"Los
saba tenían un signo en su territorio: dos jardines, uno a la derecha y otro a
la izquierda. '¡Comed del sustento de vuestro Señor y dadle gracias! Tenéis
un buen país y un Señor indulgente'. Pero se desviaron y enviamos contra ellos
la inundación de los diques (Sayl al-Arim). Y les cambiamos aquellos dos
jardines por otros dos que producían frutos amargos, tamariscos y unos pocos
azufaifos" (C. 34:15-16)
La
comunidad de Saba fue una de las civilizaciones más grandes que vivió en el
sur de Arabia. Se estima que se estableció allí entre el 1000 y el 750 AC, y
que colapsó alrededor de 550 DC, después de dos siglos de ataques más o menos
continuos por parte de persas y árabes.
Es
muy discutida la fecha en que los saba se constituyeron como civilización.
Empezaron a registrar las acciones gubernamentales alrededor del año 600 AC, y
no se cuenta con anotaciones anteriores a esa fecha.
Las
fuentes más antiguas que se refieren al pueblo de Saba son las crónicas de
guerras dejadas por el rey asirio Sargón II (722-705 AC), donde aparece el
nombre del rey de Saba, Yith'i-amara (It'amara) como pagador de impuestos. Como
dijimos, este documento es el escrito más antiguo con información acerca de la
civilización saba. No obstante, no sería correcto concluir de ello que la
cultura saba se estableció recién en esa fecha (700 AC), porque es muy
probable que ya existiese antes que se hiciesen anotaciones escritas. En las
inscripciones de Arad-Nannar, uno de los principales reyes del estado de Ur, fue
usada la palabra "Sabum", que se traduciría como "el país de
Saba"(39). Si fuese así, significaría que la historia de Saba
se remonta a unos 2500 años AC.
Las
fuentes históricas que hablan de Saba expresan generalmente que se trataba de
una cultura parecida a la de los fenicios, ocupada principalmente en actividades
comerciales. Por lo tanto, este pueblo controlaba y administraba algunas de las
rutas comerciales que cruzaban hacia el norte de Arabia. Para llevar mercaderías
al Mediterráneo y Gaza, los comerciantes saba debían contar con el permiso de
Sargón II, amo de la región, o pagarle impuestos. En consecuencia, cuando los
saba empiezan a oblar sus obligaciones impositivas, aparece el nombre de Saba en
los anales del estado receptor.
A
los saba se los conoce por la civilización con que contaron. Palabras como
"restaurar", "dedicar" y "edificar", se usan con
frecuencia en las inscripciones que sus gobernantes ordenan grabar. La represa
de Ma'rib, uno de los monumentos más importante de este pueblo, es un indicio
importante del nivel tecnológico que habían alcanzado. Además, su ejército,
uno de los más poderosos en la región, permitió junto a otros factores, la
prolongación de esa cultura por un período muy largo y la adopción de una política
expansionista. Conquistó las tierras de la antigua Qataba y se apropió de
muchas tierras en el continente africano. En el 24 AC, durante una expedición
al Magreb, el ejército de Saba derrotó completamente al ejército de Marco
Aurelio Gallus, quien gobernaba Egipto por cuenta del Imperio Romano, el más
poderoso de entonces en la zona. Los saba pueden ser retratados como los
poseedores de un estado que seguía políticas moderadas, si bien, cuando era
necesario, hacía uso de la fuerza. Con una cultura y un ejército avanzados, el
estado de Saba, indiscutiblemente, fue uno de los "superpoderes" de la
región en aquellos tiempos.
El
Corán también describe a ese ejército fuerte y extraordinario. Una expresión
de los comandantes del ejército saba exhibe el grado de confianza que se tenían,
pues los mismos dijeron a la reina gobernante: "Poseemos fuerza y
poseemos gran valor, pero a ti te toca ordenar. ¡Mira, pues, qué
ordenas!" (C. 27:33).
Muy
cerca de Ma'arib, ciudad capital de Saba --muy rica gracias a su ventajosa
posición geográfica--, se encontraba el río Adhanah, el cual en un punto de
su recorrido denominado Jabal Balq reunía las condiciones propicias para la
construcción de una represa, cosa que se hizo y se aprovechó para la irrigación.
Esto dio a los saba un alto nivel de prosperidad y convirtió a la capital en
una de las ciudades más desarrolladas de la época. El escritor griego Plinio,
que visitó la región y la alabó mucho, también hizo mención al verdor de la
zona(40)
Las
dimensiones de la represa eran: 16 metros de alto, 60 metros de ancho y 620
metros de largo. Según los cálculos, el área total que podía ser irrigada
por la represa era 9600 hectáreas, de las cuales 5300 pertenecían a la
planicie sur y el resto a la planicie norte. A esto se hace referencia en las
inscripciones saba, donde se lee "Ma'rib y las dos planicies"(41).
En el Corán, la expresión "dos jardines, uno a la derecha y otro a la
izquierda" (C. 34:15), señalan los imponentes jardines y viñedos en
los dos valles. Gracias a la represa y el sistema de irrigación la región se
volvió famosa y el área de Yemen más productiva. El francés J. Holevy y el
austríaco Glaser demostraron en base a documentos escritos que esa represa de
Ma'rib existió efectivamente. En documentos escritos en dialecto Himer, se
relata que dicha represa hizo muy productivo al territorio.
Durante
los siglos V y VI de la era cristiana se le hicieron grandes reparaciones. No
obstante, no se pudo evitar que colapsase en el año 542 DC, debido a la
"inundación del Arim", mencionada en el Corán, y que provocó un
gran daño. Los viñedos, jardines y demás cultivos, mantenidos durante cientos
de años, fueron completamente destruidos. Se sabe también que los saba
entraron enseguida en un período de recesión y que desaparecen de la historia
al final de ese período que se inicia con la destrucción de la represa.
La
Inundación del Arim Enviada al Estado de Saba
Cuando
examinamos el Corán a la luz de los datos históricos antedichos, observamos
que hay una concordancia substancial. Los hallazgos y datos históricos
verifican lo que registra el Corán, donde se dice que las personas que no
prestaron oído a la exhortación de su profeta y rechazaron la fe con
indiferencia, finalmente fueron castigados con un diluvio espantoso.
"Los
saba tenían un signo en su territorio: dos jardines, uno a la derecha y otro a
la izquierda. '¡Comed del sustento de vuestro Señor y dadle gracias! Tenéis
un buen país y un Señor indulgente'. Pero se desviaron y enviamos contra ellos
la inundación de los diques (Sayl al-Arim). Y les cambiamos aquellos dos
jardines por otros dos que producían frutos amargos, tamariscos y unos pocos
azufaifos. Así les retribuimos por su ingratitud. No castigamos sino al
desagradecido" (C. 34:15-17)
Como
se hace notar en los versículos, los saba vivían en una región notable por su
sorprendente belleza, jardines y viñedos fructíferos. Y, por las características
anteriormente indicadas, Ma'arib resultaba una de las ciudades más favorecidas
de la época.
En
circunstancias tan positivas, los saba deberían haber cumplido con "¡Comed
del sustento de vuestro Señor y dadle gracias!", pero no lo hicieron.
Decían que la prosperidad de la que gozaban no se la debían a nadie y que habrían
sido solamente ellos quienes habrían hecho posible todos los elementos
extraordinarios que les favorecían. Prefirieron la arrogancia a la gratitud,
como lo dice el versículo coránico: "Pero se desviaron (de Dios)"…
Debido
a que dijeron que todo lo que tenían se debía solamente a ellos, perdieron
todo. Como se relata en el Corán, la inundación del Arim destruyó todo lo que
tenían.
El
castigo enviado al pueblo de Saba se denomina en el Corán "Sayl al-Arim",
que significa "la inundación del Arim". Esta expresión también nos
informa cómo sucedió el desastre. La palabra "Arim" significa
"dique" o "barrera". La expresión "Sayl al-Arim"
describe una inundación que se produce por el colapso de la barrera. Los
comentaristas islámicos han resuelto la cuestión de la época y el lugar de
ese acontecimiento guiándose por los términos usados en el Corán al respecto.
Escribe Mawdudi en su comentario: "… En la expresion 'Sayl al-Arim', la
palabra 'arim' se deriva de la palabra 'arimen' usada en el dialecto del sur de
Arabia, con el significado de 'dique' o 'barrera'. En las ruinas desenterradas
en Yemen se encontró que esa palabra se usaba frecuentemente con ese sentido.
Por ejemplo, en las inscripciones ordenadas por el monarca Habesh de Yemen,
llamado Ebrehe (Abraha), después de la restauración de la gran pared (de la
represa) de Ma'rib en 542-543 DC, dicha palabra aparece repetidamente para
expresar 'dique' (barrera). Por lo tanto, la expresión 'Sayl al-Arim' significa
'una desastrosa inundación que ocurre después de la destrucción del dique'.
'Y
les cambiamos aquellos dos jardines por otros dos que producían frutos amargos,
tamariscos y unos pocos azufaifos.' (C. 34:16). Es decir, después del colapso
de la pared de la represa, todo el país se vio inundado por el diluvio. Al ser
destruidos los canales y otros diques (barreras) construidos por los saba,
colapsó todo el sistema de irrigación. En consecuencia, el territorio que
antes había sido como un jardín, se transformó en un zarzal. Desaparecieron
todos los frutos, excepto uno parecido al cerezo producido por árboles llenos
de tocones"(42)
El
arqueólogo cristiano Werner Keller, autor de la obra "El Libro Santo Tenía
Razón" (Und Die Bible Hat Docht Recht), aceptó que la inundación del
Arim ocurrió según la descripción coránica y dijo que la existencia de la
presa y la destrucción de todo el país debido al colapso producido, demuestra
que lo que dice el Corán respecto del pueblo del jardín (los saba) es algo que
aconteció realmente(43)
Después
de ese desastre la región empezó a convertirse en un desierto y el pueblo de
Saba perdió su fuente más importante de ingreso al desaparecer las tierras
aptas para la agricultura. Ese pueblo, que no había atendido el llamado de Dios
para que crean en El y sean agradecidos con El, fue castigado finalmente como
vimos. Entonces la comunidad empezó a desmembrarse, abandonando sus hogares y
emigrando al norte de Arabia, a Meca y a Siria(44)
Como
este suceso tuvo lugar después de la redacción del Antiguo y Nuevo Testamento,
se lo describe solamente en el Corán.
La
ciudad de Ma'arib que es ahora solamente una ruina desolada, se transforma,
indudablemente, en una advertencia para esos que repiten los mismos errores del
pueblo de Saba. Esta no fue la única comunidad destruida por un diluvio. En el
capítulo "La Caverna" del Corán, se relata la historia de dos
propietarios de sendos viñedos. El de uno de ellos era muy hermoso y
productivo, como el de los saba. Sin embargo, cometió el mismo error que éstos:
se apartó de Dios. Creía que lo que tenía se debía únicamente a él mismo.
²
Propónles la parábola de dos hombres, a uno de los cuales dimos dos viñedos,
que cercamos de palmeras y separamos con sembrados. Ambos viñedos dieron su
cosecha, no fallaron nada, he hicimos brotar entre ellos un arroyo. Uno tuvo
frutos y dijo a su compañero, con quien dialogaba: "Soy más que tú
en hacienda y más fuerte en gente". Y entró en su viñedo, injusto
consigo mismo. Dijo: "No creo que éste (este viñedo)
perezca nunca. Ni creo que ocurra la Hora. Pero, aun si soy llevado ante mi Señor,
he de encontrar, en cambio algo mejor que él (que el viñedo)".
El compañero con quien dialogaba dijo: "¿No crees en Quien te creó
de la tierra, luego, de una gota y, luego, te dio forma de hombre?. En cuanto a
mí, El es Dios, mi Señor, y no asocio nadie a mi Señor. Si al entrar a tu viñedo,
hubieras dicho: '¡Que sea lo que Dios quiera! ¡La fuerza reside sólo en
Dios!'. Si ves que yo tengo menos que tú en hacienda e hijos, quizá me dé
Dios algo mejor que tu viñedo, lance contra él rayos del cielo y se convierta
en campo pelado, o se filtre su agua por la tierra y no puedas volver a
encontrarla". Su cosecha fue destruida y, a la mañana siguiente, se
retorcía las manos pensando en lo mucho que había gastado en él: sus cepas
estaban arruinadas. Y decía: "¡Ojalá no hubiera asociado nadie a
mi Señor!". No hubo grupo que, fuera de Dios, pudiera auxiliarle,
ni pudo defenderse a sí mismo. En casos así sólo el Dios verdadero ofrece
protección. El es el Mejor en recompensar y el Mejor como fin² (C. 18:32-34)
Como
se comprende de estos versículos, el error del propietario de ese viñedo no
fue negar la existencia de Dios. Por el contrario, suponía con seguridad que
"aun si soy llevado ante mi Señor, he de encontrar, en cambio algo mejor
que él (que el viñedo)". El error consistía en creer que todo
lo que tenía no se lo debía a nadie, que era producto, únicamente, de su
propio esfuerzo.
Pensar
así es exactamente lo mismo que creer que Dios tiene iguales a El, reclamar
como exclusivamente propio lo que en realidad pertenece a Dios, pues de esa
manera se Le pierde el respeto debido, al pensar que uno tiene méritos
suficientes por uno mismo para que Dios, de alguna manera, obligadamente nos
"privilegie".
Así
es como, precisamente, procedió el pueblo de Saba. La destrucción de todo su
territorio fue el castigo recibido para que comprendan que los "dueños"
de la omnipotencia o supremacía no eran ellos, sino que lo que llegaron a tener
solamente se trataba de un favor concedido por Dios a ellos...
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