Una de las cosas más curiosas del Antiguo Egipto es que se trataba de una civilización en la cual sólo una persona podía ejercer como sacerdote: el faraón. Los egipcios creían que era el único ser humano capacitado para entrar en comunicación con los dioses. Seguro que estáis pensando que algo falla, ¿cómo era posible si resulta que todo el valle del Nilo
está repleto de templos? ¿Acaso nunca se celebraban ceremonias en
ellos? ¡El faraón no podía estar en todas partes a la vez! Bueno, la
verdad es que el faraón no realizaba personalmente las ceremonias de los
templos. En realidad lo que hacía era dejar que otras personas lo
hicieran en su nombre. Por esa razón en las paredes de los templos nunca
aparecen representados sacerdotes. El único al que se ve adorando a los
dioses es al faraón. Era un modo de dejar claro a todo el mundo que si
bien los sacerdotes ocupaban el puesto del faraón, era porque éste así
lo había querido y que, en realidad, sólo el rey podía comunicarse con
los dioses.
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