lunes, 30 de julio de 2012

Cronologia de los faraones

El primer problema que se presenta al estudiar la cronología es que los antiguos egipcios no utilizaron un único sistema para fechar. No tenían ningún concepto de una era similar al Ab urbe condita romano, el Anno Domini cristiano o la Hégira musulmana, ni siquiera algo parecido al concepto limmu usado en Mesopotamia. Por lo tanto fuerzan al cronólogo a compilar una lista de faraones, determinar la duración de sus reinados, y ajustar los posibles interregnums o corregencias. Esto conduce a otros problemas:

    Todas las listas Reales de Egipto son parciales, pues faltan partes del texto (por ejemplo, el canon Real de Turín), o bien el texto está completo pero no proporciona una lista completa de reyes, aunque solo falte un período corto de la historia egipcia.
    Hay información sobre el mismo reinado que está en conflicto en diversas versiones del mismo texto; el historiador Manetón es conocido solamente por referencias que a él hicieron escritores posteriores, tales como Eusebio de Cesarea, Sexto Julio Africano y Jorge Sincelo. Desafortunadamente las fechas para un mismo faraón varían, a menudo sustancialmente, dependiendo de la fuente intermedia.
    Se carece de datos exactos de la duración de los reinados de casi todos los reyes de Egipto.

Sincronismos

Una manera útil de trabajar sobre estas lagunas de conocimiento es encontrar sincronismos cronológicos. En las últimas décadas se han encontrado muchos, con distintos grados de confiabilidad.

    Sincronismos con otras cronologías. El más importante es con las cronologías asirias y babilónicas, aunque también se utilizan los que hay con los hititas, Palestina antigua, y en el período final con Grecia antigua. El más antiguo de tales sincronismos aparecen en el siglo XV a. C. durante el período de Amarna, época de la que se conserva una cantidad considerable de correspondencia diplomática entre los reyes egipcios Amenhotep III y Ajenatón con varios monarcas del Oriente Medio. (véase la Cronología del Antiguo Oriente Medio.)
    Sincronismos con las inscripciones referentes al entierro de los toros Apis, que comienzan en el reinado de Amenhotep III y continúan en los tiempos de los Ptolomeos, aunque falta información entre Ramsés XI y el año vigésimo tercero de Osorkon II. La poca documentación encontrada en el Serapeum también aumenta las dificultades al usar estos expedientes.
    Sincronismos astronómicos. El mejor conocido de éstos es el ciclo de Sotis y el estudio cuidadoso de éste condujo al egiptólogo Richard A. Parker a afirmar que las fechas de la dinastía XII se podrían fijar con precisión.1 Investigaciones más recientes han debilitado esta teoría, cuestionando muchas de las suposiciones habituales del ciclo de Sotis, y haciendo escépticos a algunos expertos.2 Por ejemplo, Donald B. Redford, para fijar las fechas del final de la décimo octava dinastía ignora el ciclo de Sotis, confiando en los sincronismos entre Egipto y Asiria y con ayuda de observaciones astronómicas.3
    Datación por radiocarbono: se usa en en excavaciones arqueológicas, ya que los restos de materias orgánicas contienen porcentajes carbono-14 que disminuyen con el transcurso del tiempo, indicando cuando murió el fragmento vegetal estudiado. He aquí algunos resultados:

jueves, 26 de julio de 2012

EL ANTIGUO EGIPTO

El Antiguo Egipto fue una civilización que surgió al agruparse los asentamientos situados en las riberas del cauce medio y bajo del río Nilo. Tuvo tres épocas de esplendor en los periodos denominados por los historiadores: Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio Nuevo.

 

Pirámide de Kefrén y la Gran Esfinge de Guiza.
Alcanzaba desde el delta del Nilo en el norte, hasta la isla Elefantina (la actual Asuán, junto a la primera catarata del Nilo, en el sur), llegando a tener influencia desde el Éufrates hasta Gebel Barkal, en la cuarta catarata del Nilo, en épocas de máxima expansión. Su territorio también abarcó, en distintos periodos, el desierto oriental y la línea costera del mar Rojo, la península del Sinaí y un gran territorio occidental dominando los dispersos oasis. Históricamente, fue dividido en Alto y Bajo Egipto, al sur y al norte, respectivamente (véase: Kemet).

La civilización egipcia se desarrolló durante más de 3.000 años. Comenzó con la unificación de varias ciudades del valle del Nilo, alrededor del 3150 a. C., y se da convencionalmente por terminado en el 31 a. C., cuando el Imperio romano conquistó y absorbió el Egipto ptolemaico, que desaparece como Estado. Este acontecimiento no representó el primer período de dominación extranjera, pero fue el que condujo a una transformación gradual en la vida política y religiosa del valle del Nilo, marcando el final del desarrollo independiente de su cultura. Su identidad cultural había comenzado a diluirse paulatinamente tras las conquistas de los reyes de Babilonia (siglo VI a. C.) y Macedonia (siglo IV a. C.), desapareciendo su religión con la llegada del cristianismo, en la época de Justiniano I, cuando en 535 fue prohibido el culto a la diosa Isis, en el templo de File.
Egipto tiene una combinación única de características geográficas, situada en el África nororiental y confinada por Libia, Sudán, el mar Rojo y el mar Mediterráneo. El Nilo fue la clave para el éxito de la civilización egipcia, ya que éste permitía el aprovechamiento de los recursos y ofrecía una significativa ventaja sobre otros oponentes: el légamo fértil depositado a lo largo de los bancos del Nilo tras las inundaciones anuales significó para los egipcios el practicar una forma de agricultura menos laboriosa que en otras zonas, liberando a la población para dedicar más tiempo y recursos al desarrollo cultural, tecnológico y artístico.
La vida se ordenaba en torno al desarrollo de un sistema de escritura y de una literatura independientes, así como en un cuidadoso control estatal sobre los recursos naturales y humanos, caracterizado sobre todo por la irrigación del fértil valle del Nilo y la explotación minera del valle y de las regiones desérticas circundantes, la organización de proyectos colectivos, el comercio con las regiones vecinas de África del este y central y con las del Mediterráneo oriental y, finalmente, por empresas militares que mantuvieron una hegemonía imperial y la dominación territorial de civilizaciones vecinas en diversos períodos. La motivación y la organización de estas actividades dependía de una élite sociopolítica y económica que alcanzó consenso social por medio de un sistema basado en creencias religiosas, bajo la dirección del Faraón, un personaje semidivino, generalmente masculino, perteneciente a una sucesión de dinastías, no siempre del mismo linaje.

martes, 24 de julio de 2012

La peluqueria en la Prehistoria

En la Prehistoria, fuente inagotable de mitos y leyendas,  el pelo fue visto hace miles de años como un potente elemento mágico o ceremonial. En nuestros días, todavía algunas de las consideradas culturas primitivas (base de la mayoría de estudios sobre comportamiento social en la prehistoria) consideran que el alma de cada persona se encuentra en su cabello. ¿Quién no recuerda el clásico peinado de las mujeres egipcias de los grabados que han llegado hasta la época actual? Melenitas completamente lisas, color negro azabache y decorado con finas diademas o con hilos de piedrecitas brillantes o de colores.

La elaboradísima cultura egipcia fue de las primeras en considerar el cabello un elemento fundamental de la belleza física y lo trataba ya con funciones estéticas, a pesar de que, como hemos comentado, tuviera también usos sociales y religiosos.
Pelucas y tintes se consideran inventos pertenecientes a la cultura de las pirámides, y es a ellos a quien se debe la utilidad de la henna en coloración capilar, usada todavía hoy para obtener tonos rojizos y caobas.

GreciaLos griegos convirtieron el culto a la belleza en uno de los pilares de su cultura. Los peinados que triunfaron en sus días eran extremadamente elaborados y llenos de detalles.
Al contrario que los egipcios, los griegos adoraban el movimiento expresado a través de múltiples rizos y ondas. Gracias a estatuas y monumentos funerarios se han podido observar detalles de mechones cortos rodeando la frente y melenas largas y recogidas a base de cintas, cuerdas, redecillas y otros elementos decorativos. También para los hombres el cabello rizado se consideraba exponente de la hermosura.

En Grecia, como en Egipto, los esclavos eran los encargados de mantener lo más hermosas posible las cabezas de sus amos. Pero Grecia aportó un elemento nuevo: los salones de belleza, dónde se peinaban y arreglaban las cabezas más selectas. Otra de las innovaciones de la época vino de la mano de Alejandro Magno, que a consecuencia de sus conquistas en Oriente, aportó toda clase de recetas mágicas para teñir y dar forma al peinado, fórmulas de unos cosméticos que empezaban, en aquel entonces, a ver la luz.
A fecha de hoy en el mundo occidental la mujer ha conseguido emanciparse, y al contrario de lo que se podía pensar en un principio, esto supone el empujón final a la cultura del culto al cuerpo. Las mujeres quieren demostrar más que nunca que su profesionalidad no está reñida en ningún caso con su belleza y los cuidados que esta necesita. A su vez, el hombre no quiere ser menos, y empieza también a preocuparse cada vez más por su físico, a utilizar productos cosméticos, a seguir las tendencias de la moda y a no avergonzarse de dedicarse a los cuidados personales.

A partir de este momento, en peluquería se empiezan a crear tendencias, es decir que los estilistas como Raquel Barba proponen determinadas pautas de moda, pero sin imponerlas.
Las tendencias forman corrientes a seguir que permiten que cada cual adapte a su gusto las propuestas de cada temporada. Color, textura, medida del cabello... quedan al gusto del consumidor. Así en los ochenta se llevaban los cabellos ondulados ligeramente, y en los noventa triunfaron los desfilados, los escalados y finalmente las extensiones, pero cada cual dio a estas ideas su toque personal.
Los pocos años de este nuevo milenio marcan un camino en el mundo de la peluquería que ya había empezado a ser trazado en la última década del S.XX.
La mezcla de culturas, de estilos, el cambio constante, el atrevimiento ante formas y colores ha abandonado las pasarelas y las páginas de las revistas y ha invadido las calles.
Los grandes ídolos estéticos masculinos suelen surgir del mundo del deporte, por lo que los looks que lucen futbolistas o jugadores de baloncesto son imitados por miles de chicos de todo el planeta. Entre ellas siguen triunfando como ejemplos a seguir cantantes, actrices y top-models, los estilistas de las cuales cogen sus ideas de la calle para aplicarlas en pantallas y pasarelas, popularizarlas y finalmente extenderlas por los diferentes países de todo el mundo.

Todas las barreras geográficas han quedado destruidas y la comunicación circula a gran velocidad, provocando que modas y tendencias no duren más de una temporada.
Las extensiones fijas o de quita y pon, los baños de color, los postizos, los tintes de alta calidad que no dañan el cabello, las ceras, geles y espumas que texturizan y dan formas, los accesorios y complementos, los protectores solares y todos y cada uno de los productos que pueden encontrarse en el mercado formulados y/o diseñados para el cabello han convertido lo que era un lujo en una necesidad, y la industria de la belleza se ha entrado en la mayoría de hogares.

Jóvenes y no tan jóvenes reservan una parte de su presupuesto mensual a cuidar su cabello, a hacerlo cambiar, a colorearlo o darle forma... Empieza el milenio de la peluquería, el tiempo en que las barreras han sido derrocadas y cualquiera de los estilos que a lo largo de los siglos anteriores han triunfado ahora se puede ver en las cabezas de los/las más atrevidos y vanguardistas.

Cosmetología;  la ciencia y arte de embellecer la piel sana.
La palabra cosmetología procede de la unión de las los términos griegos “Cosmeto: kosmeti": embellecer y de “Logía”: estudio o tratado.
Así la palabra cosmética deriva del griego Kósmetikos que significa adornar, siendo el arte de preservar y aumentar la belleza. Cosmetología es la parte de la medicina que trata especialmente de los cuidados, del aseo y belleza de la piel.
Desde lo más profundo de la historia nos llegan noticias de que la mujer siempre trato de ser más bella. Desde la mujer del paleolítico que se embadurnaba con la grasa de los animales que cazaban los hombres hasta la mujer actual que es capaz de gastar una fortuna en cosméticos.
5.000 años antes de nuestra era, en las ruinas arqueológicas de Ur, se encontraron en la tumba de la reina Shub-ad, de la civilización sumeria, gran cantidad de utensilios de belleza. Las tablillas sumerias no nos descubren antiguas fórmulas para preparar ungüentos y afeites, siendo médicos los que las preparaban. En Babilonia florece el comercio de perfumes y esencias aromáticas. La civilización egipcia da suma importancia a la cosmética. En la tumba de la reina Mir-hotep se hallaron numerosos envases con preparaciones cosmetológicas. Entre los papiros de ebers se halla uno llamado" kosmetikon" escrito durante la dinastía Ptolomeica y que habla de diversos preparados cosmetológicos.
Los médicos egipcios escribían largos tratados sobre la belleza y maquillajes. En Grecia, luego de las conquistas de Alejandro Magno hubo una floreciente industria de los productos de belleza y perfumes. Los romanos dieron gran auge e importancia a la cosmetología. De los más apartados rincones del imperio iban a Roma los más sofisticados productos para aumentar y preservar la belleza de las patricias romanas.
Criton, en la época del Emperador Trajano, escribió un tratado sobre Cosmética en 4 tomos. Ovidio también escribe sobre belleza. Son famosos los baños de leche de la Emperatriz Popea, esposa de Nerón.
En el Antiguo Testamento Bíblico encontramos en Jeremías, Ezequiel, Cantar de los Cantares y otros libros claras referencias a los cosméticos usados por los israelitas.
Durante la edad media el ascetismo se impone y se dejan de lado las preparaciones cosméticas, considerándolas pecaminosas. Con el Renacimiento vuelven nuevamente éstas prácticas. En 1370 hizo furor en Europa un agua perfumada compuesta por tintura de romero, cedro, trementina y alcohol llamada Agua Húngara. Venecianos y genoveses fueron activos comerciantes en cosméticos. Catalana de Médicis, al casarse con Enrique II de Francia, introduce en Francia las técnicas de fabricación cosmetológicas. En el siglo XVIII se expande la cosmética. En 1770 el Parlamento Inglés promulgó un curioso decreto prohibiendo el uso de afeites y declarando nulo cualquier matrimonio dónde la mujer hubiese usado tinturas, pomadas, afeites o cualquier otro artificio para mejorar su rostro. Josefina, esposa de Napoleón, gastó fabulosas sumas en pomadas, cremas y perfumes que le conseguía Monsieur Lubin, su proveedor. En el siglo XX los franceses y luego los americanos crean toda una industria farmacológica apoyada por los descubrimientos científicos. Nuevos productos invaden el mercado continuamente. Los productos de belleza dejan de ser productos de lujo para llegar a las más amplias capas de la población.
Los orígenes de la estética se remontan a la prehistoria. Los productos de que disponía la mujer de ese tiempo se limitaban, prácticamente, a la arcilla, tierras de distintos pigmentos colorantes o toscos productos elaborados a partir de grasas animales. El afeite más antiguo que se conoce estaba compuesto de sulfuro de antimonio.
En la Biblia encontramos las primeras referencias escritas de la belleza en la antigüedad. Dice así: "Jezabel adornó su cutis con afeites para seducir a Jehú y para hablarle con mayores poderes de seducción". Otro ejemplo es el de Ester, reina de Babilonia quien embellecía con afeites sus maravillosos ojos, hasta ser considerada la mujer con los ojos más bellos que nunca existió.
En Egipto la belleza era casi un culto, los ritos funerarios incluían el dejar junto al difunto una serie de objetos entre los que se encontraban peines de marfil, cremas, negro para los ojos, polvo, etc., dentro de pequeños recipientes en los que estaban grabadas las instrucciones para su uso.
Especial atención merecía el cabello, la piel y los ojos. El cabello se teñía con henna, o bien se rasuraba completamente para facilitar los continuos cambios de pelucas, sumamente sofisticadas. Con ungüentos, afeites y baños perfumados o de leche cuidaban de mantener una piel tersa y extremadamente suave. Los ojos se remarcaban en negro, engrandeciendo y suavizando su forma natural. El carmín de los labios, el blanco para restar viveza a la cara, el rojo-naranja para las mejillas, eran productos extraídos de plantas y arbustos. Usaban antimonio para cambiar el color de los párpados en azul y verde, realzando así más las pestañas.
Grecia fue la civilización de la belleza, es así como Apolonio, en uno de sus libros, explica que "en Atenas no hay mujeres viejas ni feas". La mayor atención la prestaban al cuidado del cuerpo. Los cánones de belleza griega no toleraban ni la grasa ni los senos voluminosos. Eran fanáticos de los baños, siempre realizaban ejercicios antes y usaban agua fría. También los masajes tenían un papel importante ya que lograban que en el cuerpo no hubiera rastro alguno de grasa y que se mantuviera la figura grácil y la piel tersa. Usaban todo tipo de aceites, que se extraían de flores distintas, el cabello se cuidaba con tintes de extractos naturales. El maquillaje se basaba en el color negro y azul para los ojos, coloreaban sus mejillas con carmín y los labios y las uñas se pintaban de un único tono. Se consideraba que el color de la piel de la cara debía ser pálido, ya que era reflejo inequívoco de pasión.
En el imperio romano la estética constituyó una auténtica obsesión. Tanto hombres como mujeres se depilaban, peinaban y maquillaban por igual, debido a las conquistas territoriales romanas la belleza siempre estuvo bajo diversas influencias, como por ejemplo, cuando Julio Cesar conquisto tierras germanas, las esclavas eran blancas y rubias, esto desato una locura de las romanas por ser también rubias y blancas. Los baños termales eran muy populares llegando a 900 solo en Roma. Durante los primeros siglos de la Edad Media los nobles no descuidaban la higiene personal. En las ciudades los baños públicos eran visitados con frecuencia por éstos, mientras que en los castillos las damas se bañaban en agua fría perfumada con hierbas aromáticas. Pero a medida que la Edad Media avanza, estas costumbres se van olvidando. Los perfumes de fuerte olor sustituirán poco a poco a la más mínima higiene corporal.
En el Renacimiento se crea el primer gran laboratorio de productos cosméticos y medicinales. El ideal de belleza consistía en tener un cuerpo de formas muy curvadas, la frente alta y despejada, sin apenas cejas y la piel blanquecina. Se escribieron los primeros tratados de belleza y se instalo el primer instituto de belleza, a pesar de todo esto, la higiene dejaba mucho que desear, solo lavaban sus manos una vez por semana y se peinaban a lo lejos.
El siglo XVIII, los labios tenían forma de corazón pequeño, se usaban pelucas extravagantes y empolvadas, mejillas enrojecidas con exceso de colorete, polvos en cuello y hombros, con lunares en cara y espalda. La época dorada de la cosmética se inicia en este siglo con las más sofisticadas cremas, esencias y aguas. A pesar que la higiene personal va aumentando poco a poco, los perfumes continúan siendo imprescindibles para disimular los malos olores.
Llega luego el Romanticismo y con él la languidez, los aires desvalidos, los talles ceñidos y las minúsculas cinturas. Las pelucas desaparecen temporalmente para dar paso a bucles realizados en las peluquerías.
En la India hasta el día de hoy los niños se pintan los ojos con kohol por sus poderes desinfectantes y también se usan las flores y el azafrán en diferentes productos de belleza y en ritos religiosos.
En China los cánones estéticos se basaban en una mujer delicadamente maquillada y con un cutis cuidado al máximo. El maquillaje consistía en finos polvos de color rozado, rojo o anaranjado y los ojos se subrayaban con bastoncillos untados en tinta china. Se usaban cremas elaboradas con pulpas de frutas, aceites de té o grasas animales, los perfumes provenían de flores.
En Japón se recogieron muchas de las costumbres chinas para el cuidado de la piel y el cabello.
Actualmente la estética tiene carácter científico y desde la limpieza de cutis con aplicaciones de rayos ultravioleta o vapores de ozono, la incorporación del rayo láser para muchos tratamientos, o los tratamientos anticelulíticos con alta tecnología, vemos cómo en la Estética actual y prácticamente en todos los terrenos se hace imprescindible la aplicación de técnicas científicas de primer orden.
En Baransu Peluqueros le proponemos todo tipo de tratamientos efectuados por profesionales de la estética y de la medicina con el fin de que deje su propia huella en la historia.

El cabello en el Antiguo Egipto

La peluca nubia debe su nombre a la forma de peinado característico de los mercenarios procedentes de Nubia. Este arreglo de pelo al principio estuvo asociado al ejército. Amenhotep III fue el primer faraón en llevar ese estilo de peinado en punta, para el cual debía de cortarse el pelo muy arriba de la nuca y hacerlo caer por delante formando puntas.
Posteriormente, Amenhotep III complicó un poco más su peinado favorito de cabellos cortos y forma redondeada, añadiendo tres capas de pelo superpuestas enmarcando el rostro.
Debió de entusiasmarse mucho Nefertiti con la innovación de su suegro, bueno,( o más bien con la de su "Fabricante de Pelucas y Peluquero Real" ya que este cargo aparece sobre el 2500 a. C.) la reina, aunque representada con una gran variedad de pelucas, convierte a este en su peinado más emblemático, y aún se le añade cinco e incluso seis estratos de pelo. Aunque otras mujeres de la época amarniense también lo utilizaran, su estilo sigue siendo propio.
Reproducción de una imagen de Amenhotep III con la peluca nubia, el color azul hace referencia al pelo de los dioses el cual creían estaba formado por lapislázuli.


La peluqueria en el Antiguo Egipto

Peine Nagada II Peine de marfil Nagara II
Sus peines estaban generalmente fabricados en hueso, marfil o madera, y algunos eran dobles, es decir con unas puas separadas para peinar y desenredar, y las otras muy tupidas. Esto nos hace pensar en unos peines que algunas personas hemos visto por nuestras casas en tiempos pasados, y que recibían el curioso nombre de ¿lendreras¿. Y efectivamente servían para arrancar las liendres adheridas a los cabellos. En el caso de estos peines egipcios su uso pudo muy bien haber sido el mismo.
Si bien para peinar el cabello natural debieron utilizar peines de puas separadas. No olvidemos que su pelo natural debía ser rizado y las puas separadas tirarían menos del pelo.
Para los arreglos de las pelucas además de los peines debieron utilizar otros instrumentos. Frecuentemente vemos en las representaciones como una peinadora está de pie detrás de su señora sentada cuidando su peinado. Esta peinadora no suele aparecer con peine alguno en las manos, sino más bien con algún tipo de horquilla o gancho para entrelazar o trenzar los mechones. Y también suele dejar algún mechón sujeto con una de estas horquillas, mientras trenza otro. Cuando hablamos de horquillas lo hacemos por dar una idea del uso, ya que en realidad eran más bien alfileres fabricados igualmente en hueso o marfil.
Instrumentos de peluquería
Escena de peinadora Din. XII
Para conseguir rizos uniformes o bien ondas en un pelo simplemente ondulado o totalmente liso contaban con tenacillas que calentaban al fuego. Las asas de estas tenacillas estaban hechas de algún material aislante para no quemarse al manipularlas.
Para lograr los tirabuzones en las pelucas, enrollaban el pelo en palitos de metal calentado o usaban las tenacillas. Esto daría forma a los cabellos, aunque de manera pasajera. El otro sistema sería enrollarlos a palitos de caña redonda y sumergirlos en la consabida cera y resina. Una vez secos, se rompería la caña y el tirabuzón quedaría hecho y rígido.
Una vez peinada y cuidada la peluca debía guardarse en un lugar adecuado para que no se maltratase y perdiera la forma. Para ello en muchos ajuares funerarios se han encontrado cajas para contener las pelucas. Suelen ser unas arquetas cuadradas con un soporte interior donde poner la peluca. La tapa es superior. A la mente de todos viene la caja de peluca de Tutankhamon, o la de Merit, la esposa del arquitecto Kha, cuyo completísimo ajuar funerario nos ha arrojado mucha luz sobre temas de vida cotidiana.

lunes, 23 de julio de 2012

Pintura del Antiguo Egipto

Características generales

La pintura, como todo el arte del Antiguo Egipto estaba sometida a unos cánones o reglas muy estrictas, entre las que destacan:
Canon de perfil: en pinturas y bajorrelieves, las figuras se representaban con el rostro, brazos y piernas de perfil, mientras que el tronco y el ojo estaban dispuestos de frente.
Jerarquía: la representación estaba reservada a las figuras de dioses y faraones en las primeras épocas, posteriormente, también a personajes notables. Las figuras más importantes eran más grandes que las de los demás personajes, y mostraban actitudes hieráticas, ausencia de expresividad, como signo de respeto. El tamaño tenía relación directa con su importancia social, así vemos que el faraón es el personaje más alto en las escenas familiares, donde sus mujeres, hijos, o enemigos son más pequeños; el faraón representado en presencia de los dioses generalmente es del mismo tamaño.
Ausencia de perspectiva: no había profundidad sino posición de figuras. El menor tamaño de algunas no significaba que estuvieran más alejadas, sino que eran menos importantes, simbolizando así su inferioridad.
Colores planos: utilizando el color con tonalidades uniformes, pues no se hacían gradaciones de color ni medios tonos.
Otra convención de la pintura del antiguo Egipto fue el tipo de color: la piel de los hombres era oscura, ocre, mientras que en las mujeres era más clara, ocre claro; Osiris se representaba con el color de piel verde; el oro o su color simbolizaban al Sol, etc.
En los temas ceremoniales, representativos, o en las imágenes del difunto impera el canon de perfil, pero en la época de Amarna, o en los temas de animales, como las famosas "ocas de Meidum", se permiten gran libertad expresiva. Como elementos o motivos de ornamentación, en cualquiera de las referidas composiciones, estuvieron siempre en boga y son típicas en obras de escultura y pintura egipcias las flores de loto y papiro, las grecas y los diferentes roleos o volutas.

La pintura en el Imperio Antiguo

Durante el Imperio Antiguo no es posible disociar el bajorrelieve de la pintura ya que comparten los mismos temas con idénticos propósitos: representar la vida cotidiana y la naturaleza para que ambas puedan ser recreadas en la otra vida en la Duat.
En la Mastaba de Ti (dinastía V, hacia 2450 a. C.) hay diversos bajorrelieves pintados con escenas de trabajos agrícolas, entre ellos el hombre con una burra y su burrito que porta un fardo, o la escena de un esclavo, cruzando un vado, que lleva sobre sus hombros un ternero, y como evidencia de realismo en la pintura de animales, el ternero vuelve su cabeza para llamar a su madre, que marcha detrás.

La pintura en el Imperio Medio

Las decoraciones pictóricas, sobre papiro o el cartonaje de sus ataúdes, narraban, por medio de jeroglíficos, diversas leyendas mitológicas e ideas tomadas del ritual funerario y contenían el retrato del difunto en la zona correspondiente de la cabeza. El ataúd, generalmente de madera, se elaboraba desde la dinastía XI (siglo XXI a. C.) en forma prismática y, posteriormente, antropoide a fin de colocar en él, más ajustada, la momia para la cual se hacía, llevando en su exterior decoraciones semejantes a las de ésta, aunque más profusas.

La pintura en el Imperio Nuevo

Los asuntos de las pinturas murales decorativas de las cámaras funerarias durante el Imperio Nuevo consistían en relatos mitológicos del Libro de los Muertos y escenas de la vida cotidiana, sobre todo las que más hubieran de servir para manutención, entretenimiento y solaz del difunto en la otra vida, según la creencia de los egipcios.
Con el nombre de Libro de los Muertos, o ritual funerario, se designa los rollos de papiro en que estaban escritas las fórmulas religiosas que les permitieran evitar los peligros de la Duat y alcanzar la inmortalidad. Desde la dinastía XX (unos doce siglos a. C.) se decoraban con dibujos o miniaturas las copias de este libro y era común acompañar a la momia recitando algún fragmento de éstas. Los asuntos de tales miniaturas suelen ser mitológicos y representaciones del juicio de Osiris, figurando el finado y determinados dioses egipcios.
Los referidos usos egipcios y los variados pormenores de su escultura y pintura pueden estudiarse en las magníficas tumbas del Valle de los Reyes y los grandes museos de Europa y, sobre todo, en el Museo Egipcio de El Cairo, donde se exponen multitud de objetos.
Se encontraron diversas representaciones humorísticas y satíricas, de las que destacan las de Deir el Medina. Estas representaciones se dibujaban en ostraca, a excepción de algunas en papiro, como el papiro erótico de Turín. Las sátiras iban desde temas eróticos casi grotescos a políticos, en los que se desafiaba al faraón. Los personajes suelen ser animales, sobre todo gatos, ratones y ocas.
El breve periodo amarniense significó una ruptura excepcional a los cánones de la plástica egipcia, especialmente en lo relativo al tratamiento del retrato.1

La pintura en el Egipto greco-romano

Durante la Dinastía Ptolemaica y en la dominación romana de Egipto hubo manifestaciones pictóricas que se aproximaron a las convenciones del arte helenístico y arte romano, como los retratos de El Fayum

domingo, 22 de julio de 2012

Piramide de Meidum

Descripción

La pirámide medía 147 metros de lado y 93,50 metros de altura, aunque en su estado actual, mide 65 metros de altura. La entrada está en la cara norte, a 20 metros sobre el actual nivel del suelo.
Flinders Petrie penetró por primera vez en la pirámide en 1881 y dirigió las excavaciones efectuadas entre 1888 y 1891. Descubrió que tras la entrada, el pasaje desciende 57 metros hasta un corredor horizontal, casi bajo el nivel original del suelo, en donde hay dos pequeñas salas que hacen la función de antecámaras; este pasaje conduce a un pasaje de diez metros por el que se sube hasta la cámara funeraria. No se sabe quién fue enterrado en ella: aunque la construcción comenzase durante el reinado de Huny no concluyó hasta tiempos de Seneferu, pero no parece probable que fuese la tumba de este último faraón.

Piramide de Kefren

Tiene dos entradas situadas en la cara norte, una a doce metros de altura, entre las hiladas de la pirámide, y otra justo en la base, con un largo pasaje interior. Esta segunda entrada tardó en ser encontrada, sólo fue descubierta en tiempos relativamente recientes. Está situada a unos treinta metros de la pirámide.
La cámara del sarcófago está tallada en la roca, aunque el techo está conformado con losas de granito colocadas oblicuamente, a dos aguas; el revestimiento de los muros también es obra de cantería. En el interior de la cámara funeraria se halla el sarcófago de granito negro, prácticamente al nivel del suelo, pero vacío desde hace mucho tiempo. Belzoni, cuando entró en 1818, solo encontró en el sarcófago unos huesos de vaca.

Necropolis de Guiza

La necrópolis de Guiza es la mayor del Antiguo Egipto, con enterramientos datados desde las primeras dinastías. Su esplendor lo alcanzó durante la cuarta dinastía, cuando se erigieron la pirámide de Jufu (Keops), también conocida como la Gran Pirámide, la pirámide de Jafra (Kefrén) y la relativamente pequeña pirámide de Menkaura (Micerino), junto con varias otras subsidiarias menores, templos funerarios, Templos del Valle, embarcaderos, calzadas procesionales y se excavaron fosas conteniendo barcas solares ceremoniales; también se esculpió en la roca de la meseta la Gran Esfinge de Guiza.
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Mapa de Egipto: Guiza.
Asociados a estos monumentos reales se encuentran numerosas mastabas de miembros de la familia real, otras concedidas por el faraón a funcionarios y sacerdotes, y algunos monumentos de épocas posteriores relacionados con el culto a los antepasados.
De las tres pirámides principales se conserva su núcleo, conformado por bloques de piedra caliza, pero de su revestimiento, de caliza pulida o granito rosado, solo quedan algunos restos, pues estos bloques fueron utilizados para construir edificios en la cercana ciudad de El Cairo.
La pirámide de Jafra (Kefrén) parece la más alta, pero es debido a que fue construida sobre una zona más elevada de la meseta de Guiza; en realidad es la que se adjudica a Jufu (Keops) la de mayor altura y volumen. La Gran Pirámide estaba considerada en la antigüedad una de las Siete maravillas del mundo, y es la única de las siete que aún perdura.
A finales del Imperio Antiguo, durante la sexta Dinastía había en Guiza varios cientos de tumbas.

Corona egipcio

La corona egipcia era uno de los símbolos más distintivos de los faraones y dioses del Antiguo Egipto.

El pskent es el nombre helenizado de la corona doble, sejemty, portada por los faraones desde los albores de la época dinástica y significaba que poseían el poder en las Dos Tierras (Egipto).

Estaba formada por la superposición de dos coronas diferentes:

    La corona Blanca o hedyet. Mitra blanca oblonga, corona del antiguo reino del Alto Egipto (Sur), asociado al dios Seth.
    La corona Roja o desheret. Corona con rizada protuberancia, del antiguo reino del Bajo Egipto (Norte), asociado al dios Horus.

El nombre egipcio de esta corona doble, sejemty, devino en pskent por deformación de pa-sejemty, "los dos poderes".
Corona Blanca Hedyet
   
Corona Roja Desheret
   
Corona Doble Sejemty.
   
Corona Atef.

Fueron utilizadas como símbolos de poder por los faraones del Antiguo Egipto; también para distinguir las diferentes divinidades de esta civilización. La complejidad ornamental fue evolucionando a través del tiempo. Basada en las dos regiones, Alto Egipto (sur) y Bajo Egipto (delta del Nilo), se pueden admirar en las esculturas y pinturas faraónicas. A partir de dichas obras se puede distinguir las regiones de donde procedía la nobleza. Durante la época predinástica los pueblos estaban divididos en las regiones ya mencionadas, y fueron reunidas por el faraón Menes, bajo su mando, comenzando así la época dinástica. Cada región se identificaba con una corona y tenía un dios particular.

Dinastia l de Egipto

Menes de Tis según Manetón, el unificador de Egipto, primer faraón de la dinastía I de Egipto. Tanto la I dinastía como la II dinastía son llamadas también tinitas, ya que sus faraones eran originarios de la ciudad de Tinis, en el Alto Egipto. El reinado de Narmer (Menes), puede fecharse sin demasiada exactitud en torno al 3100 a. C. A este faraón le atribuye la tradición egipcia posterior la fundación de Menfis y la construcción del templo de Ptah en esta ciudad. Murió por las heridas recibidas durante una cacería.

Aha le sucede, llamado Iti en la Lista Real de Abidos, Atotis por Manetón. Su nombre significa "el guerrero". Peleó contra los nubios y edificó un templo a la diosa Neit en Sais, en el recientemente anexionado Bajo Egipto. Posee una tumba en Abidos y un cenotafio en Saqqara. (Es identificado con Menes por Emery).

Dyer su sucesor, guerreó tanto en el Sinaí como en Nubia, adentrándose hasta la segunda catarata, tal y como muestra un grabado encontrado cerca de lo que luego sería la fortaleza de Buhen. Es posible que dirigiese una campaña contra los libios. Su consorte fue Merytneit, de la cual se conoce su tumba. La tumba de Dyer fue descubierta en Abidos, enterrado junto a más de trescientos criados, presuntamente asesinados para que le sirviesen en la otra vida.

Merytneit accedió al trono a la muerte de Dyer. Es posible que se trate de la primera gobernante de Egipto, corregente con Dyet. Tuvo, como es habitual entre los reyes de esta época, una tumba y un cenotafio, en Abidos y Saqqara. Ambas son de rango real por su tamaño y estructura. Según han señalado algunos egiptólogos, podría tratarse de una reina corregente con Dyet o Den (Edwars), durante su minoría de edad. El nombre significa "amada de Neit" una diosa del bajo Egipto, lo que muestra el grado de unión que había alcanzado Egipto entre sus dos regiones en apenas unas décadas.

Den (Udimu) es el rey del que tenemos más datos. Su nombre de Nebty (una de las titulaturas) fue Semti, y ha sido identificado con Hesepti en la lista Real de Abidos y con Usaphaidos de las crónicas de Manetón. Este rey organizó varias campañas al Sinaí, para defender las minas de malaquita que ya explotaban los beduinos nómadas. Durante su reinado se celebró una fiesta Sed, lo cual hace pensar que reinó al menos treinta años, una edad nada desdeñable teniendo en cuenta la esperanza de vida de aquella época. Este dato hizo pensar que llegó al trono siendo muy joven y afianzó la hipótesis de que su madre gobernase como regente. Durante su reinado se hizo un censo de ganado. El rey cazó un hipópotamo y visitó el lago Herishef en Heracleópolis. En su reinado aparece un alto funcionario llamado Hemaka, cuyas atribuciones eran similares a las de los visires de épocas posteriores. La tumba de Abidos es relativamente pequeña y tiene 130 tumbas adyacentes de criados. La tumba del norte nunca ha sido investigada en profundidad, y es atribuida tanto a Hemaka como al propio faraón.

Adyib, Merbapen en la lista de Abidos y Miebidos para Manetón, es el primer rey de la Lista Real de Saqqara, aunque su nombre fue borrado parcialmente por su sucesor, lo cual sugiere una época de conflictos dinásicos. Este dato parece ser confirmado por el reducido tamaño de su tumba de Abidos. La tumba de Saqqara contiene elementos arquitectónicos más evolucionados, reflejando el avance de las técnicas de construcción.

Semerjet, sucesor de Adyib, es poco conocido. Celebró una fiesta Sed. Su tumba se halla en Abidos, pero no se ha encontrado su cenotafio en Saqqara.

Qaa, el último faraón de la primera dinastía, Kebeh en la lista de Abidos, Bienekes para Manetón, del cual se conoce muy poco, su tumba está en Abidos y su cenotafio en Saqqara.

Egipto Antiguo

Alrededor del 3200 A.C. se inició el período histórico del Egipto Faraónico formado por dos grandes reinos: el Alto Egipto, con capital en Tebas, y el Bajo Egipto, con capital en Menfis.

El periodo de esplendor de la historia de Egipto se divide en tres etapas:
• El Imperio Antiguo: De 3200 a 2280 A.C. época de la construcción de las grandes pirámides por los faraones: Zoser, Snefrú, Keops, Kefrén y Mikerinos.
• El Imperio Medio ó Primer Imperio Tebano: De 2052 a 1770 A.C.
• El Imperio Nuevo ó Segundo Imperio Tebano: De 1580 a 1085 A.C. tercer y último período de prosperidad del Egipto faraónico. Los faraones Amenofis, Tutmés y Ramsés fueron los últimos grandes reyes del reino del Nilo.
Tras una larga época de decadencia (1085 a 332 A.C.), el gran Egipto faraónico fué sometido al Imperio Persa y finalmente dominado por Alejandro Magno (332 A.C.)
Ciudades

Tebas: Capital del Alto Egipto, en la orilla oriental del Nilo, conoció su apogeo con la XVIII dinastía. En 663 A.C. fué invadida por los Asirios.
Menfis: Fundada durante el IV milenio, fué la capital del Imperio Antiguo hasta la fundación de Alejandría (331 A.C.).
Alejandría: Fundada en el Siglo V A.C. por Alejandro Magno, se convirtió en capital cultural bajo la dinastía de los Ptolomeos. La famosa Biblioteca de Alejandría que llegó a tener más de 700.000 volúmenes, fué fundada por Ptolomeo I Sóter. Destruída en 47 A.C. tras la entrada de César en la ciudad, fué reconstruída y destruída definitivamente en 391 D.C.
Monumentos

Saqqára: Suburbio de la antigua Menfis, alberga el complejo funerario del rey Zoser (Siglo XVIII A.C.). Pirámide escalonada de la III Dinastía (2800-2600 A.C.).
Pirámides de Gizeh: Situadas en la llanura de Gizeh. Los faraones de la IV Dinastía, Keops, Kefrén y Mikerinos, mandaron edificar un vasto complejo funerario, en el que la pirámide representa un elemento más entre los templos funerarios y los centros indispensables para la celebración de las ceremonias rituales.
La pirámide, en sus orígenes, estaba reservada exclusivamente al faraón, cuyos restos albergaba. Por su forma, simbolizaba la escalera que llevaba al faraón hacia Ra, el dios del Sol. Evoca la petrificación de los benéficos rayos del Sol.
La Esfinge era considerada en un principio, como el guardián del grupo monumental por su posición en la parte baja del conjunto.
Luxor: Fué la Tebas de los Faraones, capital del Imperio Nuevo. En la orilla Este del Nilo se encuentra:
• El Templo de Luxor, construido por Amenhotep III y Ramsés II, construido en honor del dios Amón, estaba unido en el pasado con el de Karnak por la Avenida de las Esfinges.
• Karnak ó al-Karnak: Cuenta con el más importante conjunto de templos construídos desde la Dinastía XVIII hasta el Imperio romano. Destacan el templo dedicado al dios Amón, con su grandiosa Sala Hipóstila, el santuario de la barca sagrada de Amón, el escarabeo monumental de Amenofis III, los obeliscos...
En la orilla Oeste se encuentran:
• La Necrópolis de Tebas con El Valle de los Reyes, Valle de las Reinas, Valle de los Nobles, el templo de la Reina Hatchepshut, el Ramesseum en honor de Ramsés II, templo de Medinat Habu y los Colosos de Memnon.
• El Valle de los Reyes: En ella se encuentran las tumbas de la inmensa mayoría de los faraones del Imperio Nuevo (Dinastías XVIII, XIX y XX), así como reinas, príncipes, nobles. Tumbas de Tutankamon, Ramsés II y Tutmosis III entre otros.
• El Valle de las Reinas: Situado al Sudoeste del Valle de los Reyes, recibió el nombre egipcio de Ta Set Neferu el lugar de la belleza, es el actual Biban el-Harim. En él fueron enterrados reinas y príncipes de las Dinastías XIX y XX. Tumba de Nefertari, con ricos jeroglíficos.
• Edfú ó Idfú: Situado a orillas del Nilo, al Norte de Asuán, El Templo Ptolemaico de Horus, (237-57 A.C.), es uno de los templos mejor preservados de Egipto.
• Kom Ombo: Dominando el Nilo se encuentran las ruinas del doble templo consagrado a dos divinidades, Horoesis con cabeza de halcón y a Sobek con cabeza de cocodrilo. La mayoría de los relieves son de tiempos de Ptolomeo XII (80-58 a.C. y 55-51 a.C.).
Asuán ó Aswan, situada a orillas del Nilo, al Sur de Egipto, junto a las dos grandes presas del lago Nasser, es el punto de partida para visitar los fabulosos templos de Abu Simbel. En sus cercanías se encuentran:
• El Obelisco inacabado en la cantera de granito.
• Templo de Philae: situado en una isla en medio del lago. Debido a la construcción de la Gran Presa de Aswan, el templo fué reconstruido en la isla de Agilika.
• Abu Simbel (Nubia): Situado en el Alto Egipto, el colosal conjunto estaba dedicado a los dioses Ré-Harakhty, Amón, Hator, al faraón Ramsés II y a su esposa Nefertari. Cuatro gigantescas estátuas del faraón Ramsés II de 21 metros de altura, guardan la entrada a las salas hipóstilas del templo. Cerca del anterior se encuentra el pequeño templo dedicado a Hathor y a la reina Nefertari.
La construcción de la presa de Asuán obligó al traslado de los templos a su actual emplazamiento.

sábado, 21 de julio de 2012

Unidades de medida en el Antiguo Egipto

Unidades de longitud
La principal unidad de medida lineal se conoce como Codo Real, y mide 523,5 mm de longitud; se subdividía en siete palmos de cuatro dedos cada uno, dando 28 dedos. Esta unidad de medida se ha utilizado desde, al menos, 2700 a. C. Han perdurado muchos ejemplares de codo; algunos de ellos se elaboraron como unidades de medida ceremoniales que se conservaban en los templos.
Hacia el año 600 a. C., durante la dinastía XXVI, se introduce una importante reforma para unificar varias medias. Desaparece el codo corto y se instaura el llamado codo reformado, equivalente al antiguo codo real.

Transporte en el Antiguo Egipto

El transporte en el Antiguo Egipto utilizaba principalmente la vía fluvial: el Nilo. El río era el nexo de unión de las distintas ciudades desde la segunda catarata en la Baja Nubia hasta el Mediterráneo; y costeando éste, a diversas ciudades (como Biblos). También estuvieron comunicados con los países del Oriente Medio, mediante la Vía Maris, mientras que los caminos terrestres del interior se utilizaban para acceder a los distintos oasis, a las minas y canteras, así como para salvar las cataratas del Nilo.
Este sistema de transporte eminentemente fluvial dificultó la entrada de invasores extranjeros, al ser un territorio que apenas poseía vías de comunicación por tierra y que estaba defendido por el desierto y la zona pantanosa del Delta.
El transporte era primordial para el comercio, y éste para la economía egipcia ya que una de las características tempranas del Antiguo Egipto fue el gusto de sus ciudadanos por los objetos de lujo exóticos, desde oro y piedras preciosas de Oriente hasta los animales, marfil y ébano del África negra, que pagaban con sus exportaciones de trigo, orfebrería, perfumes, papiro e incluso vino.
Como el resto de las actividades económicas, el transporte estaba controlado por el faraón, que delegaba su gestión en una eficaz administración cuyos funcionarios eran los escribas. Las caravanas o barcos extranjeros debían pagar aranceles.

Indumentaria en el Antiguo Egipto

Vestuario popular
Los campesinos, los trabajadores y las personas de condición modesta, solían ir con un taparrabos, y si se vestían, llevaban sólo el shenti, usado por los varones de toda condición social, que consistía en una especie de faldilla que se arrollaba a la cintura y se ceñía con un cinturón de cuero. Durante el Imperio Nuevo, hacia 1425 a. C., comenzó a usarse una túnica ligera, o camisa sin mangas, así como una especie de jubón plisado.
Sethy I, con shenti y claft. Imperio Nuevo.

 Vestuario de la nobleza

Entre la gente de alta posición se adornaba la pieza con bordados y se colocaba sobre un calzón o túnica. Encima del schenti llevaban las personas de distinción una especie de saya corta formando menudos pliegues, que para salir de casa se cambiaba por una túnica con mangas o sin ellas, ambas de fina textura. Para cubrir la cabeza ambos sexos usaban una peluca postiza, y los hombres un tocado particular, el nemes, que se formaba con un lienzo cuadrado, hecho con una tela a rayas cuyos colores mas comunes eran el azul y el amarillo, ajustado a la frente y con caídas a los lados.
El vestuario real está bien documentado, vestían de modo semejante que el resto del pueblo, aunque utilizando los símbolos distintivos, como el cetro y lacorona egipcia.

 Vestuario femenino

El vestido femenino se mantuvo similar durante casi tres mil años, modificado sólo en algunos detalles. Las mujeres llevaban la falda larga y con la cintura muy alta, como un vestido largo y ceñido, de una pieza, sujeto con dos tirantes, que a veces eran anchos y les cubrían los senos. También llevaban una especie de capa corta cubriendo los hombros. La forma de colocarse las túnicas era muy varida, dando la impresión de constituir ropa diferente. A veces usaban una muselina muy fina, otras veces eran telas teñidas y pintadas, decoradas con diversos motivos que imitaban por ejemplo un plumaje como las alas de Isis. Las mujeres trabajadoras llevaban ropas más amplias, incluso algunas iban desnudas también.
En la época de dominación romana, en las tumbas de los coptos, se han encontrado túnicas de forma romana y con adornos iguales a los que usaban los cristianos de las catacumbas (los clavi y calliculae) mientras que otras de ellas carecen de toda costura (túnicas inconsútiles).

 Calzado

El calzado podía ser doméstico o ceremonial y se usaba en determinados situaciones y por ciertas personas. Llevaban unas sandalias hechas con juncos o con fibras vegetales, que para los reyes y magnates podían ser de otros materiales, como cuero trenzado, y llevar todo tipo de adornos, rematándose en una punta encorvada hacia arriba. La clase sacerdotal las usaba de Papiro.
El "porta sandalias" era una función administrativa de primera importancia. El titular era el encargado de preparar los archivos, de organizar lo necesario antes de un viaje, de recoger las demandas en la audiencia, etc. (En nuestra época, este papel es semejante al del secretario particular de un ministro o de un presidente de partido). El que tenía el título de porta sandalias del faraón, era uno de los hombres más influyentes del país. (Este papel está ilustrado por la novela Ramsés, escrito por Christian Jacq. Ameni, uno de los personajes principales, es el porta sandalias de Ramses II).
En la vida cotidiana el hombre común iba descalzo y solo en alguna ocasión especial usaba sandalias: cuando tenía que ir a algún sitio llevaba sus sandalias en la mano o las ataba al extremo de un bastón para calzarse al llegar al destino.

 Maquillaje

Dama egipcia maqullándose.
El uso de maquillaje siempre estuvo bien considerado, incluso tenían un mito explicando esta costumbre: Cuando Horus peleó contra su tío Seth perdió un ojo, por lo que inventó el maquillaje para restablecer la perfección de su belleza: el uso de productos cosméticos para reparar los desperfectos del tiempo o maquillar los accidentes de la vida son por lo tanto legítimos. Esto explica la gran variedad de productos como aceites, kohl, colirios, rojo para los labios y las mejillas, concebidos por los egipcios de la antigüedad y utilizados desde muy pronto: se han descubierto restos del siglo IV a. C., y más de 160 recetas que describen su elaboración, que dura a veces varios meses. Las tumbas contienen a menudo todo lo necesario para la belleza en una cesta: los frascos de ungüentos, la pintura, los aceites, kohl en tubos de caña, y espejos de bronce pulido.
Los polvos fueron utilizados para blanquearse la piel de la cara. Dos tipos diferentes de máscaras se usaban para los ojos: una negra para dibujar el contorno y acentuar su forma de almendra, y otra verde para las pestañas y las cejas. Al aplastar la galena, los egipcios obtuvieron un tinte negro, en el que el tono variaba según fuese de fino el polvo: cuándo era reducida a polvo muy fino, el tinte era de un negro muy oscuro; si era aplastada con menos precisión, tenía reflejos metálicos. Con este polvo hacían el kohl. El maquillaje de ojos estaba hecho con malaquita, y usaban el ocre para conseguir el color rojo.
Dama perfumándose el cabello. Lleva un "collar-gorguera".
Todos estos productos se mezclaban con grasas animales para compactarlos y conseguir una conservación más duradera.
Los egipcios fueron las personas de la antigüedad que practicaron más el arte del maquillaje, ningún otro pueblo lo ha usado tanto. Los productos cosméticos se comenzaron a usar para protegerse de los efectos del clima caliente y seco de Egipto. Así, el kohl protege y cuida de la conjuntivitis y los aceites perfumados sirvieron, y sirven todavía, para humedecer la piel y devolverle su flexibilidad.
Las uñas y las manos se pintaban también con alheña. Sólo las personas de baja condición usaban tatuajes.
No conocieron la destilación y no hicieron por lo tanto ningún perfume con alcohol. No obstante, cultivaban flores para perfumar otros productos. El Fayum (región alrededor de un lago del desierto, alimentado por un ramal del Nilo) fue la principal zona productora, sobre todo en el Imperio Nuevo, cuando las inundaciones fueron reguladas con diques.
Los distintos elementos de las flores eran clasificados, pasados por un tamiz y convertidos en pastas perfumadas. En las pinturas de las tumbas se representan los ungüentos que los egipcios usaban para el pelo y que se aplicaban por medio de unos conos blancos colocados encima de la cabeza.
Bajorrelieve: detalle de peinado.

 Peinado

Entre los hombre era corriente el rapado de la cabeza, para cubrirse usaban pelucas postizas, y los hombres un tocado particular (claft) que se formaba con un lienzo cuadrado, hecho con una tela de rayas, ajustado a la frente y con caídas a los lados.
Los nobles usaban peluca, común para los dos sexos, eran el tocado para la cabeza más corriente. Se hacía con pelo y crin, con otros elementos decorativos incorporados. Encima, los elegantes llevaban a veces vasos pequeños llenos de perfume. Las cabezas se afeitaban; los egipcios son el primer pueblo que ha practicado sistemáticamente la depilación. Para ellos, esto representaba la humanidad en comparación con la animalidad simbolizada por los pelos, hasta tal punto que los sacerdotes se depilaban incluso las cejas y pestañas antes de los rituales.

 Joyas

Pectoral de Ramsés II.
Era un pueblo al que le gustaban los adornos, que utilizaban todas las clases sociales, aunque los de los campesinos eran más sencillos. Las joyas eran grandes y pesadas, lo que parece denotar una influencia asiática. Los brazaletes eran también grandes. Las piedras más empleadas eran, además del lapizlázuli la cornalina y la turquesa, y los metales cobre, plata y oro, que era mucho más abundante. Era considerado carne de los dioses.
Una creación especial de Egipto fue una especie de gorguera, realizada con un conjunto de discos de metal y que se llevaba directamente sobre la piel, o sobre una camisa de manga corta, y se anudaba en la espalda.

Arquitectura en el Antiguo Egipto

Características
Debido a la escasez de materiales,[1] los dos materiales de construcción predominantemente usados en el antiguo Egipto eran el adobe (ladrillos de barro) y la piedra, fundamentalmente piedra caliza, también piedra arenisca y granito en cantidades enormes.[2] Del imperio antiguo en adelante, la piedra fue reservada generalmente para tumbas y templos, mientras que los ladrillos fueron utilizados en viviendas, incluso en los palacios reales, fortalezas, muros de los recintos de los templos y de las ciudades, y para edificios subsidiarios en los complejos de los templos.
Trabajadores egipcios.
Pintura en la tumba de Rejmira.
Muchas antiguas ciudades egipcias han desaparecido porque estaban situadas cerca de las zonas cultivables del valle del Nilo, que eran inundadas periódicamente con el lodo del río y se elevaron lentamente durante milenios; o porque los ladrillos de adobe, con que se construyeron, fueron utilizados como fertilizante por los campesinos; otros edificios son inaccesibles, ya que las nuevas construcciones fueron erigidas sobre las antiguas.
El clima de Egipto, afortunadamente seco y cálido, preservó , como la aldea de Deir el-Medina, la ciudad de Kahun[3] del Imperio Medio, o las fortalezas en Buhen[4] y Mirgissa. Por otra parte, muchos templos y tumbas han perdurado porque fueron construidos de piedra, o asentadas en tierras altas, no afectadas por las inundaciones del Nilo.
Así, nuestra información de la arquitectura egipcia antigua se fundamenta principalmente en sus monumentos religiosos,[5] estructuras macizas caracterizadas por su gran tamaño, con muros levemente inclinados y escasas aberturas, repitiendo un método de construcción posiblemente usado para obtener estabilidad en edificios de muros de adobe.
De similar manera, los adornos grabados superficialmente y el modelo de los edificios de piedra pudo haber derivado del tipo y ornamentación de los edificios de muros de adobe. Aunque el uso del arco fue desarrollado durante la cuarta dinastía, todos los edificios monumentales son construcciones adinteladas con muros y pilares, con cubiertas planas conformadas por enormes bloques de piedra apoyados en muros externos y grandes columnas poco espaciadas.
Los muros, exteriores e interiores, así como las columnas y los techos, fueron cubiertos con jeroglíficos e ilustrados con bajorrelieves y esculturas pintadas en brillantes colores.[6] Muchos ornamentos de la decoración egipcia son simbólicos, como el escarabajo sagrado, el disco solar, y el buitre. Otros adornos frecuentes fueron las hojas de palma, de la planta del papiro, y los brotes y las flores del loto.[7] Los jeroglíficos eran parte de la decoración así como los bajorrelieves que narraban acontecimientos históricos o interpretaban leyendas mitológicas.