lunes, 23 de abril de 2012

Antiguo Egipto

Ahotep sigue luchando contra los hicsos quien en el norte siguen reinando con una brutalidad que multiplicada por diez es superior a la que venían practicando. Mientras la reina ha reconquistado una gran parte del sur pero con uno de los precios más grandes que se pueda llegar a pagar: tras la muerte de su esposo en combate también pierde a su hijo mayor, que ha sido misteriosamente envenenado.
La reina vuelve a rehusar, una vez más, ser coronada faraón y prepara a su segundo hijo Ahmose para que tome el poder. Mientras tanto, los egipcios están listos para una batalla final, asedian la ciudad de Avaris que es la capital de los hicsos, porque ya nada puede pararles.
Después de cien años de ocupación y de millares de muertos, por fin Egipto va a renacer de sus cenizas gracias al coraje y a la determinación de una mujer. Sin la reina Ahotep el valle de los reyes no habría existido y nunca se habría dado el período de esplendor que fue el Imperio Nuevo, con grandes faraones como por ejemplo Ramsés II.
Como información fuera del libro, quiero añadir que la momia de esta reina fue hallada en 1858 en Tebas, una ciudad a la que nunca abandonó.

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