lunes, 9 de enero de 2012

La mujer en tiempo de los Faraones

La evolución de los derechos de la mujer es en el fondo el objeto de este reportaje. La igualdad estaba establecida. La mujer en casa era dueña absoluta del manejo hogareño y hacía trabajos importantes como ejercer la medicina
En el Egipto antiguo la mujer era igual al hombre. Cuando era todavía muy jovencita participaba en los juegos de sus iguales varones y recibía el mismo trato y educación. De adulta la idea era que se dedicara al matrimonio dentro del cual podía poseer bienes, administrarlos, ejercer profesiones artesanales o intelectuales que otras civilizaciones de la antigüedad reservaban al otro sexo.

Esta constatación ha sorprendido sobre todo en Egipto donde, a pesar de las reformas que Sadat hizo e impuso, la mujer sigue llevando velo y el harem sigue existiendo a cierto nivel. Tras muchos años de estudios, la egiptóloga de origen francés que ha vivido casi toda su vida estudiando pueblos del mundo, Christiane Desroches-Noblecourt, en su obra ‘ La mujer en Tiempos de los Faraones’ , reconstituye la vida cotidiana de Egipto con todo detalle.
En aquellos días, las jovencitas jugaban al borde del Nilo totalmente desnudas al igual que los muchachos de su edad. En su casa o hacienda se entretenían con animales considerados hoy salvajes ?incluidos gacelas, ciervos y jabalíes- les alimentaban y cuidaban de su prole. Era consciente que los jóvenes de ambos sexos subieran a los árboles lo que no resultaba tan riesgoso como hoy.
La enseñanza comenzaba a los cuatro años para las destinadas por sus padres a ser funcionarias públicas de los faraones. Su primera iniciación en la escritura hieroglífica comenzaba a los cinco. A los siete se pasaba a la composición: se estudiaban obras de imaginación inspiradas en la mitología egipcia. Para tener la categoría de escriba ‘ que ha recibido la escritura’ la joven tenía que pasar aun por un ciclo de matemáticas y geometría.
Las mujeres doctoras y la esterilidad
La mujer no podía hacer trabajos duros. Podía en cambio ser doctora en medicina como una dama llamada ‘ Peste’ , cuya historia descubre la autora del libro para ilustrar el caso. Otras mujeres eran intendentes en grandes talleres de hilado y tenían bajo su obediencia a hombres de su edad o mayores. Su remuneración se equiparaba a la de los hombres en la misma situación.
Luego, la mujer se casaba sin imposición de sus padres, lo que ahora parece ser ley en todo el norte de África. Pero debía tener el arte de conservar al esposo. En su casa reinaba en las actividades hogareñas, siempre que supiera imponer su autoridad incontestable. Si la mujer parecía estéril tenia el recurso de una medicina muy adelantada o al final podía recurrir a los magos, los filtros de amor, los antídotos, etc...
Desde muy joven a la mujer le preparaban para el matrimonio y es raro que se hable de poligamia cuando el adulterio estaba castigado severamente
Si quedaba embarazada tenia que cubrir su cuerpo con una especie de varillas mágicas de marfil de hipopótamo que representaba la magia de los genios de la tribu. Dar a luz era una ceremonia religiosa en que ella se sentaba en un sitial especial donde era ayudada por una cohorte de hombres y mujeres. Si quería retener a su marido en casa y evitarle el cometer adulterio ?lo cual era gravísimo- debía saber tocar bien el arpa el instrumento en boga entre la clase media y la alta, y llenar el ambiente de nuevos perfumes que ella misma elaboraba o compraba.

El arte de la coquetería y la infidelidad
Para la mujer egipcia la coquetería era todo una arte. En primer lugar debía cuidar su figura. Las mujeres redondas que abundan hoy en la región no tenían la menor oportunidad de triunfar en el matrimonio si accedían a él. Los hombres preferían mujeres de piernas y figura alargada, poco pecho y pelo claro, según la autora del estudio. Tampoco en eso coinciden con las egipcias de hoy generalmente de talla mediana, bajas y piernas cortas. Los cabellos, trenzados u ondulados con esmero, naturales o cubiertos de finísimas pelucas, completaban o dulcificaban el rostro. En los pies sandalias con correas de cuerdo blanco y en el cuello un pesado collar de grandes perlas. En las manos brazaletes de oro, que cubrían hasta los nudillos.
La egipcia se pintaba los ojos, utilizaba polvos especiales para las cejas y conocía las pestañas artificiales. Se perfumaba mucho para atraer al hombre de la casa porque este podía terminar tomando como favorita a una concubina entre las empleadas y sirvientas. Eso requería una serie de ceremonias para distinguir el hecho del simple adulterio.
La infidelidad estaba considerada como un gran crimen y el adulterio debía ser declarado por un tribunal. No había linchamientos ni apedreamientos por un adulterio, pero los jueces era implacables. Las penas oscilaban para los hombres entre la castración y el exilio, y entre las mujeres, la supresión violenta y sin miramientos de la nariz. Los adúlteros sabían que la pena les iba a seguir durante toda su vida. Si había circunstancias atenuantes ?que la autora del libro no cita- la pena para él era la mutilación de la nariz o las orejas y para ella el destierro a Nubia. Y sin embargo todos los días había juicios por adulterios.
La poligamia ¿Legal o Ilegal?
Existió también la poligamia, pero uno se pregunta si era legal o ilegal, de hecho o jurídica. En la practica, tomándolo de otros egiptólogos, la formula poligámica era legal en ciertos casos codificados. Parece que la monogamia evoluciono hacia otras formas. Pero no existen ejemplos de poliandría como en ciertas tribus de África negra. En Egipto no se dio. En tres milenios solo una mujer llego a la categoría máxima de Faraón.
Ella se llamaba Hatshepsut y la leyenda dice que ejerció el cargo con tanto pragmatismo y autoridad como sus antecesores. Pero el hecho de que fuera una excepción no quita nada a la paridad de sexos de la civilización nilótica. Probablemente la mujer no podía llegar a la máxima categoría política porque la guerra le estaba vedada. En otras civilizaciones como la romana hubo mujeres influyentes como Cleopatra, pero la igualdad entre hombre y mujer no reinó con la categoría de principio como en el mundo egipcio.
De todas maneras el libro de la egiptóloga francesa ha tenido amplia difusión...incluso en Egipto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario