Entre los siglos VIII y VII antes de nuestra era, florece en el valle
del río Nilo, al sur de Egipto, el reino de Meroé, cultura avanzada que
deja necropólis, pirámides, templos siendo gobernados por una dinastía
conocida como los “faraones negros”.
Hoy día, y hasta el 6 de septiembre, en el ala Richelieu del Louvre, está en exhibición esta rica cultura.
“Con motivo de esta primera exposición consagrada a Meroé, capital de
un poderoso imperio instalado sobre las orillas del Nilo, 200 obras
ilustran lo majestuoso de esta antigua civilización, que mezcla
influencias africanas, egipcias y greco romanas”, indica la página del
museo el Louvre.
Explica que, ubicada en lo que hoy es el Sudán, a 200 kilómetros de
Jartum, “la ciudad de Meroé, capital del reino, es famosa por sus
pirámides para reyes y reinas que dominaron la región entre el 270 antes
de Cristo y el 350 de nuestra era”.
La exposición reúne artefactos que ilustran temas de la vida
cotidiana, el artesanado, los sistemas sociales, el poder, el papel de
las reinas, los cultos donde coexisten el Amón (egipcio) y Dionisio
(griego), y el más allá tal como lo concibía el pueblo de Méroé.
Importancia especial se le da al re-descubrimiento de las ruinas de
las pirámides, en 1821 por Federic Caillaud, igual que a las
excavaciones arqueológicas que se iniciaron en el 2007.
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