lunes, 6 de febrero de 2012

Arte Egipcio: segundo periodo

Cronología

La división que se plantea en cuanto a las dinastías que comprende este período en el aspecto referido al arte varía según el autor que tomemos. La opinión general es que abarca desde la Dinastía XIII a la Dinastía XVII, ambas incluídas, aunque hay quien prefiere comenzar en la Dinastía XIV y finalizar el período con la Dinastía XVIII.

Visión general

Similar en cuanto a características generales al Primer Período Intermedio debido al momento de incertidumbre e invasiones que sufrió Egipto en esta época, el arte de este período no aparenta un cambio tan marcado como en el Primer Período Intermedio. Hay que tener muy en cuenta que, a pesar de los resultados de las excavaciones como la que actualmente se lleva a cabo en Tell el-Daba, todavía no es muy extensa la información de que disponemos, agravado este hecho fundamentalmente por la invasión de los hicsos.

A principios del Segundo Período Intermedio, durante la XIII Dinastía, la escultura real y las artes decorativas continúan el estilo del período anterior, asemejándose al arte de la región de Tebas. En cuanto a las primeras encontramos buenos ejemplos en la estatuaria real hallada en Karnak y en Tanis. A partir de esta Dinastía es cuando decae en cierta medida el estilo artístico debido a la causa ya comentada de la invasión hicsa.

A finales de la Dinastía XVII se van sentando las bases de los rasgos que compondrán el arte del Reino Nuevo. Las proporciones serán más ligeras y de un mayor refinamiento y elegancia, aunque se siguen encontrando ejemplos de arte provincial que recuerdan a los ejemplos del Primer Período Intermedio, como la estela del arquero Mentuhotep y su esposa (Museo Egipcio de El Cairo).

En cuanto al relieve, especialmente en el real, apenas se nota diferencia entre el tallado a principios de este período y la Dinastía XVII. Para comprobarlo no hace falta más que constatar las cabezas de tres reyes: Sobekemsaf (XVII Dinastía), Sesostris III y Sejemrajutauy (Dinastía XIII).

En Tel el-Daba, antigua Avaris, cerca de Qantir, la misión austriaca descubrió en uno de los varios estratos que componen la ciudad, un número considerable de tumbas pertenecientes a hicsos, comprendiendo desde la XIII Dinastía hasta finales de la XVII. Entre las tumbas destaca la del Subdirector del Tesoro Aamu (el asiático): en su mano izquierda tenía un escarabajo de amatista que posiblemente era parte de un anillo y con el cual se le ha podido identificar, pero lo que más llama la atención es la cimitarra con la que fue enterrado, la cual todavía se hallaba dentro de su funda de piel portándola entre sus brazos; además, en un cinturón hecho de cobre se sostenía una daga. La cimitarra estaba también forjada en cobre y la empuñadura era de hueso; la hoja tenía una decoración estriada. Esta cimitarra es la más antigua que se conoce hasta el momento.

Por último, el arte egipcio comienza a relacionarse con el arte de otras culturas tales como la minóica, dejando ejemplos en frescos de parte de los palacios hicsos de Avaris o la cerámica, aquélla de Mari y otras orientales que acaban siendo utilizadas por los egipcios en sus obras. Será ya en la Dinastía XVIII cuando veamos aparecer, incluso, un grifo alado en la daga de Ahmosis.

El carro

Otra innovación en las representaciones lo configura la aparición del carro. No es hasta el Segundo Período Intermedio cuando es por primera vez representado, al igual que ningún otro vehículo o medio de transporte con ruedas, a pesar de que en la literatura egipcia se hace referencia a la utilización de esos carros en las luchas contra los hicsos. Las batallas y guerras contra los extranjeros obligaron a usar a los egipcios nuevas armas de combate, entre las que se enmarca este elemento. La primera representación aparece en una tumba de el-Kab de la XIII Dinastía, que compone un carruaje para una barca sagrada y ya en la Dinastía XVII, un ejemplo mucho más elaborado, de oro, perteneciente a la reina Aahotep, esposa de Seqenenra Tao, hallado entre su ajuar funerario y que representa un carruaje sobre el que se transporta la barca de la meritada reina. Sorprende el tamaño de las cuatro ruedas en comparación con el pequeño tamaño de la barca.


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