La
astronomía en el antiguo Egipto, no se diferencia mucho de las demás
civilizaciones, en los albores de la humanidad: una mezcla de registros científicos
enlazados con concepciones místicas.
Para
los egipcios, el cielo estaba representado por Nut, una diosa con cuerpo de
mujer que extendía sus extremidades para arropar todo el firmamento. Geb (la
Tierra) servía de soporte, siendo los cuatro puntos cardinales, los puntos en
donde se apoyaba Nut.
A
través de Nut, Amón-Ra (el Sol), transitaba el Nilo celestial en su barca.
Con
un desarrollo astronómico inferior al alcanzado en Babilonia, sorprende que
construcciones realizadas en el año 3.700 aC, como el templo de
Amón-Ra, en
Karnak, tuviese una orientación que coincide con el Orto (salida) del
Sol en el
Solsticio de Verano.
Estas
orientaciones también se pueden observar en las grandes pirámides, hacia el
3.000 aC.
El
calendario egipcio, como casi todos los calendarios de los pueblos de la
antigüedad tuvo un desarrollo doble. Hacia el año 3.000 aC, su calendario
tomó como base el movimiento de la Luna,
pero hacia el año 2.000 aC adoptó con
firmeza el movimiento del Sol en el cielo. La duración
de su año era de 365,25 días. Su año estaba dividido en 12 meses de 30 días
cada unos, más cinco días adicionales, denominados Epagómenos.
Su año se
encontraba dividido en tres temporadas: Inundación,
Siembra y Cosecha.
Los
egipcios desarrollaron tres grandes instrumentos que utilizaban en la
observación astronómica: el reloj de Sol, el
reloj de agua (Clepsidra) y el
Merkhet, una especie de astrolabio para
determinar las posiciones de las estrellas en el cielo.
Los egipcios ajustaron el paso del tiempo
observando las estrellas. Además de poseer un conjunto de
43 constelaciones, organizaron el cielo en
36 decanos. Cada decano tenía
una duración de 40 minutos, así que esa
circunstancia les permitía corregir sus relojes. Los 18 decanos nocturnos
multiplicados por los 40 minutos de duración arrojan las 12 horas modernas.
Para
el año 2.700 aC, ajustaron su calendario con el levantamiento helíaco (salida
en el horizonte) de la estrella Sotkis (la estrella Sirio de la constelación
del Can Mayor).
Esto
llevó a los astrónomos-sacerdotes a calcular el ciclo en donde se repetirían
las mismas condiciones de salida de estrellas y fecha de inicio de las
estaciones climáticas, conocido con el nombre del Gran Ciclo de Sotkis o el
Gran año, con una duración de 1.461 años solares.
hacia el 1650 aC, se han encontrado evidencias
(papiro de Rhind) con desarrollos aritméticos y geométricos de los egipcios.
Los
cinco planetas observables más el Sol y la Luna constituían los siete objetos
celestes que regían cada uno de los día de la semana.
Las
creencias místicas y el Nilo subyacen en todas las actividades realizadas por
los egipcios. Una costumbre que tenían era que las tumbas y pirámides de los
faraones se construyeron del lado Oeste del Nilo, mientras que los templos, del
lado Este.
Treinta
dinastías y más de 400 faraones se sucedieron en Egipto antes de la dominación
romana. La gran herencia astronómica que nos dejaron fue su calendario solar,
el cual pasó a Occidente gracias a la conquista de Julio Cesar.
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