Los
peculiares rasgos de la civilización egipcia, son debidos a su
singular geografía. Egipto
es un lugar de contrastes, y el mayor
radica entre la llamada tierra roja del desierto y la tierra
negra del Valle del Nilo. En tiempos ancestrales, el desierto
egipcio estuvo cubierto de hierba y habitado por numerosas
manadas de animales, como en la actual sabana africana.
Progresivamente, el clima se hizo cada vez más seco, la sabana
se transformó en desierto y el pueblo bajó desde las tierras
altas a vivir en el Valle del Nilo, transformando sus pantanos en
ricas tierras de cultivo.
En Egipto ,la lluvia era un fenómeno
excepcional. Sólo el desbordamiento anual del Nilo hacía
posible sacar adelante los cultivos. La inundación, que arrastraba lodo fértil, pudo ser, en parte,
controlada mediante canales y diques, pero el hombre estaba
limitado por la extensión de tierras de cultivo.
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