La arquitectura
civil egipcia está concebida como arquitectura perecedera,
lo que condiciona el material, que es más descuidado, principalmente
adobe y ladrillo, normalmente con refuerzos de piedra que se aprecian
en las jambas de los vanos y en los soportes.
En las casas de
los nobles y del faraón es una arquitectura más cuidada,
pero aún así se destruyeron o bien por expolios o bien
por el tiempo.
Las ciudades nacen
y se desarrollan en el valle, por lo que tienden a tener una estructura
alargada siguiendo el río. Suelen tener una calle más
ancha que va perpendicular al río y una plaza, en torno a las
cuales se desarrollaría la vida y el resto de calles.
Hay muy pocas
ciudades conservados, sólo excavadas. Las más importantes
de las que se sabe son: Kahun (Imperio Medio), Dayr-al-Medina y Amarna
(Imperio Nuevo).
Las casas eran
muy sencillas, con una estructura cuadrangular con una sola entrada
y no más de tres habitaciones, aunque también había
casas suntuosas con varias o muchas habitaciones abiertas en torno
a patios, con una parte para la familia y otra para el servicio.
En este tipo de
casas se han encontrado restos de cuartos de baño y estaban
decoradas en su interior con relieves y sobretodo con pinturas, muy
coloristas. En todo caso todos los tipos de casas eran muy cerradas
para librarse de las inclemencias del clima y sólo tenían
pequeñas aberturas para ventilar o, en el caso de las casa
suntuosas, patios. Terminan de forma plana y muchas tenían
terrazas. Se han mantenido así casi hasta nuestros días.
También
se construían casas o villas fuera de las ciudades, que solían
ser casas nobles. Normalmente estaban amuralladas y ajardinadas y
la separación entre la zona noble y la destinada al servicio
es más marcada, en edificios aparte.
El palacio enlaza
con estas villas. Suele estar fuera de la ciudad aunque a veces tiene
una comunicación con esta mediante una avenida. Se realiza
con materiales más nobles, pero mantiene la tónica general.
Son muy cerrados, sólo con una puerta que toma la forma de
gran fachada con dos torres.
Esto lo sabemos
gracias a relieves, pero no nos han quedado restos. También
estaban organizados en patios en torno a los cuales se desarrollaban
las habitaciones, que estaban divididas en tres grupos: las de la
zona oficial, las de la zona privada y las de los servidores, todo
ello formando grandes complejos.
También
existían ciudades que surgían en torno a las pirámides
y que son pensadas para que habiten los obreros que trabajan en los
recintos funerarios y a la finalización de la construcción
se quedan allí las personas ocupadas de su mantenimiento, los
sacerdotes, etc.
A estos habitantes
se les solían llamar huérfanos, pero no de modo peyorativo
sino al contrario, ya que se les consideraba hijos del rey y eran
afortunados e incluso se libraban de algunos tributos.
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