lunes, 6 de febrero de 2012

Arte Egipcio

Fundamentos básicos
La arquitectura, y el arte egipcio en general, se encuentran condicionados por una serie de elementos que, asimismo, marcan las pautas de tan peculiar civilización:
  1. El medio natural: El río Nilo se convierte en el eje de la vida, su carácter cíclico delimita la vida económica (división del año en 3 estaciones: crecida, germinación y recogida de cosecha) y es el eje del transporte. Este carácter cíclico de renovación coincidía con el del Sol (salida de Horus, el Sol purificado, tras su viaje nocturno por las regiones subterráneas) lo que dio a entender que, igualmente, el difunto volvería a la vida tras su muerte. Creencia estrechamente relacionada con las creencias en el mito de Osiris, el gran dios de la vida tras la muerte, el soberano del mundo subterráneo y base del ciclo de vida-muerte-resurrección El guardián de este orden inmutable y generador era el faraón.
    Igualmente, y por otro lado, en este rico mundo agrario nace la medida, el catastro y la geometría para controlar las crecidas. Elementos de importancia suma para una arquitectura que se dispondrá en planos cuadrangulares, sillares regulares y medidas geometrizadas.
    Por otro lado, el aislamiento que proporcionaba la geografía al valle del Nilo, propició un sentimiento de seguridad y eternidad, de auténtico vergel, de tierra sagrada a los egipcios que, en cierto sentido, les llevó a un cierto distanciamiento del extranjero y a un orgulloso nacionalismo que casi podríamos calificar de egocentrismo.
  2. La religión. Tanto por la complejidad del panteón como por las creencias sobre la vida después de la muerte que condicionan las tipologías arquitectónicas fundamentalmente religiosas y funerarias. Para desarrollar el viaje al “más allá”, el ba (alma) y el ka (fuerza vital que resta junto al cuerpo) debían permanecer unidos, lo que se cumplía mediante la momificación y la estatua del doble del difunto localizados en un mismo espacio; cumplido el rito el difunto podía subir en la barca del Sol-Rah y descender al mundo inferior donde se presentaba al Tribunal de Osiris. Estas magnas tareas estaban reservadas exclusivamente al faraón.
  3. El faraón. Con una naturaleza más próxima a los Dioses que al hombre es el regulador de todas las cosas y el encargado de asegurar la protección de los dioses para su pueblo. Su naturaleza divina (los dioses que personificaban al soberano de Egipto fueron Osiris y Horus, el primero era aquel en el que se encarnaba el faraón al morir, para seguir gobernando en el mundo subterráneo; el segundo, Horus, era el faraón reinante en la tierra) y su importancia a todos los niveles aglutinará en torno a sí al resto de la sociedad, también para la construcción de sus grandes moradas, ejemplos de su poder y para las que pone a su servicio los recursos del Estado, siervos y esclavos.
Elementos generales
Es un arte hecho para los muertos, el rey y los dioses. Es decir, está pensada para la eternidad para prolongar la vida en la tierra por lo que tumbas (mastabas, pirámides e hipogeos) y templos (en ocasiones subterráneos) son las manifestaciones principales.
Utilización de materiales “eternos”, fundamentalmente piedra. Esta está bien escuadrada, dispuesta en sillares cortados geométricamente, siguiendo medidas perfectas.
Es una arquitectura arquitrabada, basada en líneas horizontales y verticales (inclinadas en el caso de las pirámides), pero nunca curvas.
Monumentalismo y colosalismo consciente en relación a la función a cubrir. Se impone la masa indestructible, eterna, estable, sobrenatural, sin preocupación por la proporción. No se utiliza la escala humana de representación, que queda empequeñecida.
Pureza de formas, masas y volúmenes (bien horizontales o verticales) que obedecen, en muchos casos, a un deseo de simplificación, al que corresponde la capacidad de abstracción y de reducción a formas geométricas simples (llevada a su extremo en la IV dinastía con las superficies puras continuas). Ejemplo de ello serían las pirámides o los obeliscos, formas geométricas puras.
Esta geometrización y simplificación hace que la simetría y la construcción siguiendo un eje longitudinal sean dos principios básicos. La duplicación de las formas, propia de una simetría axial, determina el carácter estático equilibrado de la arquitectura.
Abundante presencia de elementos decorativos, frecuentemente inspiradas en la naturaleza (papiros, flor de loto, palmeras, animales), junto a símbolos (anj) y representaciones de dioses y faraones en bajorrelieves que se aprovechan de la pureza de las superficies. Así la fusión de escultura y arquitectura alcanza unos niveles muy elevados en lo que puede ser un nexo, casi inexplicable, entre naturaleza y abstracción.
Es una arquitectura que nos habla de una gran concentración del poder en el faraón, una clara jerarquización social y una compleja organización del trabajo. Todo ello manifestación del poder de un pueblo y su faraón.
Materiales constructivos
Dependiendo de la cronología, en el Egipto predinástico y primeras dinastías, se construyó con cañas, madera y adobe. La aparición de la piedra a gran escala (Imhotep) fue un proceso consciente fruto del proceso de complejidad socioeconómica (donde se incluiría la geometría) y de cambios religiosos. Igualmente dependiendo de su finalidad se usarán distintos materiales: para las casas y algunas mastabas se usaba el adobe; en cambio el Estado se reservaba el uso de la piedra para sus grandes monumentos religiosos. En cualquier caso, Egipto contó con la ventaja de poseer excelentes e inagotables canteras (caliza de Tura, granito de Assuán, alabastro e infinidad de pórfidos y basaltos del Desierto Arábigo) capaces de suministrar a los arquitectos y escultores bloques de una magnitud que predisponía a la monumentalidad y al colosalismo.
Elementos constructivos
Gruesos muros fundamentalmente de piedra con escasos vanos y culminados en ocasiones por gola (cornisa del edificio), obteniéndose la luz como en el caso de los templos por medio de aberturas con celosías en la parte alta de la nave central. Las puertas de acceso tienen amplias dimensiones y constituyen la única interrupción efectiva de la continuidad de las paredes.
Superficies adinteladas de grandes vigas de piedra y madera para cubrir grandes luces. Sistemas de aterrazado para casas, palacios y templos.
Monumentales pilares y, sobre todo, columnas con diversos tipos de capitel: papiriformes, lotiformes, hatoriformes, que en ocasiones aparecen decoradas en sus fustes, o bien estos se encuentran fasciculados. No hacen sino recrear a las primitivas palmeras, primeros elementos sustentantes.
Tipologías
Edificios funerarios:
  1. Mastabas (Imperio Antiguo): paralelelípedo de paredes inclinadas inspirado en una casa-vivienda, que comienzan a cercarse con un muro (fachada de palacio) de entrantes y salientes. Este era, a veces, interrumpido con puertas falsas, de paso al más allá. Su interior consta de tres salas básicas: Cámara sepulcral-funeraria (tumba): puede estar a 40 m. de la superficie a la que se accede por un pozo que se cierra; Serdab, puede estar bajo tierra o en la superficie y aquí es donde se guarda el KA, al que se le depositan las ofrendas. Decorado con escenas agrícolas, cacería, costumbres, ceremonial, histórico, etc. El cuerpo momificado y el Ka aseguraban que el alma, BA, viviera eternamente. Una vez cerrado herméticamente el serdab se producía el hechizo: el Ba se introduce en el Ka; Capilla: cámara del tesoro que se sitúa en el lado este de la mastaba. Decorada con relieves policromados con escenas de la vida del difunto; que servía para recordarlo en determinadas fechas. Era el único lugar al que se podía acceder. Ya en este período comenzaron a construirse mastabas para nobles y es a partir de la 3ª Dinastía cuando comienzan a construirse verdaderas ciudades de muertos, con calles formadas por mastabas.
  2. Pirámides (clásicas, acodadas, escalonadas). Imperio Antiguo y Medio (en este caso con modelos más modestos y económicos). Las pirámides fueron la tumba real típica del Imperio Antiguo (1575-2150 aC).Surgidas de la superposición de mastabas de base cada vez más reducida (pirámide escalonada de Zoser, faraón de la III Dinastía, en Saqqara), fueron posteriormente de perfil quebrado (pirámide de Dachur), para llegar a ser regulares durante la IV Dinastía (2613-2494 aC): pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos. Éstas, construidas con grandes bloques de piedra, son las más espectaculares (I) de Egipto -la de Keops mide casi 150 metros de altura- que albergan una pequeña cámara para el ajuar en su interior, y otra sepulcral bajo tierra, a las que se accede mediante estrechos pasadizos que se ciegan para evitar su expolio.
    Junto a cada pirámide se levantan un templo funerario y una calzada que lleva al cercano Nilo, donde se construye otro templo y otras dependencias. Además, alrededor de las principales, se edificaron otras más pequeñas para enterrar a las reinas y los familiares, aunque ninguna alcanzó la magnificencia ni la calidad de estas tres.
  3. Hipogeos (tumbas excavadas en la roca). Imperio Medio y Nuevo. correspondían en principio a sectores más modestos de la población. Sustituyeron finalmente a las pirámides, y alcanzaron su esplendor durante el Imperio Nuevo (1552-1069 aC), en el Valle de los Reyes y de las Reinas. Consistían en un corredor descendente que llegaba hasta la sala del sarcófago, aunque podían disponer de otras salas cuyas paredes se decoraban con pinturas y relieves. El hallazgo de una tumba completa, la de Tutankhamón -faraón menor y de reinado muy corto-, nos da una idea de la riqueza de los ajuares reales.
Edificios religiosos:
Templos abiertos y subterráneos (speos; hemispeo si está excavada sólo la mitad):
  1. el funerario dedicado al culto del faraón difunto, construido lejos de la tumba para evitar la localización de los sepulcros y evitar los saqueos. Integrados en el conjunto del enterramiento, solían ser de planta cuadrada con antecámara y sala hipóstila, donde se sometía el cuerpo real aun complejo ritual de purificación y momificación. Finalizado éste, la comitiva ascendía por una calzada hasta el santuario, donde un pasadizo llevaba a una sala hípetra en la que los sacerdotes celebraban los oficios antes del entierro definitivo en la tumba. Una cámara de ofrendas completaba el conjunto fúnebre. Otro tipo de templo funerario se excavaba en la roca, a imitación de los hipogeos. Es el speo, con ejemplos destacables como los de Ramsés II (XIX Dinastía) y su esposa Nefertari en Abu Simbel, con pilones y estatuas colosales de éstos tallados en la roca. También destaca el speo de la reina Hatsepsut (XVIII Dinastía), en Dayr al-Bahari (Tebas), con tres terrazas y columnas protodóricas.
  2. templo de culto dedicado a un dios, donde se alojaba y veneraba la imagen de la divinidad: el santuario (éste era el final del recorrido, el lugar más recóndito y oscuro, la sala de menor altura y a la que podían llegar menos personas). Su estructura -fijada en el Imperio Nuevo- se basa en una larga avenida que lleva a la fachada y que está flanqueada por esfinges o carneros esculpidos, que representan a Amón. En la fachada -un muro es trapezoidal en talud llamado pilón, con hendiduras para colocar los mástiles-, se abre la puerta ante la que se colocan obeliscos y estatuas de los faraones.
    Al franquearla, se encuentra un patio rodeado de columnas, la sala hípetra, el único lugar del templo al que podía acceder el pueblo. Después, la sala hipóstila -cuyas numerosas columnas sustentan el techo adintelado- daba acceso a otro espacio menor donde se encontraba la barca sobre la que solía y exhibirse el dios en las grandes ceremonias y, finalmente, había una capilla pequeña con el tabernáculo, que guardaba la imagen de la divinidad. A esta última sala, núcleo fundamental del templo, sólo podía acceder el faraón o el sacerdote en quien se delegaba tal función.
    Como se ve, las partes del templo siguen un eje de simetría, con techos decrecientes en altura y con iluminación cada vez más tenue según se avanza en su interior. Allí, el acceso es cada vez más restringido, en un claro símbolo de la progresión espiritual del fiel en una vida y un mundo concebidos como un largo caminar, similar al recorrido cotidiano del dios Sol en su barca celestial.
    En este tipo de templo destacan los de Tebas -actual Luxor-, consagrados a los dioses Amón, Mut y Khons -en el conjunto arquitectónico llamado Karnak (I)-a los que se une otro templo de Amón: Luxor.
Edificios civiles:
  • Palacios. Poco podemos decir de su organización, estructura, etc… debido a los escasos restos conservados, que no son de la monumentalidad de los edificios religiosos. La razón estriba en los propios materiales con que se realizaron (adobe, madera, etc.), a pesar que debieron ser de una grandeza comparable a muchos templos. Uno de los ejemplos últimamente más estudiados es el del faraón Akhenatón en Tell-el Amarna.
Significación
El carácter de la arquitectura está determinado por unos principios fijados en el Imperio Antiguo y que tienen una clara raíz teológica. Elementos como la geometrización no hacen sino responder como símbolos a leyes cósmicas eternamente válidas. Por ejemplo, al cuadrado, el sagrado nº 4 (puntos cardinales, esquinas del mundo, canopes para vísceras) se añade el 3, bajo la forma de triángulo isósceles. O la estructura de la pirámide asociada a los cultos solares.
El templo se presentaba en la misma línea de significaciones especiales de raíz teológica. Morada de los dioses, organizado para albergar su figura y realizar sus ritos procesionales en un deseo de infundir temor o fe a los asistentes con diversas salas que configuran distintos tipos de espacios, se concibe como una “isla” de orden frente al caos reinante, garante del eterno equilibrio entre el bien y el mal, de forma que éste debía organizarse en torno a esta idea como un auténtico microcosmos rodeado de defensas mágicas encaminadas a evitar el acceso del Caos. La estructura arquitectónica, por tanto, se encaminaba a subrayar esta idea y procuraba la reproducción artificial de la concepción del mundo egipcia. Así pues, se representaba una naturaleza dominada por la acción del Nilo: las monumentales columnas de los templos, papiriformes o lotiformes, imitaban la vegetación, y, en muchas ocasiones, se han encontrado restos de pintura azul en la base de las mismas, simbolizando el agua fertilizante del Nilo; la cubierta de las salas se decoraba con elementos cósmicos, especialmente con estrellas; y el pavimento, generalmente de piedra de color negro, en que se apoyaban las columnas era el fértil limo que personificaba a Osiris. Las defensas mágicas que aislaban el perfecto microcosmos que simbolizaba el eterno fluir del Nilo, se concretaban en los grabados y representaciones simbólicas del muro que presentaban al faraón venciendo a los representantes del Caos, generalmente animales considerados nocivos como el hipopótamo, el antílope o el cocodrilo. La protección mágica se completaba con la delimitación de un témenos o recinto sagrado al que sólo podían acceder los sacerdotes convenientemente purificados.
Igualmente la propia configuración geográfica de Egipto, en torno al Nilo como eje natural explica el recurso a la axialidad (pilonos como ejes del Templo como los valles rocosos que conforman el Nilo) o algunas formas constructivas como la sala hipóstila, eco de un bosque de palmeras.

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