytambu, Cuzco, Machu Picchu, las islas Marquesas, la isla volcánica de Pohnpei en la Polinesia ... son una pequeña muestra de las muchas construcciones de estas características que existen en nuestro planeta, atribuidas por los habitantes locales a los “gigantes”.

La figura del gigante se presenta en casi todas las culturas y sus leyendas. Las podemos encontrar en múltiples relatos mitológicos del viejo mundo: griegos, nórdicos, germánicos, hindúes, indoeuropeos, y también en el nuevo mundo como en las tradiciones de los mayas, de los aztecas y de los incas; así como en casi todos los libros sagrados de la antigüedad: el Lebhar Gabhale (libro de las invasiones) irlandés, el Ramayana hindú y hasta en la Biblia ¿Por qué hablar de unos seres que no existieron en realidad?

La Ciencia cree ver en su gran tamaño, una metáfora: el mito cosmogónico que simboliza el poder y la fuerza. Una simple magnificación de los poderes atribuidos a la figura humana. Pero autores como el ya citado David Barclay, clásicos como Erich von Däniken, Robert Charroux, Pierre Darcout, el ya fallecido Jimmy Guieu o el ex jesuita Salvador Freixedo, entre otros, creen ver en estos relatos los primeros contactos entre civilizaciones extraterrestres y los hombres de la Tierra. Algunos van más allá, como Zecharia Sitchin, y opinan que los extraterrestres que nos visitaron en la antigüedad fabricaron genéticamente al Ser Humano y crearon las primeras civilizaciones, como Sumer y Egipto, y bien pudieran haber sido seres de gran tamaño.

Lo cierto, es que la búsqueda de la verdad nos lleva hasta tiempos remotos, donde las antiguas leyendas tradicionales dibujaban estos seres divinos y heroicos como auténticos.
 


Gigantes en la Biblia

La primera mención de la existencia de gigantes o “seres distintos” en la Tierra aparece en la Biblia, en el Viejo Testamento. En el Génesis 6, versículos 1 y 2, podemos leer:
“cuando los hombres se habían multiplicado sobre la Tierra y habían procreado hijas, viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, escogieron de entre ellas por mujeres a las que quisieron”.
Los Nephilim (en hebreo gigantes) según se recoge en el Génesis 6, 4, existían en la Tierra por aquel tiempo:
“Por entonces y también en épocas posteriores, cuando los hijos de Dios cohabitaban con las hijas de los hombres y éstas tuvieron hijos, aparecieron en la Tierra los gigantes. Éstos son los esforzados varones de los tiempos primeros, los héroes famosos”.
Según Zecharia Sitchin, autor de El Duodécimo Planeta, nephilim significa literalmente “aquéllos que bajaron de los cielos a la tierra”.
 “Los traductores de la Biblia –explica Sitchin- supusieron que Nephilim significaba gigantes porque en otras partes se menciona que éstos eran también conocidos como Anakim, a la vez que el cuento sobre el gigante Goliat se afirma que él era descendiente de Anak; de aquí la conclusión: si Anak era un gigante, entonces los Nephilim que también eran Anakim, deberían ser gigantes”.
Por su parte, Robert Charroux, en El enigma de los Andes, ve a estos gigantes de la Biblia como
“... seres superiores que engendraron la elite de los pueblos: Reyes, héroes e iniciados”.
Su unión con las mujeres de los hombres - debían de ser bastante semejantes a la especie humana para poder acoplarse a éstas - produciría hijos más altos que los terrestres normales. Pero hemos de destacar una particularidad: algunos de los restos osteológicos pertenecientes a “gigantes” encontrados, tenían – como ya veremos posteriormente - seis dedos en cada una de sus extremidades.

La Biblia también hace mención a este dato en Sam. 21, 20 y Paralipómenos 20, 6
“Hubo una batalla más en Gat, en la que se halló un hombre de alta talla que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, veinticuatro en todo, que descendía también de Rafa”.
Para la Biblia, la raza de los gigantes desapareció con el diluvio pero, al parecer, uno de ellos se salvó. La leyenda nos cuenta que, al no caber en el Arca de Noé, se montó a horcajadas sobre ella.

El gigante era tan grande que su cama medía unos 3,90 metros de largo por 1,80 de anchura. (Deuteronomio 3, 11).
 


Hallazgos por todo el mundo: las pruebas

Que en el planeta habitaron gigantes lo demuestra el hallazgo de restos humanos de extraordinarias dimensiones en la India, Tíbet, China, Sudamérica, África ... algunos con una edad aproximada de 45.000 años. Y no solamente huesos, sino también espadas, hachas, lanzas y otros instrumentos como picos de tal envergadura que para poder usarlos habría que tener una estatura de, por lo menos, ¡tres metros!

Pero veamos algunos ejemplos.
  • En una gruta de Atyueca, cerca de Mangliss (en la antigua Unión Soviética), se encontraron esqueletos de hombres que medían entre 2, 80 y 3 metros. Éstos presentaban seis dedos en sus extremidades. Otros hallazgos científicamente admitidos son el gigante de Java (en el sur de China) y el gigante de China meridional. El primero con una antigüedad de medio millón de años y el segundo también con seis dedos en sus extremidades.
  • En Chenini (Túnez) se encontraron restos de tumbas de gigantes con esqueletos que medían más de tres metros. Transval (en Sudáfrica) es otro ejemplo similar al anterior.
  • Un esqueleto de fósil humano de 5, 18 metros de alto fue desenterrado en 1956 en Gargayan (Filipinas)
  • En Norteamérica, en el condado de Bradford (Pennsylvania) en 1880 fueron encontrados, en un túmulo sepulcral, esqueletos humanos cuyos cráneos mostraban unos cuernos de cinco centímetros, encima de los arcos ciliares. La altura promedio de los esqueletos era de aproximadamente 2,13 metros. Su antigüedad se calculó en 800 años. Algunos de estos huesos serían enviados al American Investigating Museum de Filadelfia, de donde parece que desaparecieron. Continuando en EE.UU (Glen Rose, Texas), en el lecho del río Paluxy, se hizo un gran descubrimiento paleontológico. Se pusieron al descubierto huellas gigantes de pisadas de 54, 61 cm de largo por 13.97 cm de ancho, pertenecientes a un homínido. Los geólogos concluyeron que el lecho del río correspondía a terrenos del cretácico a fines de la era mesozoica (140 millones de años). Pero lo más curioso del caso es que junto a estas huellas de homínido se descubrieron en el mismo estrato ¡huellas de dinosaurio (brontosaurios)!
  • El antropólogo alemán Larsan Khol halló asimismo, en 1936, a orillas del lago Elgasi de África Central, huesos pertenecientes a individuos enormes. ¿Una comunidad de diferente etnia?
  • A 6 km. de Safita (Siria) los arqueólogos hallaron hachas de mano de 3,8 kg. En Ain Fritisa (Marruecos oriental) se descubrieron picos de 32x 22 cm y 4,2 kg. de peso y hachas de dos filos con 8 kg. Tales dimensiones requerían una buena envergadura para poder utilizar estos instrumentos eficazmente.
  • Más recientemente, y en Marruecos también, se han hallado en una cueva de la región de Nador, en el norte del país, restos de tres esqueletos de niños pertenecientes a una raza desconocida de gigantes. Se trata de una zona próxima a las míticas columnas de Hércules, considerada patria del bíblico gigante Goliat.
  • Ciudad megalítica de Lixus (antigua Libia) se encontraron restos humanos de esqueletos de Homo Sapiens, con edades comprendidas entre los 10 y 12 años y una antigüedad de 20.000 años. Los esqueletos miden aproximadamente 2,25 metros de altura.
Todos estos ejemplos son una pequeña muestra de los múltiples hallazgos que se suceden por todo el planeta y que no vamos a detallar para no caer en el aburrimiento, pero vamos a proseguir tan sólo un poco más en nuestro territorio.
 


Restos en España

En la península, y más concretamente en el norte del país, es donde mayor número de crónicas tradicionales se recogen.

Los gigantes atávicos, considerados paganos por la religión cristiana, lejos de desaparecer han pervivido en los cuentos populares y nos han sido presentados como pertenecientes a una raza gigantesca, y no como una singularidad. En Cataluña “els gegants ” continúan presentes en muchas fiestas y representaciones. Se han integrado en las fiestas populares hasta el punto de que todas las comarcas tienen los suyos y forman parte del patrimonio cultural e histórico.

Los cuentos populares locales ubican al gigante ligado a numerosos megalitos, menhires y dólmenes. Los monumentos megalíticos eran construidos (según el folklore) por seres gigantescos durante la noche. En Portugal, a los dólmenes se les llama todavía Antas (tumba del gigante o construcción del gigante), puede que en honor al gigante Anteo.

En euskera a los monumentos megalíticos se les denomina Mairuen baratza (huerta de los gigantes o huerta de los gentiles, nombre este último con el que se les conoce en el territorio vasco). Por lo tanto, que la tradición universal designe a los dólmenes como las tumbas de los gigantes podría suponer más de una leyenda, si nos atenemos a las evidencias arqueológicas.

En principio, un yacimiento controvertido en restos de estas características lo constituye el dolmen de Oren, en Prullans, la Cerdanya (Pirineos catalanes). En 1917, al parecer, se descubrieron, entre otras piezas, fémures de entre 70 y 92 cm de largo. Aunque existe bastante confusión sobre la veracidad del hallazgo, el investigador Fernando Ledesma en su libro La Cerdanya, esmeralda mágica del Pirineo asegura que se encontraron siete esqueletos de la especie humana en el dolmen I, de gran envergadura.

El escritor y periodista Miguel G. Aracil amplía que en realidad fueron nueve los esqueletos descubiertos de la época del Hombre de Cro.Magnon (cuando el hombre de este período no superaba, según lo establecido por la ciencia oficial, los 165 cm de altura). Estos restos fueron custodiados por la familia Casanovas en la Torre de Prullans, antigua casa palacio de los marqueses de Monistrol. Posteriormente, parte de estos restos se entregarían al Museo Arqueológico de Cataluña.

Lamentablemente aquí se pierde la pista de este material, pues el museo no reconoce haberlos visto nunca.

El caso es que arquelólogos y estudiosos han encontrado con relativa frecuencia huesos humanos de enormes proporciones en la Península Ibérica. En Garós (Pirineo de Lleida), al reconstruir el ábside de la iglesia, el párroco Mossèn Jaqquet encontró los restos de un gigante de tres metros de altura con un hierro clavado en el cráneo. En la reconstrucción de otra iglesia, en Urbasa (sistema montañoso entre Álva y Navarra) se encontraron restos humanos de tamaño ciclópeo.

También se han hallado esqueletos humanos de dimensiones gigantescas en Castilla; cerca de Medinaceli se encontró un cráneo y varios huesos; en León, en la iglesia visigótica de Marialba, esqueletos de tres metros de envergadura; y también en Cantabria, Girona (Besalú) .... Prácticamente casi todos los restos se encuentran en paradero desconocido en la actualidad, quizá dispersados entre unas pocas docenas de coleccionistas de recuerdos.

Pero la pregunta crucial es: ¿por qué ningún científico se entretiene en recoger y estudiar todos los datos, restos y pruebas disponibles?

Es evidente que se echaría por tierra muchas teorías científicas.
 


Las Islas

Comentario aparte merecen los hallazgos efectuados en los archipiélagos españoles. Las construcciones megalíticas salpican las islas Baleares dejando constancia de ¿una civilización de gigantes?

En Menorca, formando parte de la llamada cultura talayótica abundan las Taulas; formadas por una gran piedra vertical atravesada en su cúspide por una horizontal.

El conjunto parece una T gigantesca, como una mesa para gigantes. En la misma isla existen también otras construcciones de piedra, las Navetas, unos grandes túmulos con forma de navío invertido. Cuenta la leyenda que la Naveta des Tudons, una tumba colectiva de la época pretalayótica, fue levantada por un gigante que competía por el amor de una giganta.

Una de las constantes mitológicas menorquinas es la presencia de una raza de gigantes. Las tradiciones refieren que una tribu de estos seres habitó la isla. Luego, todos los monumentos prehistóricos han sido adjudicados a esta raza.

Evidentemente, todo esto no es más que una tradición, pero no deja de ser curioso que, en las postrimerías del siglo XVI, el padre Bautista Beninelis, historiador, hallara en una cueva de la cala San Vicente de Mallorca unos gigantescos huesos prehistóricos. En el conjunto megalítico del “rellotge” en CA NA costa (Formentera) en el interior de una tumba colectiva cuyo origen se remonta al 1900 a.c., se hallaron restos óseos que sobrepasaban los dos metros de altura.

Y llegamos al Atlántico y a nuestras maravillosas islas Canarias. También aquí existen supuestos restos relacionados con gigantes. Emiliano Bethencourt, descubridor de las famosas pirámides de Güímar, localizó un insólito enclave arqueológico que reavivaba el mito de los gigantes entre los guanches, antiguos habitantes de las islas: la llamada “medida de los gigantes”.

Situadas en el desierto de granadilla, dos enormes siluetas humanas esculpidas en roca viva reproducen, según explicaba la tradición oral, a un matrimonio de gigantes guanches. Las dimensiones del contorno eran de 2,94 m el varón y 2,67 la mujer. Asimismo fue descubierta en un antiguo cementerio guanche, cercano al desierto de granadilla, una muela de extraordinarias dimensiones.



En definitiva, otra prueba más que sumar a la larga lista de enclaves de restos osteológicos “humanos” que forman parte de nuestra historia oculta.
 
La civilización egipcia, que siempre ha cautivado y maravillado al mundo y que aún inspira multitud de investigaciones. 

Esta civilización que se supone que saltó de la caza y la recolección, a la construcción de las grandes pirámides en tan solo un siglo. 

Sí, esas pirámides que confunden a propios y extraños, por sus descomunales medidas, su perfección, su perfecta alineación astronómica y la incapacidad de los arqueólogos actuales para dar una explicación plausible, de como se construyeron y de que tipo de tecnología sería necesaria para diseñarlas y levantarlas.

 Hoy en día, nos costaría repetir tal hazaña arquitectónica.

Del mismo modo que otras culturas, la egipcia nos habla de los antiguos dioses que les legaron los conocimientos y la sabiduría de la civilización. Les instruyeron en cultivo, pastoreo, matemáticas, arquitectura e ingeniería, leyes, arte… 

Una historia calcada a la de las antiguas civilizaciones de América del Sur ¿Existe alguna conexión entre el antiguo Egipto y las civilizaciones precolombinas? 

Antiguas estatuas precolombinas, demuestran una similitud muy sospechosa con el antiguo Egipto, una posible conexión entre estas culturas. 

Pero ¿Existen huellas de estos antiguos Dioses, que nos permitan afirmar más allá de los mitos (que acostumbra a ser conocimiento verídico transmitido por vía oral), que los dioses extraterrestres estuvieron en el Antiguo Egipto de la misma forma que estuvieron en Sudamérica?

Se han encontrado vestigios egipcios en todo el mundo, incluido América o Australia. Los barcos aymaras del Titicaca en Bolivia son idénticos a los egipcios. 

En el Gran Imperio de la Atlántida se difundió toda la cultura egipcia por todo el mundo: esta es la explicación.

Existen muchas conexiones intercontinentales, otra muestra de ello es el análisis estructural del encaje entre bloques en la construcción de estas esquinas.



1- Muestra arquitectónica de la ciudad de Machu Pichu
2- Detalle de una pared en el Osirion, en Abydos, Egipto.
3- Valle del templo de Kefrén, Giza, Egipto.




Igual que en los yacimientos de las culturas precolombinas se han encontrado cráneos anómalos, en la antigua cultura egipcia uno de los más grandes faraones Akhenaton, que reino de c. 1353 a 1338 a. C, es representado con una cabeza extrañamente alargada. Los antiguos faraones de Egipto, decían proceder del linaje directo de los Dioses.

 ¿Pudo manifestarse en este faraón la genética de los Dioses, el ADN de los Elohim?

De la misma forma que Akhenaton, su esposa Nefertiti tenía un cráneo extraño alargado, fruto de su especial herencia genética.

 Además el faraón poseía otra característica anómala, tenía un cuerpo extrañamente afeminado. 

¿Pudo ser el faraón alguna especie de andrógino?


A la derecha imagen de Akhenaton y a la izquierda imagen de Nefertiti. Los “científicos” no pueden explicar estas características físicas, así que intentan encajar a Akhenaton en un síndrome denominado de “Marfan”. 

Dicho síndrome produce alargamiento de las facciones y del cráneo, rasgos femeninos y una clara infertilidad. 

Pero es bien sabido, que el faraón tuvo por lo menos una docena de hijas y aquí es donde no encaja la historia oficial.



Representación de la familia real, Akhenaton y Nefertiti con 3 de sus hijas, que también presentaron la anomalía de alargamiento del cráneo. 

Una vez más la ciencia oficial, en pleno siglo XXI, es incapaz de explicar las causas de dichos fenómenos.




Esto es lo que ocurre cuando comparamos uno de los cráneos de los yacimientos precolombinos y una estatua del cráneo de Nefertiti, madre de la estirpe real faraónica, descendiente directa de los Elohim. Las formas encajan y las evidencias también. 

Una vez más sería interesante pasar por encima de las mentiras oficiales, de la historia y los mitos que nos han vendido y realizar un análisis de ADN a estos cráneos precolombinos y a las momias de esta estirpe faraónica. Si algún laboratorio tuviera la valentía de realizar los análisis, probablemente los resultados superarían nuestras expectativas y demolerían los dogmas históricos imperantes, abriendo paso a un nuevos planteamientos sobre nuestros orígenes.

Hay culturas que practican el alargamiento de cráneos, pero nunca de las dimensiones de estos. No existe ni una foto de adultos, o tribus egipcias o de Nazca que lo practiquen. Además estos cráneos tienen anomalías en toda la calavera y cuencas oculares. 






Una escena cotidiana del antiguo Egipto, donde podemos apreciar a estos seres “humanos” de cabeza alargada. 
Cabezas apepinadas se han encontrado en todo el mundo. También en Ica (Perú), cerca de las enigmáticas pistas de Nazca, en México, en Nubia (Egipto). 

¿Quiénes eran estos seres?. ¿Quién construyó las pirámides con una tecnología que incluso hoy en día no poseemos?



Más muestras de anomalías en las proporciones físicas. En este caso, parece un alargamiento del cráneo de la nariz y de los ojos.




Imagen de las facciones de un Faraón. En este caso hay varios detalles que destacan enormemente: Cuello estrecho y alargado, cara muy alargada y pupilas de los ojos rectas.



Otro jeroglífico donde encontramos anomalías remarcables. Una figura humana con manos y pies especialmente alargados que parece estar ¿Hablando por teléfono?
¿Imagen falsa?

No obstante, es importante no realizar afirmaciones absolutas sin comprobar la información.

 El sistema habitual de los debunkers, mezclar falsedades con verdades para minar la credibilidad de aquellas informaciones que se basan en hechos comprobables, es un sistema empleado cada vez más frecuentemente y con mayor intensidad, debido a las informaciones que están saliendo a la luz.

Un engaño claro, clarísimo...

Esta fotografía de abajo ha sido ampliamente difundida como la representación de un extraterrestre “gris”.




Al observar la imagen más nítida y enfocada, podemos observar que se trata de unas tinajas con una flor de loto en la parte superior.

 Claro, si difundimos la anterior imagen como prueba de la presencia extraterrestre, una vez se aclara el asunto, podemos perder credibilidad con nuestros interlocutores. No hay nadie que esté libre de estos engaños, todos podemos caer en estas elaboradas trampas. 

Lo importante, en estos casos, es rectificar dichas informaciones.





Otro claro ejemplo de cráneos alargados en representaciones de la vida cotidiana en el antiguo Egipto. 

Después de todo, parece que estas personas de cabezas alargadas eran muy comunes en tiempos antiguos.

Se puede ver que todas las antiguas civilizaciones tienen ritos y la historia de sus dioses bastante parecidas...