otro. Más bien se mantuvieron siempre
dentro del mismo naturalismo original. Los temas eran normalmente narraciones de
la vida cotidiana y batallas, además de leyendas religiosas.
Las típicas figuras de perfil con los brazos y el cuerpo de frente de los murales egipcios, son producto de la utilización de la perspectiva aspectiva. Los egipcios no representaron las partes del cuerpo humano según su ubicación real sino teniendo en cuenta la posición desde la que mejor se observara cada una de las partes: la nariz y el tocado de perfil, que es como más resaltan; y ojos, brazos y tronco, de frente. Esta práctica se mantuvo hasta mediados del Imperio Nuevo, luego se prefirió la representación frontal.
Un capítulo aparte en el arte egipcio lo constituye la escritura. Un sistema de más de 600 símbolos gráficos denominados jeroglíficos, se desarrolló a partir del año 3.300 a.C. y su estudio y fijación fue tarea de los escribas. El soporte de los escritos era un papel fabricado en base a la planta del papiro. La escritura y la pintura se hallaban estrechamente vinculadas por su función religiosa. A las pinturas murales de los hipogeos y las pirámides se las
acompañaba de textos y fórmulas mágicas dirigidas a las
divinidades y a los difuntos.
Es curioso observar que la evolución de la escritura en jeroglíficos más simples, la llamada "escritura hierática" determinó en la pintura una evolución similar, traducida en un proceso de abstracción. Estas obras menos naturalistas, por su correspondencia estilística con la escritura, se denominaron a su vez "pinturas hieráticas". Del Imperio Antiguo se conservan las famosas pinturas "Ocas de Meidun" y del Imperio nuevo merecen mencionarse los murales de la tumba de la reina Nefertari, en el Valle de las Reinas, en Tebas.
- ESCULTURA
eternización del hombre después de la muerte. Fue una
escultura eminentemente religiosa. La representación de un faraón o un noble,
era la reemplazante física del muerto, su doble, en caso de descomposición del
cuerpo momificado.
Esto justificaría el exagerado naturalismo logrado por los escultores egipcios,
sobre todo en el Imperio Antiguo. Con el paso del tiempo, al igual que la
pintura, la escultura se estilizó.
Las estatuillas de barro eran piezas concebidas
como complementarias del ajuar en el ritual funerario. En cuanto a
las estatuas colosales de templos y palacios, surgieron
a partir de la Dinastía XVIII como parte de la nueva
arquitectura imperial. Poco a poco, las formas se fueron complicando y pasaron
del realismo ideal al amaneramiento completo. Con los reyes
tolemaicos la
gran influencia de Grecia se hizo sentir en la pureza de las formas y el
perfeccionamiento de las técnicas.
En un principio, el retrato tridimensional fue privilegio
de faraones y sacerdotes. Con el tiempo fue posible a
ciertos miembros de la sociedad como escribas y sacerdotes. De los retratos
reales más populares merecen mencionarse los dos bustos de la reina Nefertiti, considerada
una de las mujeres más bellas de la historia universal. Ambos son obra de uno de
los pocos artistas egipcios conocidos, el escultor Thutmosis, y se encuentran
hoy en los museos del Cairo y de Berlín, respectivamente.
No fueron menos importantes las obras de orfebrería, cuya maestría y belleza son suficientes para testimoniar la elegancia y el lujo de las cortes egipcias. Los materiales más utilizados eran el oro, la plata y las piedras. Las joyas siempre tenían alguna función específica (talismanes), lo mismo que los objetos elaborados para templos y tumbas. Los orfebres también colaboraron en la decoración de templos y palacios revistiendo muros con láminas de oro y plata labrados con inscripciones, de los que apenas quedaron testimonio.
- ARQUITECTURA
siendo objeto de
estudio de ingenieros y historiadores. El creador de las mismas fue el
arquitecto Imhotep, durante la tercera dinastía, y
su obra le valió la divinización. En un principio las tumbas egipcias tenían la
forma de pequeñas cajas y eran de barro, recibiendo el nombre de mástabas (banco). Fue
este arquitecto el que superpuso las mástabas dando forma a la pirámide.
También se debe a Imhotep la utilización de la piedra en lugar del barro, que sin duda servía mejor en vistas a la conservación del cuerpo del difunto. Las primeras pirámides fueron las del rey Zoser y eran escalonadas. Las más célebres del mundo pertenecen sin embargo a la IV dinastía y se encuentran en Gizeh:
Keops, Kefrén y Mikerinos de caras
completamente lisas. La regularidad de ciertas pirámides se debe, aparentemente,
a la utilización de un número
áureo que muy pocos arquitectos conocían.
Otro tipo de construcción fueron los hipogeos, templos excavados en las rocas dedicados a varias divinidades o a una en particular. Normalmente se hallaban divididos en tres cámaras de las cuales la primera era para los profanos, la segunda para el faraón y los nobles, y la tercera, para el sumo sacerdote. La entrada a estos templos eran guardadas por galerías de colosos o esfinges. En cuanto a la arquitectura civil y palaciega, las ruinas que se conservan permiten recabar muy poca información al respecto.
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